miércoles, 31 de diciembre de 2014

Que me queda del 2014.

Tal día como hoy e influenciado por los acontecimientos más recientes, la memoria no da para más, la sensación que me deja este año que finaliza es la de que ha sido el año de la alfombra, el año en el que hemos decidido sacar al exterior esas enormes alfombras llenas de polvo y suciedad para sacudirles con toda nuestra rabia. Suciedad que ha ido acumulándose durante un largo tiempo ante nuestras miradas impasibles hasta que alguien ha decido que era la hora.
 
Para conocer lo que aguantará el palo, así como la paciencia y el tesón del sacudidor ante el enorme reto que se le presenta tendremos que esperar. Continuará saliendo mucha corrupción de las alfombras, sobre todo la que se encuentra debajo; la que ya está incrustada, ésa será más difícil de eliminar. Se presume que la única solución será cambiarlas por otras nuevas.
 
¿Y qué hacemos con tanta mugre? Cierto pesimismo me embarga al respecto. “La ley, de todas maneras, es más blanda para ellos que para nosotros, y ellos la necesitan más que nosotros. Por eso cuando la ley les golpea en la frente, fruncen el ceño, pero no demasiado. El palo de uno mismo pega con más suavidad…” M. Gorki (La madre).
 
Mis mejores deseos para este 2015.
 
Y recuerden, como dijo Primo Levi, “que algo inaudito haya sucedido es en sí mismo la prueba de que puede volver a suceder”. Y Antonio Muñoz Molina: “Hay que tener cuidado con aceptar distraídamente la normalidad porque puede que se descubra retrospectivamente que era una normalidad monstruosa”.

martes, 30 de diciembre de 2014

Un fragmento. "El Capital en el siglo XXI"


Con una inflación promedio de casi 17% anual entre 1913 y 1950…, Alemania era el país por excelencia que diluyó su deuda pública en la inflación del siglo XX. A pesar de tener fuertes déficits durante cada una de las dos guerras mundiales (el endeudamiento público rebasaba ligeramente el 100% del PIB en 1918-1920, y el 150% del PIB en 1943-1944) la inflación permitiría regresar rápidamente la deuda a niveles muy bajos: apenas 20% del PIB, tanto en 1930 como en 1950.

[…] hoy en día nos encontramos en la siguiente situación paradójica: el país que utilizó de manera más masiva la inflación para hacer desaparecer sus deudas en el siglo XX no quiere oír hablar de un alza de precios superior al 2% anual, y el país que siempre devolvió sus deudas públicas –el Reino Unido- tiene una actitud más flexible y no ve ningún daño en que su Banco Central adquiera buena parte de su deuda pública y deje aumentar ligeramente la inflación.

T. Piketty.
Economista francés.

miércoles, 24 de diciembre de 2014

Amin Maalouf.

"¿Cómo resolver una crisis financiera de mucha envergadura sin habérselas con la crisis de confianza que lleva aparejada, con las conductas que la causaron, con la distorsión de la escala de valores, con la pérdida de credibilidad moral de los dirigentes, de los Estados, de las compañías, de las instituciones y de quienes supone que velan por ellas?
... nunca hubo época como esta nuestra, en la que a los responsables de las economías nacionales los dejen irremisiblemente atrás las arquitecturas acrobáticas de los ases de las finanzas y en la que los operadores que manejan miles de millones no saben nada de economía política y no les importan en absoluto las repercusiones que puedan tener sus actos ni en las empresas, ni en los trabajadores, ni en sus propios familiares y amigos, por no referirnos ya a las que puedan tener en el bienestar colectivo.
Quien devuelve al pueblo la dignidad puede conseguir que el pueblo acepte muchas cosas. [...] lo escucharán, lo defenderán y lo obedecerán".
El desajuste del mundo.
Felices fiestas!!!

martes, 16 de diciembre de 2014

¿Por qué los ricos están más que satisfechos con la elevada deuda pública?

El tiempo transcurre sin pausa y los límites se cruzan sin rubor. Lo primero es inevitable, lo segundo entra dentro de lo esperado. Quién no ha visto caer un record tras otro durante su vida.
 
La Deuda Pública española continúa su escalada sin freno y parece no encontrar techo, y ello a pesar de los mensajes cargados de optimismo (la crisis es historia). Pero sin una mejora sustancial de las condiciones económicas, tanto en nuestro país como en nuestros socios comerciales, las cuentas públicas no volverán a la senda de los superávits presupuestarios necesarios para la reducción de la deuda pública. Conseguir esto se plantea harto difícil; o bien reducir gasto público (más recortes) o bien aumentar ingresos públicos recaudando más y mejor (quizás con aumentos de los tipos impositivos a los que poseen mayor riqueza y renta), o una combinación de ambos (más ingresos y más recortes).
 
