jueves, 31 de marzo de 2011

Sin espacio para la sorpresa.

Si ayer abríamos el plazo para efectuar apuestas, hoy sabemos casi con total seguridad que apostar a caballo ganador nos traerá pingües beneficios. Apostar en contra, nos dejará los bolsillos vacíos.

Según una noticia parecida en Reuters hace escasos minutos, la inflación de la zona euro (que incluye a 17 países) ascendió al 2,6 por ciento. Los profesionales que se dedican a esto habían previsto una inflación del 2,3 por ciento, y nosotros, que vemos los toros desde la barrera y a bastante distancia, avisábamos de que los precios aún no habían incorporado el alza del precio del petróleo.

Como les decía ayer, los dirigentes del Banco Central Europeo ya están buscando el manual de actuaciones, la página donde dice que la inflación esperada no debe superar el 2 por ciento, según el mandato que rige sus decisiones. Saben perfectamente en que página se encuentra la medida a adoptar. “Normalización” es la palabra. Malas noticias. Si todavía existía un mínimo de esperanza, con este dato, prácticamente se la ha enterrado. Sumemos las pruebas de estrés a la banca irlandesa (creo recordar que se publican hoy) y estén atentos para ver como vuelve a sacudirse Europa durante los próximos días.

miércoles, 30 de marzo de 2011

Apuestas.

Se abre el casino. Límite para realizar las apuestas antes del 7 de abril. ¿Subirá el Banco Central Europeo (BCE) los tipos de interés? Una pista; uno de sus miembros, Juergen Stark, nos dice que va siendo hora de que la política monetaria del BCE se dirija “hacia la normalización”. No, no le malinterpreten, dice “normalización”, no “normalidad”, por lo que entendemos (por decir algo) que la política del BCE debe regirse por el libro, por la legalidad, por las “normas”. También nos dice que esta política monetaria se ha vuelto “muy acomodaticia”, vamos, que llevan dos años sin mover tipos y hay que trabajar un poco, no vayan estropearse los engranajes; y por último, que el objetivo prioritario de la institución es la lucha contra la inflación (algo que ya saben los lectores habituales del blog) y los precios de importación están aumentando. Esto último se refiere a que los precios de los bienes y servicios importados traen incorporado el alza de los precios del crudo (también hemos hablado recientemente de ello). Ya saben que la OCDE no está muy de acuerdo con este análisis. Claro que tampoco son infalibles, sino vean lo que ésta decía allá por finales del 2010 (y que casualmente me encontré recogido en un medio de comunicación) sobre los famosos test de estrés a la banca: “los test de estrés estabilizaron la confianza de los inversores”. Estamos a la espera de unos nuevos test, así que la estabilidad debió de ser momentánea.

Pero hoy tenemos otra apuesta, ésta a más largo plazo, que dejaremos recogida en el blog para ver quién se aproximó más en sus previsiones de futuro. El Banco de España augura un crecimiento para nuestro país del 0,8% para el 2011; el Gobierno apostó en su día por un crecimiento del 1,3%, y la OCDE y el FMI con tasas del 0,9% y del 0,7% respectivamente.

La suerte está echada. ¿Qué se juegan a que estas previsiones cambiarán antes de final de año? Que si las variables han cambiado, que si el precio del petróleo ha descendido, que si se ha empezado a crear algo de empleo (el Banco de España lo pronostica para el segundo semestre), etcétera.

martes, 29 de marzo de 2011

Información.

Nos dice el artículo 20.1.d) de la Constitución Española de 1978 que “se reconocen y protegen los derechos a comunicar o recibir libremente información veraz por cualquier medio de difusión”. Lo de “veraz” es cuestionable, pero que se ha llevado meticulosamente a la práctica el hecho de comunicar y recibir información, eso sí es incuestionable.

1.180; no es un número mágico ni el año en el que se produjeron acontecimientos de gran relevancia histórica (al menos no relevantes para el caso, a lo sumo algún cambio de Papa). Se trata del número de canales de televisión existentes en nuestro país. Sólo nos supera Reino Unido (1.222). Inmediatamente detrás se encuentra Italia (1.059), y a mucha distancia el resto de países del entorno europeo (menos de 600 cadenas). Datos que se desprenden del estudio realizado por el Observatorio Audiovisual Europeo.

Debemos reconocer que información no nos debería faltar. El resto son matices (calidad, cantidad, …).

Quizás alguno se sorprenda por el número de canales existentes en el Reino Unido y saque conclusiones erróneas. Tiene cierta explicación, la mitad de esos canales emiten para otros países europeos, es la ventaja de disponer de la lengua de Shakespeare. En España, sin embargo, dice el estudio, que son “particularmente numerosas” las televisiones locales y regionales ¿Particularmente? ¡Es que no nos entienden! ¿Quién no tiene una historia interesante que contar?

Para los interesados dejo el enlace al artículo publicado “España es el segundo país..."

lunes, 28 de marzo de 2011

Hartos.

Para algunos (por no decir para la inmensa mayoría) empezaba a ser sospechosa su actuación. Cuando se aproximaba la fecha de acudir a los mercados de capitales en busca de financiación, aparecían las agencias de calificación emitiendo un comunicado amenazando con rebajar el rating de la deuda pública española, poniendo en cuestión nuestra solvencia. Consecuencia: los españoles teníamos que pagar más intereses. Sí, digo los españoles porque en última instancia somos nosotros los que pagamos. Con otros países sucedía lo mismo. ¿Tendrá alguna relación con el hecho de que sus directivos han obtenido sueldos y bonus récord?

Varias organizaciones, hartos de esta manera de actuar, han dado un paso adelante y han presentado una querella ante la Audiencia Nacional. Consideran que se han podido cometer delitos mediante la alteración de precios en beneficio propio, perjudicando al erario público y a los ahorradores.

Les dejo el "artículo", por si están interesados, que se recoge en la Web de ATTAC.

Las agencias se lo han tomado en serio. De momento han contratado los servicios de dos de los bufetes más prestigiosos de nuestro país.

viernes, 25 de marzo de 2011

Advenimiento.

