¿Utópico? ¿Populista? Podemos.
Como hoy tengo un poco de tiempo
voy aprovechar para dejar mi impresión sobre la nueva organización o movimiento
que acaba de irrumpir con fuerza en el panorama político; principalmente porque
me han pedido mi humilde opinión. ¿Son creíbles sus propuestas?
Lo que no debemos obviar en
primer lugar es el soporte que sustenta a este movimiento. Los primeros
espadas, la cara visible, son personas lo suficientemente preparadas en
diferentes disciplinas académicas y, aunque no me he tomado el tiempo
suficiente para conocerlos, el resto que les acompañan parece ser que también
disponen de amplia formación, es decir, en principio no deberían ser simples
voceros de medidas populistas carentes de todo análisis previo. Siendo así
deberíamos suponer que su programa ha sido analizado, debatido y ponderadas las
posibles consecuencias que se derivarían de su aplicación en diferentes
escenarios.
Pero, a mi entender, lo
interesante de Podemos no es lo que plantea, no son sus medidas, sino que lo
atractivo es la posibilidad de que sea el germen de un nuevo sistema, de un
nuevo contrato social. En más de una ocasión se ha debatido sobre la existencia
de alternativas al sistema capitalista que se ha apoderado de todas las
instituciones, económicas, políticas, sociales, culturales,… Aquellas
propuestas o medidas que pretendían efectuar cambios sobre este sistema eran
rápidamente eliminadas, cuando no fagocitadas.
Podemos propone un cambio
radical, un giro de 180º, no solo cambios puntuales en el sistema. Un nuevo
sistema, con nuevas reglas, con nuevos jugadores, que admite en su seno a toda
clase de ciudadanos (integra), que crea instituciones inclusivas que benefician
a la comunidad en su totalidad, que apuesta por la meritocracia en lugar de la partitocracia.
Ahí reside lo atractivo del movimiento.
Podemos no va a cambiar por sí
solo el funcionamiento del conjunto de las instituciones pero sí va a presentar
su tarjeta de visita y, lo más importante, una nueva forma de hacer las cosas.
Tope salarial y salario mínimo digno, pensiones dignas y jubilación a los 60
años. ¿Utópico? Sí si nos movemos en el escenario actual. Sin embargo no es
esto lo que plantean. Una ruptura de las instituciones, un modelo diferente, en definitiva, una nueva estructura de relaciones sociales
abriría el camino para alcanzar la utopía, al menos para soñar. Y en esto creen
muchos de los votantes que han depositado su confianza en Podemos durante las
últimas elecciones.
¿Es necesario un cambio? ¿No
existe otro sistema? Podemos cree que sí ¿Y el resto?
Un solo Podemos no puede cambiar
el sistema actual, no dispone de la fuerza suficiente para implantar un giro en
las políticas ni para cambiar las instituciones. ¿Por qué entonces ese miedo
del resto de organizaciones? ¿Por qué esos ataques? El miedo reside en la
posibilidad de que sea el germen de un movimiento que se extienda por el resto
de Europa, que haga tambalear la estructura jerárquica dominante. Saben que es
posible; de hecho la historia nos enseña que grandes civilizaciones, grandes
imperios, han caído y desaparecido. ¿Existirá alguna relación entre las
recientes políticas expansivas del BCE y la irrupción de nuevas fuerzas en el
panorama político? De ser cierto no cabe duda de que nos han condenado a un
sufrimiento evitable durante estos últimos años. De ser cierto deberíamos
agradecer la aparición de estos movimientos; al menos, aunque no tengan más
recorrido, han servido para cuestionar el orden imperante.
Pero no olviden que esto no es
más que una opinión, y opiniones tenemos todos.
1 comentario:
Creo que Podemos, o principal que trae consigo, é que cree no significado do seu nome.
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