Pero, ¿Por qué los ricos están más que satisfechos con la elevada deuda pública? Un mínimo de ética aderezada con un poco de vergüenza es suficiente para que no lo proclamen a los cuatro vientos. Sin embargo, no cabe duda de que el sistema es muy favorable para sus intereses. Además, al ser los grandes poseedores del capital y controlar los cauces de comunicación pretenden hacernos ver que su preocupación es real, que la deuda pública es un lastre para nuestra economía y para las generaciones posteriores. No es nuevo. La respuesta a esta cuestión la podemos obtener del reciente libro “El capital en el siglo XXI” del economista francés T. Piketty.
 
Plantéense el siguiente escenario: Por un lado, usted se encuentra entre los afortunados que poseen un importante patrimonio junto con unas rentas generosas y buscan obtener una rentabilidad, al menos que sea superior a la inflación (todo sea por no perder riqueza). Además, usted es un ciudadano “patriota” que desea ayudar a su país a salir de la actual situación, y tampoco nos olvidamos de su carácter “solidario” con los más débiles. En definitiva, es usted un patriota solidario que además busca rentabilidad para su patrimonio. Por otro lado, y relacionado con su entorno, nos encontramos con que los tipos de interés se encuentran en mínimos (pregunten a su banco cuál es el tipo al que le remunerarían un pequeño depósito o una cuenta de ahorro); la renta variable (acciones) muestra alta volatilidad e incertidumbre (sólo apta para valientes o acaudalados); existe una baja o nula inflación, y los países continúan con problemas presupuestarios derivados de la prolongada crisis que derivan en sucesivos déficits públicos que deben cubrir.
Pues bien, con este escenario el gobierno le puede plantear tres opciones para mantener la situación controlada:
a)     Reducir (recortar) gastos para equilibrar sus cuentas y evitar que la deuda pública continúe aumentando (la conocida austeridad o, eufemísticamente, consolidación fiscal).
b)    Aumentar impuestos para obtener una mayor recaudación, principalmente a aquellos que tienen mayor renta y riqueza.
c)     Emitir deuda pública a cambio del pago de los correspondientes intereses.
¿Qué estrategia le recomendaría a su gobierno? (otro eufemismo, recomendar; al fin y al cabo si usted forma parte de la élite más que recomendar tiene capacidad para imponer):
¿Recortar gastos? Sería una opción. Sus hijos van a escuelas privadas y su salud está protegida por un buen seguro médico. Con toda probabilidad a usted no le afectaría en gran medida ya que no acostumbra a acudir al centro de salud de su barrio (es más, puede que en su barrio no sea necesario un centro de salud).
¿Aumentar impuestos? Posiblemente no. A pesar de su “solidaridad” con los más débiles supondría dar al Estado parte de su riqueza y renta sin ninguna contraprestación directa. No, aumentar los impuestos a los ricos no entraría dentro de sus recomendaciones. De ser así habría que plantearse movilizar los capitales hacia otras latitudes (para eso se ha “inventado” la libre circulación de capitales).
¿Más deuda pública? Éste parece un buen plan. Parte de nuestros ingresos se los cederíamos al Estado (patriotas) a cambio de los correspondientes intereses (mejor con primas de riesgo altas) y con la seguridad de que al final, al vencimiento, recuperaríamos el capital invertido. Además, si esta estrategia va acompañada de bajadas de impuestos, o directamente su eliminación (Sucesiones, Patrimonio), tenemos garantizada la supervivencia de nuestra especie (los ricos).
 
Para qué pagar impuestos al Estado si éste puede obtener igualmente los recursos a cambio del pago de unos intereses. Interesante, mucho más interesante, sin duda.
 
 Claro que, llegados a este punto, no sería de extrañar que ciertos estamentos sacaran su artillería cuando apareciese alguien que planteara auditar la deuda pública y subir impuestos a los más acaudalados.
 
Pero, en fin, solo es un escenario y unas posibles soluciones fruto de un ejercicio de imaginación.


lunes, 15 de septiembre de 2014

Para la posteridad.

Siendo conscientes de que la memoria es frágil y de que pasado un tiempo aparecerán algunos deshonestos que intentarán aprovecharse de nuestras carencias, vamos a dejar constancia de unos datos que pueden marcar un punto de inflexión.
 