¡Ya ha nacido! Esta noche pasada los papás lo han presentado al mundo envuelto en una linda manta de algodón. Desconozco el motivo por el cual se le ha ocultado tras este ropaje y apenas se le ha podido ver; quizás sea porque no están muy orgullosos de la criatura, quizás porque presienten más penas que alegrías, porque a un hijo, aunque a primera vista sea feo, se le quiere cuando es deseado por todos los ascendientes.

Definitivamente se le ha puesto como nombre, “Pacto del Euro”. Escondido dentro de un paquete de medidas, destinadas a solucionar el problema de la deuda que afecta a algunos países del continente europeo (cada día aparece uno nuevo en escena), se incluye el controvertido Pacto del Euro.

Nuestros dirigentes de la Unión Europea han anunciado las medidas (no sé porque tanta insistencia en proclamar sus virtudes, salvo que ni ellos mismos se las crean, y ya sabemos que a base de repetir una y otra vez la misma cantinela uno se la acaba creyendo, aunque la realidad sea distinta) como “clave para el futuro”, para “salvar el estado de bienestar social y la protección social”, “un gran paso adelante”, para “garantizar que nuestras economías sean lo suficientemente competitivas para crear empleos y sostener los niveles de vida de nuestros ciudadanos”.

En resumen, y como les había comentado en post anteriores, un menú donde podremos elegir lo que más se acomode a nuestros gustos, menú compuesto por unos principios básicos comunes (para dar una seña de identidad a nuestra gastronomía) y donde “la elección de las políticas específicas necesarias permanece como responsabilidad de cada país”, según reza el documento que servía de base para su aprobación.

En fin, toca esperar de nuevo y prepararse para una nueva avalancha de leyes, decretos, órdenes,…, ¡eso sí!, tras los acalorados debates previos que les acompañarán, en los cuales se incluirán como puntos clave la vinculación de salarios con la productividad, rebajas de impuestos para incentivar la creación de empleo, políticas de lucha contra el fraude, control del déficit público, etcétera, etcétera.

¡Qué bien nos lo vamos a pasar!

jueves, 24 de marzo de 2011

Sin palabras.

Sin palabras, sí. Así se quedó este humilde autor, e imagino que muchos más, cuando leyó en la prensa que la crème de la crème empresarial, las grandes organizaciones de nuestro país, las que cotizan en el selectivo IBEX 35, superaron, en su conjunto, los 50.000 millones de beneficios durante el ejercicio 2010. La noticia no indica si este beneficio es bruto, consolidado, o neto (después de impuestos). Simplemente, 50.000 millones.

Lo cierto es que, para ser sincero, no me quedé sin palabras. A pesar de que la noticia aparecía en las portadas de los medios de comunicación online, los que conocemos un poco como funciona este mundillo, nos sorprendemos menos. Al fin y al cabo es lo que se busca, como dice el refrán, nadie da puntada sin hilo.

Ingresos menos costes, el resultado, el beneficio (obviando impuestos).

Sufrimos un problema de productividad o, si quieren, también de competitividad, según el mantra que se ha instalado recientemente entre la población; como solución se propone, de forma mayoritaria, actuar sobre el sustraendo de la relación anterior, es decir, sobre los costes, para evitar que los costes laborales unitarios crezcan por encima de la productividad.

Curioso. El resultado, una mayor diferencia, un mayor beneficio. Mayores beneficios suponen mayores dividendos a repartir, por lo que se consigue retribuir de forma más generosa al propietario, al dueño, al capitalista.

¿El futuro? Realizando un sencillo ejercicio de imaginación, y considerando que la crisis no afecta a las grandes, obtendremos el próximo ejercicio unos mayores beneficios. Los ingresos de las empresas aumentarán (siempre aumentan, ya sea por incrementos en los precios, ya sea como consecuencia de aumentar su cuota de mercado –clientes-) y los costes también aumentarán, aunque en menor medida (ya saben, indexar salarios a productividad). SOLUCIÓN: conviértanse en capitalistas, compren acciones de las grandes empresas; el mundo económico, financiero y político pondrá todos los instrumentos necesarios para que esos sean los resultados. Con alguna excepción. ¡Y todavía crean un “Consejo Empresarial para la Competitividad”!

miércoles, 23 de marzo de 2011

Toca desmontar.

Llevan días discutiendo y no hay forma, que no se ponen de acuerdo. Después de haber cambiado todo el escenario, de nuevo vuelven las dudas. El Productor quiere subir a escena una obra y el Director del teatro quiere otra. Entre tanto, los actores envueltos en la incertidumbre; los tramoyistas miran de reojo, herramientas en mano, a la espera de un gesto para desmontar el escenario y volver a montar el viejo decorado.

Polémica servida. La fecha se aproxima.

El presidente del Banco Central Europeo (BCE), el Sr. Trichet, sigue en sus trece, arre que arre. Las condiciones se mantienen y, por tanto, no hay nada que añadir a su última declaración de intereses (subida de tipos de interés). El miedo a la inflación sigue siendo el eje sobre el que giran las medidas a adoptar.

Por su parte, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) considera que las expectativas de inflación no suponen mayor riesgo. El aumento del precio del barril de petróleo es transitorio y no supondría mayor problema en el crecimiento de la economía mundial, como mucho unas décimas. Sin embargo, una subida de tipos dañaría la inversión y el consumo, lo que traería efectos perniciosos sobre el crecimiento, sobre el PIB.

En resumen, tendremos que esperar hasta abril para poder ver los carteles publicitarios de la obra a representar. Mientras tanto, los principales afectados, los actores y el director de la obra, esperan con los nervios a flor de piel sin saber que escenas tendrán que ensayar. Los tramoyistas descansan, bocadillo en mano, a la espera de una nueva orden.

¡Bienvenidos al mayor espectáculo del mundo!

martes, 22 de marzo de 2011

El Oráculo.

N.I.C., acrónimo de National Intelligence Council, o también, Centro de Pensamiento Estratégico.

Este organismo, dependiente del Gobierno de EEUU, publicó en 2008 un informe con el título “Global Trends 2025: A transformed World” (Tendencias globales 2025: un mundo transformado), en el que se resalta la idea de que en un futuro inmediato el mundo se enfrentará a disrupciones, turbulencias, caos y violencia.