La Deuda Pública española ha superado a junio de 2014 el billón de euros (1.012.643 millones). Nuevos criterios contables aplicados a las mediciones efectuadas desde 1995 han supuesto un incremento de la deuda pública del 2%.
 
Deuda pública con nuevos criterios en relación al PIB: 98,9%.
Deuda pública sin ajustes contables en relación al PIB: 98,3%.
Previsión del Gobierno de Deuda Pública/PIB para 2014: 99,5%.
Previsión del Gobierno de Deuda Pública/PIB para 2015: >100,00%.
 
Ahora bien, el próximo 25 de septiembre de 2014 el Instituto Nacional de Estadística (INE) procederá a incorporar en el cómputo del PIB la prostitución y el tráfico de drogas, entre otros cambios, lo que traerá un aumento del PIB de aproximadamente el 4,5%. Este hecho supondrá un descenso de la ratio “Deuda Pública/PIB” hasta el 95%, y aquí algún aprovechado intentará vendernos esta bajada como un éxito.
 
Anoten también que a partir de esta semana el BCE (Banco Central Europeo) pondrá en marcha los primeros estímulos monetarios, con una nueva barra de liquidez que se complementará con compras de activos privados a partir de octubre. Se espera que dichos estímulos se acompañen de reformas en París y Roma, de la llamada flexibilidad fiscal y de un plan de inversiones que en su día prometió el nuevo presidente de la Comisión Europea Jean-Claude Juncker (300.000 millones de euros). Este plan de inversiones se deja en manos del Banco Europeo de Inversiones (BEI).
 
Resumiendo:
Veremos a algún aprovechado vendiéndonos la bajada del porcentaje de deuda pública y a otros, de llevarse a cabo el cambio de rumbo de la política económica europea, vendernos los resultados de las “políticas locales”. Se aproximan elecciones.
 
Que conste.


sábado, 7 de junio de 2014

Podemos.

¿Utópico? ¿Populista? Podemos.

Como hoy tengo un poco de tiempo voy aprovechar para dejar mi impresión sobre la nueva organización o movimiento que acaba de irrumpir con fuerza en el panorama político; principalmente porque me han pedido mi humilde opinión. ¿Son creíbles sus propuestas?
 
Lo que no debemos obviar en primer lugar es el soporte que sustenta a este movimiento. Los primeros espadas, la cara visible, son personas lo suficientemente preparadas en diferentes disciplinas académicas y, aunque no me he tomado el tiempo suficiente para conocerlos, el resto que les acompañan parece ser que también disponen de amplia formación, es decir, en principio no deberían ser simples voceros de medidas populistas carentes de todo análisis previo. Siendo así deberíamos suponer que su programa ha sido analizado, debatido y ponderadas las posibles consecuencias que se derivarían de su aplicación en diferentes escenarios.
 
Pero, a mi entender, lo interesante de Podemos no es lo que plantea, no son sus medidas, sino que lo atractivo es la posibilidad de que sea el germen de un nuevo sistema, de un nuevo contrato social. En más de una ocasión se ha debatido sobre la existencia de alternativas al sistema capitalista que se ha apoderado de todas las instituciones, económicas, políticas, sociales, culturales,… Aquellas propuestas o medidas que pretendían efectuar cambios sobre este sistema eran rápidamente eliminadas, cuando no fagocitadas.
 
Podemos propone un cambio radical, un giro de 180º, no solo cambios puntuales en el sistema. Un nuevo sistema, con nuevas reglas, con nuevos jugadores, que admite en su seno a toda clase de ciudadanos (integra), que crea instituciones inclusivas que benefician a la comunidad en su totalidad, que apuesta por la meritocracia en lugar de la partitocracia. Ahí reside lo atractivo del movimiento.
 
Podemos no va a cambiar por sí solo el funcionamiento del conjunto de las instituciones pero sí va a presentar su tarjeta de visita y, lo más importante, una nueva forma de hacer las cosas. Tope salarial y salario mínimo digno, pensiones dignas y jubilación a los 60 años. ¿Utópico? Sí si nos movemos en el escenario actual. Sin embargo no es esto lo que plantean. Una ruptura de las instituciones, un modelo diferente, en definitiva, una nueva estructura de relaciones sociales abriría el camino para alcanzar la utopía, al menos para soñar. Y en esto creen muchos de los votantes que han depositado su confianza en Podemos durante las últimas elecciones.
 
¿Es necesario un cambio? ¿No existe otro sistema? Podemos cree que sí ¿Y el resto?
 
Un solo Podemos no puede cambiar el sistema actual, no dispone de la fuerza suficiente para implantar un giro en las políticas ni para cambiar las instituciones. ¿Por qué entonces ese miedo del resto de organizaciones? ¿Por qué esos ataques? El miedo reside en la posibilidad de que sea el germen de un movimiento que se extienda por el resto de Europa, que haga tambalear la estructura jerárquica dominante. Saben que es posible; de hecho la historia nos enseña que grandes civilizaciones, grandes imperios, han caído y desaparecido. ¿Existirá alguna relación entre las recientes políticas expansivas del BCE y la irrupción de nuevas fuerzas en el panorama político? De ser cierto no cabe duda de que nos han condenado a un sufrimiento evitable durante estos últimos años. De ser cierto deberíamos agradecer la aparición de estos movimientos; al menos, aunque no tengan más recorrido, han servido para cuestionar el orden imperante.
 
Pero no olviden que esto no es más que una opinión, y opiniones tenemos todos.


jueves, 20 de febrero de 2014

¿Emprendedores o aventureros?

Desgraciadamente no podemos decir que existan muchos empresarios individuales, personas físicas, que no hayan sufrido o estén sufriendo las consecuencias de la actual crisis. Pocos pueden decir que han salido indemnes o que la situación les haya beneficiado, aunque es cierto, créanme, que alguno ha sacado buena tajada de la desgracia ajena (le llaman visión empresarial). El resto, pues ya se sabe. Desde el que ha procedido al despido de todos sus trabajadores hasta el que se ha visto obligado a tener que echar directamente el candado de la puerta de su negocio, y dando gracias si con ello consigue dar portazo a sus problemas económicos. Cuántos no han tenido que luchar en los juzgados para salvar su patrimonio personal, vivienda incluida, ante el volumen de deudas que les acuciaban. Otros, directamente, lo han perdido todo.
 
Desde septiembre de 2013 los empresarios personas físicas pueden evitar parcialmente que sus viviendas respondan de las deudas contraídas en su actividad empresarial o profesional. Sus desventuras empresariales pueden ser menores si se convierten en “Emprendedores de Responsabilidad Limitada” (ERL).
 
Si su vivienda tiene un valor inferior a los 300.000 euros (450.000 euros en poblaciones de más de un millón de habitantes) puede evitar su pérdida como consecuencia de una situación coyuntural desfavorable. Eso sí, siempre tras unos trámites jurídicos y unas obligaciones contables y, como no, con algún coste. Cuestiones éstas a valorar.
 
Se exceptúan de lo dicho ciertas deudas, es decir, la vivienda respondería frente a terceros siempre y cuando:
  • Las deudas fuesen contraídas con anterioridad a la adquisición de la nueva condición de “Emprendedor R.L.” (Salvo acuerdo previo con los acreedores).
  • Sean deudas no derivadas de la actividad empresarial o profesional (por ejemplo, una hipoteca).
  • Sean deudas de derecho público (con la Seguridad Social o con Hacienda).
  • El empresario haya actuado con fraude o negligencia grave.
 
Ya saben, aquellos empresarios (no sociedades) dispuestos a lanzarse a una nueva aventura, o los que ya estén en medio del fragor de la batalla, deberían valorar los pros y contras de convertirse en ERL. Cuestión ésta innecesaria si hacemos caso a aquellas voces que nos advierten de que se aproximan nuevos tiempos de bonanza, o a aquellas otras que tratan de vendernos los beneficios que se derivan de emprender aventuras empresariales, obviando el número de “buenos” proyectos que se quedan en el camino. Fuentes estadísticas nos dicen que el 80% fracasa antes de los 5 años y el 90% no llega a los 10 años.  ¡Para aventurarse sin tomar precauciones!
Por cierto, he podido comprobar que recientemente se están dando charlas y conferencias invitando a los jóvenes (y no tan jóvenes) a convertirse en emprendedores. Resulta curioso que estas charlas sean impartidas por “funcionarios” o “personal” de las diferentes administraciones. País!


martes, 18 de febrero de 2014

OIE

Si algo no funciona, no funciona, por mucho esfuerzo que se ponga en el intento de convencernos de lo contrario. Persistir en el empeño o reconocer las evidencias, no existen más caminos.  Y de ello hemos tenido suficientes pruebas durante los últimos años.
 
Nace el Observatorio de Innovación en el Empleo (OIE) con el objetivo de impulsar un cambio en el mercado laboral español. Un “cambio”, del verbo cambiar, cuyas dos primeras acepciones de la Real Academia Española (RAE) lo definen como “dejar una cosa o situación para tomar otra” o “convertir o mudar algo en otra cosa, frecuentemente su contrario”. Y que sean algunas de las mayores empresas asentadas en nuestro país quienes lo digan es un síntoma más que significativo.
 