Se recogen en el informe algunas certezas (eso sí, relativas) e incertidumbres que modificarán, o ya están modificando, el contexto mundial. Como dicen los autores del libro “La ciencia del caos”, Philip Kotler y John A. Caslione, el mundo ha entrado en una “nueva normalidad”.

Hoy les dejo en el blog una de estas certezas (relativas) que se recogen en el informe. El propósito es que dentro de unos años, si este proyecto continua vigente y todavía mantengo algún lector actual (amén de añadir alguno más), podamos echar un vistazo hacia atrás y así poder comprobar hasta donde han llegado las previsiones actuales.

Certeza:
Sistema multipolar con el crecimiento de países como China, India y otros. El relativo poder de los actores no estatales (multinacionales, tribus, organizaciones religiosas e, incluso, redes criminales) también irá en aumento.
El cambio brusco y sin precedentes de riqueza relativa y poder económico de Occidente a Oriente, actualmente en curso, continuará.
EEUU seguirá siendo el país más poderoso, aunque será menos dominante.

Como es fácil imaginar, estas certezas tendrán un impacto probable en las relaciones entre los diferentes agentes mundiales, impacto que también es recogido en el informe:

En 2025 el poder estará mucho más repartido, los nuevos actores aportarán sus normas al juego y los riesgos aumentarán en la medida en que las alianzas occidentales tradicionales se debiliten.
Muchos países se sentirán atraídos por el modelo de desarrollo alternativo de China.
Los alicientes para una mayor estabilidad geopolítica serían mayores si algunos países invirtieran más en el bienestar económico.
La transferencia (de riqueza) reforzará estados como Rusia, que querrá desafiar el orden occidental; (…) pueden forzar a EEUU a un difícil juego de compensaciones entre prioridades políticas domésticas y exteriores.

El Oráculo ha hablado, aunque no proceda de Delfos.

lunes, 21 de marzo de 2011

Otro escenario.

Llegó la primavera, ¡al fin!; esa bella estación en la que se juntan nuestros deseos de quitar y guardar en el armario los pesados abrigos y húmedos chubasqueros, con el aumento de riesgo de sufrir alergias, catarros, subidas de tipos de interés,… ¡Ah! no, esto último parece que ha cambiado recientemente, el escenario que se nos presenta ya no es el mismo que el que habíamos visto la última vez que nos asomamos al teatro. Los tramoyistas, en un rápido ejercicio de prestidigitación, han procedido a modificar el escenario. El motivo, la última tragedia acaecida en el país del sol naciente. Otra obra, aunque de similares características, se subirá a escena; los actores, los mismos.

El temblor y la temida fusión nuclear han “relajado” a los mercados. Sí, como lo leen; las hordas especuladoras se han encontrado con un panorama con el que no habían contado y se han visto obligadas a relajar sus presiones. De momento plantean retirarse a evaluar el nuevo escenario y estudiar una nueva estrategia.

Claro que, aunque el grueso del ejército se mantiene a la espera de nuevas órdenes, algunos grupos aislados siguen haciendo de las suyas allí donde el enemigo es más débil, donde más está sufriendo. Mientras el Banco Central Europeo (BCE) se replantea la estrategia de subidas de tipos de interés ante las nuevas condiciones (el precio del barril de petróleo se ha relajado, las presiones inflacionistas se suavizan, el Euribor frena su escalada), los grupos guerrilleros, a los que no han llegado las noticias (o que parece mantienen su propios objetivos), atacan sin piedad, con saña y con mayor crueldad. Estos grupos se conocen con el nombre de Bancos. Diferenciales del 0,75 sobre el Euribor se han convertido en diferenciales del 2 ó 3%, con lo que contratar préstamos hipotecarios en algunas entidades financieras puede suponer pagar tipos en torno al 5%. Se denomina “prima de riesgo” o, como diría Darwin “selección natural”.

viernes, 18 de marzo de 2011

Otra Ley.

Otra más. Vivimos momentos de creación normativa. Para que luego digan que los políticos no trabajan.

“Ley de Economía Social”, así se llama. Pionera en la Unión Europea. También somos creativos, con iniciativa.

Al margen de su contenido, que analizaremos en su momento, lo destacado es que ha sido aprobada por “unanimidad”; recalco, por U-NA-NI-MI-DAD. Todos los grupos políticos se han puesto de acuerdo. Indudablemente han existido algunas críticas, no muy duras, más bien algunos matices: “esta ley buena podría haber sido excelente”.

Economía social, conjunto de entidades no pertenecientes al sector público que con funcionamiento y gestión democráticos e igualdad de derechos y deberes de los socios, practican un régimen especial de propiedad y distribución de las ganancias, empleando los excedentes del ejercicio para el crecimiento de la entidad y mejora de los servicios a la comunidad. Así es definida por la “Charte de l’économie sociale” en Francia, y recogida en el preámbulo del proyecto de ley.

El sector social, formado por 45.000 empresas en las que participan trabajadores, consumidores, … ha conseguido NO despedir a ninguno de sus más de dos millones de trabajadores en 2010.

Un indicio, o como se dice en el mundo de la empresa, un nicho, donde se puede encontrar uno de los pilares de la recuperación económica.

jueves, 17 de marzo de 2011

Ley III.

Artículos 107 y 108.

No se preocupen, no pretendo transcribirlos literalmente, todavía quiero mantener a los lectores fieles.

Los artículos inciden en una serie de políticas que deberían llevar a cabo los poderes públicos para conseguir, ¡atención!, “medios urbanos sostenibles”. ¿Cuáles son los fines que deberían buscar? Algunos son:

Posibilitar el uso residencial (el domicilio habitual, nuestro querido hogar) en un contexto urbano, seguro, salubre y adecuado, libre de ruidos (me estoy acordando de algunas personas) y otras inmisiones contaminantes (se refiere a aquellos que superen los límites legales establecidos; un núcleo urbano sin ruidos y sin contaminación sería una utopía). Además, se busca que las viviendas estén provistas del equipamiento, servicios, materiales, etcétera, que eliminen (utilizando la mejor tecnología existente) las emisiones contaminantes, y minimicen el consumo de agua, energía y la producción de residuos.

Por otro lado, las políticas que se elaboren deben favorecer la implantación de actividades generadoras de empleo estable (primero deberán contar con infraestructuras, dotaciones y servicios).

Se potenciará la utilización de medios de transporte público más eficientes energéticamente y menos contaminante.

Se deberá favorecer la aproximación de servicios y dotaciones a la comunidad residente, evitando desplazamientos innecesarios (me temo que deberán hacerse muchos cambios antes de que esto sea posible; ¿pueden imaginarse la cantidad de demandas que existen para dotar a las poblaciones urbanas de servicios concretos?).

También es interesante el hecho de que para llevar a cabo estas actuaciones, la Administración General del Estado en colaboración con las Comunidades Autónomas y las Administraciones Locales (Ayuntamientos) pondrán en marcha un “Sistema Informático General” en el que se recogerá un censo de construcciones (edificios, viviendas, locales,…) desocupadas, así como aquéllas que precisen mejoras o rehabilitación. Asimismo se crearán “mapas de ámbitos urbanos” que precisen planes de rehabilitación o actuaciones de renovación por estar obsoletos, desfavorecidos o que tengan dificultades (habrá que indagar más en este concepto de “ámbito urbano con dificultades”).

Y por último, los ciudadanos tendremos derecho a obtener por medios electrónicos toda la información urbanística respecto a la ordenación del territorio llevada a cabo por las distintas administraciones.

En definitiva, mucha labor por delante. Esperemos, como suele decirse, que no quede en papel mojado.

miércoles, 16 de marzo de 2011

ITF.

¿Dónde estábamos? Era martes de carnaval y, ya se sabe, cuando hay fiestas en este país la actualidad deja de ocupar el primer plano. Lo cierto es que casi se nos pasa, en parte porque tampoco he podido verlo reflejado en los medios de comunicación de mayor difusión. Eso sí, gracias al artículo publicado en la página Web de ATTAC he podido hacerme eco del acontecimiento.

Hablo del ITF, o también, Impuesto sobre las Transacciones Financieras. Un impuesto al sistema financiero.

El Parlamento Europeo aprobó el día 8 de marzo una resolución para que la Unión Europea, a través de los procesos legislativos correspondientes, incorpore dicho impuesto a nivel de toda la Unión; más allá, de momento, es difícil, EEUU se opone.

Uno de los párrafos de dicha resolución dice “…mejoraría el funcionamiento de los mercados al reducir la especulación y contribuiría a financiar bienes públicos mundiales y a reducir los déficits públicos…”.

360 votos a favor y 299 en contra. Los parlamentarios europeos del Partido Popular han votado en contra.

martes, 15 de marzo de 2011

Ley II.

Ley de Economía Sostenible.

Les comenté días atrás que intentaría desgranarla de forma amena, ya que se ha constituido, o pretende constituirse, en una de las piezas más importantes de la Estrategia de recuperación de nuestra economía. Conseguir que un texto normativo se convierta en algo fácil de digerir es un reto, así que espero no aburrirles.

Desde su entrada en vigor, los poderes públicos, ya pertenezcan a la Administración Central, Autonómica o Local, deberán guiarse en sus actuaciones por unos principios (de entrada, ya me vienen a la cabeza muchas actuaciones realizadas en muchos Ayuntamientos):

Mejora de la competitividad (de las empresas). En particular a través de la formación, la investigación, la innovación y el uso de nuevas tecnologías. Los que hayan leído el post de ayer recordarán que en él cuestionaba la búsqueda de una mayor competitividad en base a la reducción de los costes laborales unitarios como centro de actuación. No es la única forma y creo que la ley es bastante transparente al respecto: formación, investigación, innovación, nuevas tecnologías.

Estabilidad de las finanzas. Manteniéndola en el tiempo.

Racionalización de las Administraciones Públicas. Simplificación y sostenibilidad de la estructura. Diputaciones, Ayuntamientos (por poner un ejemplo), ¿serán capaces?

Estos dos últimos principios son bastante clarificadores del camino que se pretende seguir.

Fomento de la capacidad innovadora de las empresas. Políticas de apoyo a la investigación y a la innovación con el fin de aumentar su competitividad (lo dicho, otro ejemplo más).

Ahorro y eficiencia energética. Se deberá propiciar la reducción de costes, atenuando la dependencia energética y preservando los recursos naturales (no se trata sólo de reducir la velocidad en autopistas y autovías).

Promoción de energías limpias, reducción de emisiones y eficaz tratamiento de residuos.

Racionalización de la construcción residencial. El objetivo es centrarse en las necesidades de la población (este concepto deberá ser muy bien desarrollado para evitar malas interpretaciones), la rehabilitación de viviendas y núcleos urbanos, la protección del medio ambiente y el uso racional de los recursos económicos.

Extensión y mejora de la calidad de la educación e impulso de la formación continua. El objetivo, la mejora de la cohesión social y el desarrollo personal de los ciudadanos.

Fortalecimiento y garantía del Estado social. Conciliar progreso económico con la mejora de las prestaciones sociales, manteniendo su sostenibilidad.

Estos principios deberían (condicional) ser la base de cualquier actuación que propiciaran las Administraciones Públicas, y vuelvo a repetir, sea cual sea el ámbito territorial de competencia. ¿Posible? Nueve principios que deberían estar presentes y colgados en letras grandes en todos los edificios en los que se tomen decisiones que afecten a los ciudadanos.

lunes, 14 de marzo de 2011

Las que faltaban.

Paguemos la deuda pendiente, uno tiene que ser fiel a su palabra. Con anterioridad les había hablado de la propuesta número 9. Quedaban otras ocho por analizar. Me estoy refiriendo a las propuestas realizadas por la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (FEDEA) para la reforma de la negociación colectiva en España, y, como ya les había comentado, debido a la importante influencia que suele tener esta Fundación, creo que es interesante conocer por donde van a ir los tiros.

Sinceramente, la mayoría de las propuestas efectuadas requerirían un análisis más profundo que cae fuera de las intenciones de este blog. Por este motivo me limitaré a aquéllas que tienen, en mi opinión, una influencia más directa en la población. El resto afectan más a la formas que a la negociación en sí.