De esta iniciativa se deducen al menos dos conclusiones. La primera es que la tan manida reforma laboral no está dando los frutos que se esperan, sus presuntas virtudes no son tales, salvo para unos pocos interesados. La segunda, que la primera conclusión se reafirma con la creación de este nuevo observatorio liderado por empresas como Amadeus, Bankinter, Ikea, Seur, Xerox, BMW,… Que las grandes organizaciones den una nueva vuelta de tuerca al problema del desempleo es síntoma de que éste sigue sin resolverse y, lo peor, sin visos de que pueda mejorar.
 
“Nos juntamos para proponer iniciativas”, “…están preocupados por lo que está pasando en España”. “El principal reto es buscar de manera conjunta soluciones innovadoras que beneficien tanto a la empresa como a los trabajadores como a la sociedad en general”.
 
Sí, se espera un cambio en el sentido de mudar en otra cosa, en su contrario. Esperemos que esta última declaración (que beneficien a empresas, trabajadores y sociedad) sea el objetivo y el eje sobre el gire esta nueva iniciativa y que sus propuestas no incidan aún más en el calvario que padece la población activa de este país.
 
Siempre se agradecen las buenas intenciones, sobre todo cuando algunas voces (véase la OCDE) alertan de que serán necesarios más ajustes, 30.000 millones de euros, en los próximos 10 años para consolidar nuestras cuentas. ¿No habrán leído los informes y declaraciones de los diferentes organismos en los que se pronostica que nuestra economía va bien, que nuestro PIB crecerá? 


jueves, 30 de enero de 2014

España como modelo.

Aunque existe un vínculo muy estrecho entre los conceptos de crecimiento y desarrollo económico no siempre podemos decir que ambos van de la mano o que el uno lleva irremediablemente al otro. Crecer, como condición necesaria pero no suficiente, para poder alcanzar un grado “óptimo” de desarrollo. Véase sino algunos de los países llamados emergentes que a pesar de lograr tasas elevadas de crecimiento durante los últimos años están muy lejos de los niveles que muestran los indicadores propios de los países desarrollados.
 
Lo anterior enlaza con lo que nos cuentan estos últimos días los medios de comunicación sobre el hecho de que diferentes organismos e instituciones (por descontado también el gobierno de España) están revisando al alza las expectativas de crecimiento de nuestra economía para este año 2014.
 
Los que me siguen con frecuencia saben que en entradas anteriores he intentando explicar con mayor o menor éxito qué es el PIB, qué mide, quiénes participan en su composición, etcétera, etcétera., para concluir que a pesar de ser un indicador muy utilizado por diferentes agentes está lejos de medir el bienestar de una sociedad. Sin el complemento de otros indicadores, económicos o no (renta per cápita, por ejemplo) y sin conocer las causas de su evolución sólo es una medida cuantitativa que sirve de referencia. Pues bien, el paso del tiempo nos dirá cuáles son los factores que impulsan este crecimiento previsto (salarios, rentas del capital, exportaciones, inversiones, …).
 
Aún así lo que no podemos negar es que el solo hecho de que una economía crezca es ya de por sí importante, una buena noticia, sobre todo después de la larga travesía en la que estamos inmersos desde hace tiempo. Crecimiento que por otro lado debería reflejarse en los beneficios que los manuales de economía le atribuyen: un nivel de vida más elevado, unos mayores ingresos fiscales para el Estado sin necesidad de elevar los tipos impositivos, una distribución más igualitaria de la renta y un aumento del empleo (fíjense que no se habla de reducción de la tasa de desempleo; ésta se consigue por diferentes motivos). Pero tampoco podemos olvidar que el crecimiento de toda economía tiene sus costes, desde la contaminación y el agotamiento de recursos naturales hasta el sacrificio del consumo presente (se necesita un mayor ahorro que pueda ser canalizado hacia las inversiones que permitan crecer en el medio/largo plazo). De ahí que muchas veces se hable de crecimiento sostenible.
 
A su vez, y siguiendo con lo expuesto al inicio, el crecimiento económico forma parte o es un aspecto de otro proceso más general, del desarrollo de una sociedad. Este concepto de desarrollo hace referencia a la brecha real que separa los niveles de vida que se alcanzan en unos y otros países y a los procesos que llevan a la elevación del nivel de vida. ¿Cuál es la renta por habitante?, ¿estructura sanitaria?, ¿tasa de ahorro por habitante?, ¿tasas de desempleo estructural?, ¿distribución interna de la renta?, ¿capital humano?, por poner sólo algunos ejemplos de indicadores de desarrollo.
 