En uno de los apartados recogidos en la introducción del documento se dice que “La salida de la crisis requiere una profunda reasignación sectorial del empleo y un aumento sustancial de la flexibilidad interna de las empresas”. Reasignación y flexibilidad (conceptos clave), “…inviables con la estructura y contenidos actuales de la negociación colectiva”, “…generan una alta persistencia de la inflación, pérdidas de competitividad, un bajo crecimiento de la productividad y una excesiva volatilidad del empleo”.

Sin entrar a valorar la veracidad de estas afirmaciones (habría mucho que hablar), las propuestas son:

Propuesta 1. Concurrencia entre convenios.

Se propone que la negociación dentro de cada empresa tenga la misma relevancia que la negociación en ámbitos superiores. Se considera que empresarios y trabajadores tienen muy complicado negociar en el ámbito de la empresa cambios mutuamente beneficiosos de las condiciones de trabajo (bastante curioso este punto; suena raro que dos partes no puedan alcanzar acuerdos cuando ambas salen ganando).

Propuesta 2. Acuerdos de no aplicación del régimen salarial.

La propuesta viene a decirnos que los acuerdos que existan en las empresas se renueven de forma indefinida si las causas que los originaron continúan vigentes.

Propuesta 5. Limitación de la ultraactividad.

Al parecer, los convenios generan una gran inercia en las condiciones de trabajo que impide a las empresas actuar con rapidez ante los cambios externos que se producen. Ante esta situación acuden al despido con gran asiduidad, sin plantearse otras medidas.

La propuesta hace hincapié en que transcurrido un año sin alcanzar un nuevo acuerdo de convenio las cláusulas del actual decaerían (según la Real Academia de la Lengua: perder alguna parte de las condiciones o propiedades que constituían su fuerza, bondad, importancia o valor).

Propuesta 6. Objetivo de competitividad.

La economía española padece un problema de competitividad; los costes laborales unitarios se han incrementado durante los últimos años con respecto a la media de la zona euro.
La propuesta busca que estos costes crezcan a un ritmo inferior a los de los países más competitivos. (No es el único modo de conseguir una mayor competitividad, pero, en fin, parece la más fácil).


El resto de propuestas hacen referencia a la implantación de un árbitro ante la aparición de discrepancias en la negociación, a la representatividad de las empresas y los trabajadores en número suficientemente amplio, a la creación de un foro anual de competitividad y una agencia independiente que se encargue de recolectar y distribuir datos.

En definitiva, estas son las propuestas (junto a la número 9 ya comentada) que posiblemente vayan a formar parte de las discusiones en un futuro reciente. Estemos o no conforme con los análisis realizados sobre la situación económica, estoy seguro de que veremos en los medios de comunicación bastantes referencias a estas propuestas. Es tiempo de cambios.

sábado, 12 de marzo de 2011

Otra vuelta a la tortilla.

Francamente, al final se nos va a pasar y conseguiremos que nadie se la trague.

A estas alturas de la película, uno empieza a estar un poco hastiado, tanto de la situación como de las formas. Primero se suelta un globo sonda para comprobar hasta donde se puede llegar sin herir a nadie; después, y vistas las posibles consecuencias, se suaviza el discurso para tranquilizar al personal, y, por último, cuando se ha alcanzado una relativa paz, vuelven a la carga con las medidas iniciales, pero disfrazadas.

De entrada se le cambia el nombre, “El Pacto del Euro” frente al anterior de “El Pacto de Competitividad”. Sus razones tendrán, aunque el común de los mortales no sea quien de comprenderlas (quizás para despistar al personal).

Cuando parecía que se abandonaban ciertos puntos conflictivos (salarios/productividad, límites constitucionales al déficit público, reformas de los sistemas de pensiones y de protección social, …), o, al menos, se suavizaban, vuelven a acaparar el protagonismo perdido. Forman parte de un conjunto de “compromisos comunes”, así los llaman. Sí, compromisos comunes que se incluyen en un menú, para que cada país de la zona euro elija los que más le gusten. Reformas a la carta: elija lo que más se adapte a sus necesidades. Esto es lo que proponen los ¿líderes? de los países de la zona euro para salir de la crisis. Una vez elegidos los platos más apropiados para nuestras costumbres, los presentaremos en la próxima cumbre de la UE para su aprobación, el día 24 de marzo ¿Por qué?, se preguntarán algunos; simplemente para que la “Valkiria” (aunque el término tiene su origen en las deidades nórdicas nosotros nos quedamos con las germánicas) acepte ampliar y flexibilizar el Fondo Europeo de Rescate hasta los 500.000 millones de euros, principal contribuyente (en la actualidad dicho fondo solo está disponible por 250.000 millones). También se espera que acepte reducir el coste para los países que han acudido a él: Grecia e Irlanda.

En fin, que volvemos a las andadas. A este ritmo, con idas y venidas, cuando sean capaces de tomar una decisión al respecto, se encontrarán con que sus estrategias deberán ser reformuladas ante la nueva situación.

viernes, 11 de marzo de 2011

Ley I.

Tenemos en marcha una nueva ley; mejor dicho, ha entrado en vigor el 6 de marzo la Ley 2/2011, de 4 de marzo, de Economía Sostenible, tras su publicación en el BOE el día 5 de marzo.

Aproximadamente son unas 200 páginas llenas de reformas e iniciativas con la intención de colaborar en la creación de un “nuevo crecimiento equilibrado y duradero”, “sostenible”, tanto en lo económico (mejora de la competitividad, innovación y formación), medioambiental (gestión racional de los medios naturales que permita nuevas actividades y empleos) y social (igualdad de oportunidades y cohesión social).

Lo cierto es que la ley da mucho juego. Hace hincapié en numerosas reformas que buscan, según el preámbulo, “incentivar y acelerar el desarrollo de una economía más competitiva e innovadora”. Si el tiempo lo permite, intentaré mostrarles, sin entrar en farragosas explicaciones llenas de tecnicismos, algunos aspectos interesantes que se pretenden desarrollar; interesantes porque nos afectan de manera directa, y, además, estoy seguro de que muchos no disponen ni de tiempo ni de ganas para profundizar en un mar de artículos, capítulos, títulos,...

Hoy les quiero mostrar una de las reformas que se recoge en el capítulo III del Título I de la Ley: “Mercados Financieros”, concretamente en el artículo 29; ¿por qué? Porque hace referencia a la protección de los usuarios de servicios financieros, ¿quién no ha sido alguna vez usuario de servicios financieros?

Dice la Ley que nuestros queridos bancos (en realidad Entidades Financieras) deberán obtener información suficiente para evaluar la solvencia del potencial cliente antes de celebrar un contrato de préstamo (se supone que antes también lo hacían, a pesar de los resultados). Las prácticas que utilicen para conceder los préstamos serán públicas, se recogerán en la memoria anual que deben presentar de forma obligatoria (transparencia).

Sin embargo, y con toda seguridad, lo más interesante desde nuestro punto de vista es lo siguiente, la “obligación” que tendrán los bancos de facilitar a los clientes, de forma previa a la firma de cualquier contrato, las explicaciones “adecuadas” para que podamos evaluar si los productos que nos ofrecen se ajustan a nuestros intereses, necesidades y situación financiera, haciendo especial referencia a las “características esenciales” y a los “efectos específicos” que puedan tener sobre el consumidor, en especial las consecuencias que se producirían en caso de impago.

El Ministerio de Economía y Hacienda deberá aprobar las normas que garanticen la “protección” de los usuarios en sus relaciones con los bancos. Plazo 6 meses. Estaremos pendientes, por lo que nos afecta.

jueves, 10 de marzo de 2011

No nos entienden.

Paradójico. Mientras que vuelven a primer plano las agencias de calificación, aquellas que dictaminan de alguna manera nuestra capacidad de solvencia, en este caso me refiero a la agencia Moody’s, que ha rebajado el rating a España, justificando su decisión en las diferencias con el Gobierno en la estimación del coste de la reestructuración del sistema financiero español, pues bien, como decía, mientras desde fuera desconfían de nuestra capacidad de predicción, nos encontramos con que este nuestro gobierno, o mejor dicho, los expertos que elaboran las previsiones del Ministerio de Economía y Hacienda respecto a la evolución del PIB (Producto Interior Bruto) han acertado en sus estimaciones más que cualquier otro analista, salvo excepción de unos pocos, según un informe publicado por la escuela de negocios ESADE.

Curiosamente, los que más se han desviado en sus previsiones respecto a la evolución del PIB español han sido la OCDE (la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico) y el FMI (el Fondo Monetario Internacional), los que más revuelo causan cuando se suben a la palestra, los que dan consejos (por llamarlos de alguna forma) sobre las medidas a implantar. ¿Será que más allá de nuestras fronteras no nos entienden, que nuestra peculiar estructura organizativa es muy compleja para el resto del mundo? Ayuntamientos, Provincias, Comunidades Autónomas, Bancos, Cajas de Ahorro, … ¿Seremos tan diferentes?

miércoles, 9 de marzo de 2011

Sorpresa, relativa.

Ayer les comentaba que estábamos a la espera de la publicación por parte de FEDEA (La Fundación de Estudios de Economía Aplicada) del documento que habían elaborado y que recogería las propuestas respecto a la reforma de la negociación colectiva en España. La indexación de los salarios a la productividad en lugar de a la inflación esperada se había convertido en uno de los puntos de reciente actualidad (y conflictivo).

Pues bien, el documento contiene nueve propuestas, que iremos desgranando en sucesivos posts; pero hoy nos pararemos en la propuesta número 9 (empezamos por el final, siempre con buenos principios): “cláusulas de revisión”.

Pero antes de continuar, y para aquellos que desconozcan que significa esta cláusula, decirles que se trata de un concepto que se incorpora a la mayoría de los convenios colectivos que se firman con una vigencia superior a un año. El objetivo es mantener el poder adquisitivo de los salarios, evitar que la inflación se coma el aumento de los salarios pactado; es decir, si se ha pactado un 2% de aumento de salario a principios de año y la inflación anual ha sido del 3,5%, se activaría esta cláusula y se procedería a revisar el aumento del salario para que éste no pierda poder adquisitivo. También afecta a las pensiones de jubilación e invalidez. Sin embargo, salvo que alguien me corrija, los funcionarios públicos no tienen esta cláusula.

Aclarado este concepto (o eso pretendía), la propuesta número 9 es: “no incluir en los convenios colectivos cláusulas de revisión automática de los salarios” (adiós al IPC). Pero (siempre hay un pero), en el supuesto de que no fuera posible adoptar esta medida (¿por conflictiva?) se debería utilizar un IPC (Índice de Precios al Consumo) que se corresponda con la “inflación subyacente” ¿Cuál es esta inflación? Aquella que no incorpora en su cálculo, o excluye, los bienes y servicios cuyos precios son más volátiles (por ejemplo, la energía, ciertos productos agropecuarios, …). Indudablemente esta inflación subyacente es menor que la inflación general, por lo que los salarios se incrementarían (en su caso) en menor medida que la inflación general. Por ejemplo, si esta última es del 3% y la subyacente del 1,5%, las cláusulas de revisión tomarían la subyacente (parece injusta desde el punto de vista del consumidor, un incremento de precios y, sin embargo, una pérdida adquisitiva de su salario).

Tenemos otra sorpresa en la propuesta, el “carácter simétrico”; si la inflación subyacente es inferior a la que se preveía en la negociación inicial, se aplicará la publicada, no la pactada.

Y recuerden que las propuestas de esta fundación tienen gran repercusión.

martes, 8 de marzo de 2011

Insisten.

Se ha puesto de moda, y por mucho que intentemos mirar hacia otro lado o apartarla de nuestra presencia, se muestra una tarea un tanto ardua. Productividad. Sí, me repito, pero es el tema del momento.

El grupo de los cien economistas tiene previsto hoy realizar una presentación a la sociedad dando a conocer sus propuestas. Esperaremos.

Los ministros de trabajo en la Unión Europea están estudiando y analizando diversas fórmulas que les permitan conseguir un consenso lo más amplio posible para dar un impulso al llamado Pacto de Competitividad.

Y alrededor de todo gira un concepto: Productividad.

Bien, el concepto más genérico es aquel que define a la misma con la capacidad relativa de producción de un determinado factor. Suele expresarse por el cociente entre el valor de lo producido y el coste de los recursos necesarios para ello.