El hecho de que los ciudadanos hayan sido los destinatarios de la mayoría de los recortes y reformas que se han llevado a cabo en nuestro país coloca a España en una posición un tanto diferente a la que conocíamos hasta ahora. Eso es lo que parece desprenderse de la noticia que podía leerse ayer en el diario Expansión; el banco de inversión estadounidense Morgan Stanley pone a nuestro país como ejemplo para los países emergentes (Brasil, Sudáfrica, Turquía, Ucrania, México, Indonesia, India y Tailandia) en materia de cambios y reformas para generar un nuevo modelo de crecimiento. Dejando a un lado el fondo de la reformas y centrándonos únicamente en la relación entre los países y la situación que ocupan en la escala de desarrollo podemos pensar que los analistas del banco nos colocan al nivel de los emergentes, eso sí, como un referente. España como modelo. No es para sentirse muy orgullosos. Situación distinta y deseable sería si nos pusieran como modelo frente a otras economías desarrolladas (véase Suecia, Dinamarca, …), pero no es el caso.
Por último, y si relacionamos el crecimiento del PIB y el posicionamiento de España, podríamos concluir que la mejora de nuestra economía no se verá reflejada en el desarrollo de nuestra sociedad, léase Estado de bienestar; más bien, y a la vista de lo que sucede en la calle, la tendencia del desarrollo económico parece ser la contraria a la del PIB.
 
En definitiva, España como modelo de crecimiento no como modelo de sociedad desarrollada.
 


martes, 14 de enero de 2014

2014 o el año del optimismo.

¡Qué felicidad! Estábamos tan ansiosos por recibir noticias positivas que, de repente,  todos se han subido a la cresta de la ola del optimismo económico. España va bien, ¿recuerdan? Desde el propio gobierno, como no podía ser de otra manera, hasta la mayoría de los medios de comunicación, algunos poco condescendientes con la ideología actual, sin olvidar a personalidades relevantes, se han lanzado a predicar el advenimiento de...
 
El presidente Obama felicita al Sr. Rajoy por su “gran liderazgo” para lograr avances en la estabilidad económica. La directora del FMI también se suma a las felicitaciones por las reformas estructurales, cuyos resultados “ya se ven”. El ministro De Guindos nos comunica que el PIB del 4º trimestre ha crecido un 0,3% y se espera, como una “magnífica” noticia, que la tasa de paro cierre el 2013 en el 25% (que se dice fácil). Felicidad. Diferentes instituciones, consultoras, auditoras, etc., nos dicen que las empresas tienen previsto llevar a cabo inversiones durante este año 2014, que las pymes se financian a tipos de interés más bajos, etcétera, etcétera. La bolsa española disparada. Qué más podemos pedir.
 
Con tanto optimismo me pregunto ¿sobre qué escribo? Pues, aprovechando la tendencia, sobre la felicidad. ¿Por qué somos felices los españoles?
 
En un estudio publicado en el 2010 los profesores Mochón-Ahn nos dicen lo siguiente: divorcidados y viudos son más infelices que los casados, y lo mismo ocurre con los desempleados cuando se comparan con los empleados. La felicidad aumenta con la renta de forma decreciente y la salud tiene una notable incidencia. Expectativas positivas aumentan la felicidad y el optimismo y el progreso económico también tienen un efecto positivo y significativo. Tener confianza en los demás y en las instituciones nos hace más felices. Los que rechazan comportamientos poco éticos, como el fraude o el soborno, tienden a mostrarse más felices.
 
A la vista de lo expuesto y para concluir con esta explosión de energía positiva que parece inundar los primeros días del año les recomiendo que se casen; si están desempleados, no se comparen; no centren sus esfuerzos en obtener más renta, ésta no les proporcionará mucha más felicidad; lleven una vida sana (alimentación, ejercicio y descanso); confíen en los demás, sí, también en las instituciones (la justicia, por poner un ejemplo); y no defrauden ni acepten sobornos.
 
Con estas premisas y con el adobo adecuado solo pueden ser una cosa, felices. ¿Tenían alguna duda?


jueves, 9 de enero de 2014

¿Dónde estamos?