Pero, como ya he comentado en alguna ocasión, se trata de un concepto complejo, máxime cuando dentro de una empresa u organización se producen diferentes subprocesos: compras, producción, comercialización, financiación, ventas, …, lo que da lugar a la posibilidad de obtener productividades parciales, sin olvidarnos de la productividad de un sector, de una región, etcétera.

Insisto ¿Cómo calcular la productividad para indexar las revisiones de los salarios? ¿Se puede aplicar el mismo índice de productividad a dos o más empresas del mismo sector?

En 1977 la Oficina Internacional del Trabajo emitía un informe en el que nos indicaba que la falta de productividad en las empresas tenía como elemento fundamental un excesivo consumo de trabajo, es decir, el trabajador pasaba más horas de las necesarias en su puesto para obtener un producto ¿Por qué?: deficiencias en el diseño o en la especificación del producto, deficiencias en los métodos de trabajo, deficiencias en la dirección, y tiempo improductivo del trabajador. ¿Se han solucionado estas causas? Mi experiencia me dice que no, al menos en la mayor parte de las pequeñas y medianas empresas, que recordemos forman el grueso del tejido empresarial de nuestro país.

Tampoco podemos olvidar lo que nos dice la Teoría Económica: al agregar ilimitadamente factores de producción a un proceso no crecen en la misma proporción los bienes producidos. Existen limitaciones, físicas o tecnológicas, que, una vez superado cierto nivel, impiden que la producción se incremente más. Es decir, que llegados a un punto, para conseguir aumentar la productividad será necesario reducir costes ¿Cuáles? Imagínenlos.

¿Complejo? Pues prepárense, los salarios pretenden ser indexados a este concepto. Supongo que los pequeños empresarios estarán ansiosos porque llegue el momento, y los trabajadores.

lunes, 7 de marzo de 2011

Despacito, despacito.

La noticia del día es la reducción temporal del límite de velocidad en autopistas y autovías a 110 km/h. Medida impopular por lo que puede desprenderse de los diferentes medios de comunicación.

Durante la semana pasada un medio de comunicación realizó una prueba para calcular el ahorro que se producía al recorrer la distancia de 500 kilómetros a una velocidad de 110 km/h. El resultado, según ese medio, fue de 2 euros. Como podrán imaginarse, el resultado ha corrido como un reguero de pólvora, diría más, se ha convertido en un chiste o burla sobre el “gran ahorro” que se obtendrá con la medida.

Vamos a sacar alguna conclusión de este chiste.

Primero.- Como he podido escuchar a un analista, las medidas de ahorro energéticas están bien cuando afectan a los demás, no cuando me afectan a mí.
Segundo.- Debemos alegrarnos de disponer de una red viaria con tantos kilómetros de autovías y autopistas; síntoma de progreso. A la vista del revuelo, la mayor parte de los conductores deben utilizarlas de forma habitual ¿seguro?
Tercero.- La tan ansiada convergencia con los países más desarrollados está cada vez más próxima; al menos el límite de velocidad lo compartimos con Reino Unido y Suecia.
Cuarto.- Un simple ejercicio de cálculo, imaginativo, al que podrán añadirle todos los matices que deseen. 2 euros de ahorro en 500 kilómetros. Teniendo en cuenta que el 45%, aproximadamente, son impuestos, nos encontramos con 1,38 euros de ahorro sin impuestos.
En nuestro país, y si los datos no son erróneos, contamos con un parque automovilístico de 28.000.000 de vehículos. Para nuestro ejercicio de imaginación consideremos que sólo circulan de forma diaria la mitad, 14.000.000 (para ajustar un poco los cálculos, no todos realizan 500 kilómetros diarios).
14 millones de vehículos ahorrando 1,38 euros diarios nos da como resultado 19.000.000 de euros diarios. ¿Sigue pareciéndoles un chiste? Teniendo en cuenta que habrá que adquirir el combustible con anterioridad y pagarlo, posiblemente acudiendo a los mercados financieros (otra vez) en busca de financiación, la factura para nuestro país es considerable.

Pero, en fin, sólo es un ejercicio de imaginación aprovechando una gracia que circula por nuestro país. Carnaval. Eso sí se nos da bien.



P.D.: volviendo al ahorro de 2 euros; si el vehículo tiene que recorrer 500 kilómetros durante 20 días al mes, se ahorrará con la medida 40 euros, siempre que no tenga que hacer el camino de vuelta, en tal caso serían 80 euros. Una insignificancia, al parecer. Pero a mí me sirven para llenar el depósito.

viernes, 4 de marzo de 2011

El lobo.

Ahí está. El terreno se encuentra preparado para cuando llegue la hora.

Alguno ya lo habrá podido leer en prensa. Lo veníamos anunciando: “una subida de los tipos de interés el próximo mes es posible, aunque no es seguro” (Trichet, Presidente del Banco Central Europeo).

Sí, se le ven las orejas al lobo, se teme a la inflación a medio y largo plazo; los indicios se van convirtiendo en realidades a pesar de que no se querían reconocer. A estas alturas ya saben que el objetivo principal del Banco Central es su lucha contra el incremento de precios en la zona euro: mantener esta suba por debajo del 2%.

Todavía falta incorporar el precio del crudo en el próximo IPC, sin olvidar el efecto continuo de la subida de los precios de los alimentos importados. El problema: que estas subidas se trasladen a la economía de la zona euro, lo que se conoce como “efectos de segunda vuelta”; los precios suben, no por la interacción de la oferta y la demanda, sino porque incorporan el aumento de precio de los elementos importados.

El arma para combatir la inflación: subida de tipos de interés. Evitar un recalentamiento de la economía le llaman algunos (en la situación actual suena a chiste). Algunas consecuencias: mayores costes para los fabricantes, mayores costes en las hipotecas (no se olviden de que el Euribor está íntimamente ligado), menores ventas, menor producción, menor empleo, … En unas economías deprimidas, sin mucha confianza en el futuro a corto plazo, poner trabas no parece ser un buen remedio.