Creo que son conocedores de que en el próximo mes está prevista la publicación del informe de reforma fiscal que el gobierno encargó a un grupo de expertos con la intención de que entre en vigor en 2015. Pues bien, qué mejor momento que éste para conocer en términos generales cómo es nuestro sistema tributario en la actualidad y así poder hacernos una idea de por donde pueden ir los tiros.
La fuente de datos que utilizo procede del REAF, órgano especializado del Consejo General de Economistas, por lo que podemos atribuirle una más que segura fiabilidad.
 
De entrada me quedo con una frase del Catedrático D. Luis Caramés que acompaña la introducción del informe del REAF: “... lo que encontramos es un conjunto de tributos…, erosionado en sus bases sin una lógica favorecedora del crecimiento y francamente mejorable en términos de equidad y de eficiencia, pesando excesivamente sobre el factor trabajo”.
 
Así pues, y de manera esquemática, dejo algunas notas extraídas del informe del REAF:
 
  • Las cotizaciones sociales tienen más peso en los ingresos públicos (38%) en nuestro país que en la UE (33%). Datos del 2011.
  • La tasa de imposición implícita sobre el consumo en España es del 14%, en la UE el 20,1%.
  • La carga fiscal sobre los trabajadores en España es especialmente elevada y creciente; es más elevada que la media de la OCDE.
  • En 2013 nuestro tipo marginal máximo (52%) del IRPF se encuentra entre los más elevados del mundo, el quinto de la UE, obviando el que aplican algunas Comunidades Autónomas (56%).
  • Nuestro sistema fiscal es muy complejo; a ello debemos sumar más de 400 impactos (modificaciones) normativas tributarias en los últimos 5 años, junto con unos niveles de litigiosidad alarmantes.
  • Existe cierto consenso sobre el porcentaje de economía sumergida que existe en nuestro país, un 20% del PIB, que está drenando cerca de 60.000 millones de euros anuales, más de lo que se recauda por IVA. Se estima que la economía sumergida está 4,5 puntos por encima de la media de la UE; con solo ponerse a su nivel se recaudarían más de 15.000 millones de euros anuales.
  • Tenemos una Administración Tributaria barata comparativamente y con una productividad elevada. Intensiva en tecnología. En 2009 se gastó en ella un 0,134% del PIB frente al 0,3% de promedio de la UE.
Continuará…

miércoles, 8 de enero de 2014

Actualizando.


Este blog nació con la pretensión de intentar dar una visión diferente de los hechos, principalmente económicos, de la que se obtenía de los diferentes medios de comunicación oficiales y de algunos “agentes” interesados en arrimar el ascua a su sardina. De ahí el título que lo acompaña, “Desmontando tópicos”.

Ayer, el Ibex 35, nuestro índice bursátil de referencia, alcanzaba al cierre el nivel de los 10.178 puntos y los medios de comunicación se lanzaban en sus ediciones de tarde a realizar sus rápidos análisis. Unos, necesitados de justificaciones, efectuaban relaciones espurias entre las reformas llevadas a cabo y los resultados que se estaban obteniendo. La mejoría empezaba a notarse en la evolución de la bolsa. Otros, con menos argumentos para explicar la subida, hacían hincapié en los graves problemas que acucian a la sociedad, paro, desigualdad, recortes de servicios,…

Yo voy a ser más pragmático. Durante los primeros días del año los grandes inversores institucionales (Fondos de Pensiones, Fondos de Inversión, Aseguradoras, Bancos de Inversión,…) reorganizan sus carteras posicionándose en aquellos valores que en el conjunto del año pueden proporcionarles mayores rentabilidades. Otra característica que históricamente suele producirse en el primer mes del año es el hecho de que las revalorizaciones, las ganancias anuales, se producen en este mes. Salvo que nos encontremos con algún “cisne negro” que altere el plácido discurrir de los acontecimientos, véase una burbuja o mismamente una crisis de deuda en algún país de la periferia, por poner sólo dos ejemplos. De momento el tema no da más de si.

Por lo demás ya conocen que no existen, o mejor dicho, no se encuentran indicios de manipulación en la subasta eléctrica, a pesar de las declaraciones del ministro de turno. Todo se queda en nada. El ministro seguirá siendo ministro y la subasta anulada. Marca España.

Desde la distancia, desde la aldea de Asterix, quizás podríamos afirmar que el sistema actual es pernicioso para los ciudadanos, un sistema que retribuye por igual a toda la producción de kilowatios independientemente del coste de generación de cada uno, acompañado de una subasta en la que los participantes son en gran medida grandes inversores (bancos, …). Creo recordar que las eléctricas representan apenas un 10% en el proceso de subasta. Con estos cimientos no deberíamos extrañarnos de los resultados. Insisto, desde la distancia.

Y el otro tema de actualidad es el Canal de Panamá. Un consorcio liderado por una empresa española gana un concurso para la ampliación del canal con una oferta muy por debajo de la de sus competidores. Después sucede lo acostumbrado (al menos en estas tierras), aparecen los sobrecostes. Las otras ofertas superaban ampliamente el precio de referencia. Según he podido escuchar, han aparecido problemas con el terreno que en un primer momento se desconocían. ¿El resto de participantes también los desconocía? Alguna fuente ha llegado a declarar que con lo ofertado apenas llegaba para echar el hormigón. Por último, aparece en escena la ministra. Una mediación entre un consorcio de empresas privadas y la autoridad del canal. ¿Y los contratos? ¡Viva la legalidad! Después nos enteramos de que existe un aval público por 160 millones. Así se explica mejor el interés nacional.

 

En fin, un nuevo año en el que se darán respuestas a muchos temas pendientes de resolución. De momento ya tenemos imputada.

jueves, 2 de enero de 2014

Arrancamos.


¡Feliz año nuevo!

A estas alturas ya saben que hemos abandonado la recesión, que los precios subirán y que los salarios (los que todavía lo mantengan) se congelarán, aunque mas bien tendríamos que decir que en realidad descenderán (es lo que tiene la inflación). Curiosa forma de devaluación interna, en la que unos costes suben y otros bajan. Tendremos que preguntarle al ministro de turno si considera que de esta forma nuestra economía seguirá mejorando su competitividad.

Pero como tendremos tiempo de hablar largo y tendido sobre todo ello,  hoy resaltaré el hecho de que el FOGASA, el Fondo de Garantía Salarial, no financiará los despidos de las pequeñas y medianas empresas; «Este Gobierno no va a favorecer con subvención pública el despido de las empresas solventes», ha dicho la ministra de la Virgen del Rocío. Como pueden imaginar la frase me llamó mucho la atención. Aquí hay gato encerrado, no puede ser, ¿será una metedura de pata de la Sra. Ministra? De subvenciones públicas también podríamos hablar mucho, y de las Pymes que quedan solventes. Supongo que la ministra diría más cosas al respecto, alguna explicación, aclaración, pero ya saben cómo son estos periodistas, siempre sacando las cosas fuera de contexto.

 “Comprometidos con tu seguridad”. El eslogan que pueden ver si acceden a la página Web del FOGASA. Veremos por cuanto tiempo. Así se recoge en la Web los fines del Fondo de Garantía:

“Su FINALIDAD BÁSICA, para la que fue creado mediante el artículo 31 de la Ley 16/1976, de 8 de abril, de Relaciones Laborales, es la de Institución de GARANTÍA de los créditos salariales ante la insolvencia del empleador. Hoy tiene atribuido el abono a los/las trabajadores/as de los salarios e indemnizaciones que las empresas para las que trabajan no han podido satisfacer por encontrarse en situación legal insolvencia o por haber sido declaradas en situación de concurso. Abonadas las prestaciones el Fondo de Garantía Salarial se subrogará obligatoriamente en los derechos y acciones de los/las trabajadores/as para proceder en reclamación y repetición frente a los/las empleadores/as que los/las adeudan.

Entre sus FINALIDADES COMPLEMENTARIAS destaca el apoyo o protección a las empresas en situación de crisis, dado que fomenta el mantenimiento del empleo y la continuidad empresarial, mediante el abono de ciertas prestaciones sin obligación de restitución ("a fondo perdido"), el pago de prestaciones sin necesidad de declaración de insolvencia empresarial (la llamada “insolvencia técnica" o en casos de fuerza mayor), y la posible suscripción convenios de devolución aplazada o fraccionada de las cantidades abonadas por el Organismo”.

Creo que no necesita más explicación, el  FOGASA entra en acción cuando las empresas con graves problemas no pueden hacer frente a las indemnizaciones por despido. ¿Desconocerá la ministra para que sirve el Fondo de Garantía Salarial? No lo creo. ¿Nos estará diciendo que el FOGASA se estaba utilizando para otros fines? Esto sería muy preocupante. ¿O será que hay que continuar buscando esos millones que necesitamos para cumplir con el tan ansiado déficit? En este último caso será el eslabón más débil de la cadena, el trabajador de la pyme,  el que nuevamente sufrirá o pagará las consecuencias.  

El PP estaría a 8,9 puntos del PSOE según encuesta publicada hoy por “El Mundo”.

Nos espera un año intenso. Lo dicho, feliz año nuevo.