Pero como todo es relativo, y los milagros también existen (por llamarle de alguna manera), no todo va a ser negativo: una subida de tipos de interés atrae capitales a la zona euro (máxime cuando en otros lugares los tipos son muy bajos) en busca de mayores rentabilidades. Para invertir en la zona se necesita cambiar divisas por euros, lo que lleva a éste a revalorizarse (ya saben, cuando hay demanda, los precios suben ante la escasez de la oferta); y estas son buenas noticias sobre todo respecto al cambio con el dólar ¿En qué divisa se paga el barril de petróleo? En dólares. Una revalorización del euro respecto al dólar hace que el barril de petróleo nos salga más barato.

Sólo falta que los problemas en los países árabes se tranquilicen un poco (o se deje de especular con el precio del petróleo) y ya podemos volver a correr en autovías y autopistas; aunque no sé para qué tantas prisas, muchos no tienen a donde ir.

jueves, 3 de marzo de 2011

Más estrés.

4 de marzo. Arranca un nuevo proceso de “Test de Stress” para las entidades financieras de mayor tamaño de la Unión Europea. El primero fue una pantomima, a la vista de lo sucedido posteriormente, ¿y el segundo?

El Banco Central Europeo (BCE) ha diseñado las pruebas a las que se someterán los grandes bancos. Algunas de las variables que se utilizarán hacen referencia a los precios de las viviendas (caídas, por supuesto) y a los tipos de interés.

Según se puede leer en prensa, todavía están en proceso de creación los escenarios (recuerden que estas pruebas son una simulación), a los cuales podrán contribuir las entidades con sus aportaciones (¿volvemos a la transparencia?).

Hasta junio no se conocerán los resultados ¿Apuestas?

¿Serán los bancos solventes ante situaciones adversas y extremas?

¿Caerán algunos? Es decir, ¿suspenderá alguno las pruebas?

La credibilidad del Banco Central Europeo está en juego: si pasan todos sin problemas y posteriormente (como ya ha sucedido) aparece uno con dificultades ¿qué sucedería?; por el contrario, si uno de estos grandes bancos no supera las pruebas ¿qué mensaje se lanzaría al mercado? ¿Se produciría un nuevo terremoto? ¿Sacrificarán a uno de estos grandes para tranquilizar al mundo financiero?

¿O jugará el Banco Central Europeo con un as en la manga? ¿Tendrá información relevante que desconocemos?

¡Cuántas preguntas!

miércoles, 2 de marzo de 2011

Otro pacto (II)

Sabía yo que muy lejos no podría ir, y no es porque tenga una gran clarividencia o más luces que el resto de los mortales. Pero el tema presentaba ciertas aristas que parecían muy afiladas y se corría el riesgo de sufrir importantes daños; a veces sólo se trata de tener una perspectiva un poco distante de la ingente cantidad de datos y problemas que se nos presentan, de marcar una distancia que no esté ni tan alejada ni al mismo tiempo tan próxima que distorsione los rasgos esenciales. ¿Se acuerdan del Pacto de Competitividad? (el que pretendían imponernos el eje franco-alemán). Al parecer se le ha lavado la cara, peinado y perfumado para que no presente una imagen un tanto, iba a decir desaliñada, pero me quedo con agresiva.

El Presidente del Consejo Europeo, el Sr. Van Rompuy, y su equipo, han creado un borrador del mencionado pacto para que sea aprobado el próximo día 11. La idea, el espíritu, es la misma, pero sin agresividad. Un poco más de diplomacia.

Los puntos conflictivos se han diluido como azucarillos: indexar salarios a la productividad se ha convertido en una sugerencia, primando el respeto a la tradición de los distintos países a la hora de la negociación colectiva (vamos, que les sugerimos que busquen fórmulas alternativas para revisar los salarios, a ser posible eliminando la referencia al IPC, pero es problema suyo el como hacerlo, no nuestro, allá se entiendan). ¡Otro conflicto en casa! El otro punto, incluir en las constituciones la “obligatoriedad” de establecer un límite al déficit o a la deuda pública, se ha transformado en un “compromiso” por parte de los países bajo un sistema propio que asegure la consecución de este “compromiso” (Ídem, arréglenselas como puedan, pero comprométanse a no despilfarrar).

Veremos que pasa el día 11. ¿Será un disfraz?

martes, 1 de marzo de 2011

Para arriba.

No hace mucho, el Banco Central Europeo (BCE), a través de su presidente el Sr. Trichet, nos decía que no existían motivos suficientes para estar preocupados ante la escalada de inflación en la zona euro; las consecuencias inmediatas fueron el mantenimiento del tipo de interés en el actual 1%.

Ayer se ha publicado de nuevo la inflación de la zona euro: 2,3%, por encima de lo que se esperaba ¿Seguirá el BCE utilizando el mismo discurso? Tendremos que esperar.

Para los que manejen cierta confusión entre el tipo de interés que publica el BCE y el famoso Euribor, ése que nos aplican generalmente en nuestras hipotecas (más el correspondiente diferencial) decirles que el primero es el que utiliza el Banco Central (entre otras medidas) para luchar contra la inflación, para intentar mantenerla por debajo del 2% que es su principal objetivo; marca el tipo de referencia, el tipo al que las entidades financieras realizan diferentes operaciones de financiación con el Banco Central Europeo.

De llevarse a cabo la medida que se espera, es decir, un aumento del tipo de interés, las entidades financieras verán incrementados sus costes de financiación, motivo por el cual, en muy poco tiempo, se verá afectado el Euribor, al alza, claro está, y a continuación, las cuotas de nuestra hipoteca, entre otras (véase créditos al consumo, préstamos a empresas, pólizas de crédito,…). ¿O acaso creen que nuestras queridas entidades financieras asumirán el coste?

Por otro lado, se presenta un difícil dilema para el BCE. Economías que crecen a un ritmo muy lento, consecuencia de las dificultades que atraviesan la mayoría de sus ciudadanos y empresas (las grandes parece que juegan en otra liga), y los precios de los bienes y servicios que se disparan. Y no se olviden de la marcha que mantiene el precio del petróleo, aunque éste es un tema recurrente y ya se habla de especulación (aprovechando el revuelo en los países árabes).

De España, qué decir; el índice adelantado del IPC para el mes de febrero se ha situado en el 3,6%.