Negociación colectiva con prevalencia de los convenios o acuerdos de empresa. Uno de los puntos que el nuevo Gobierno tiene en mente para reformar la legislación laboral. Un tema del que he hablado alguna vez en estas páginas. Un requerimiento que es solicitado de manera insistente desde la patronal y desde ciertas instituciones.
Como sabrán, la mayor parte de las revisiones salariales de los trabajadores están indiciadas a la inflación prevista, por lo que al final de año nuestras nóminas vienen siendo actualizadas, la mayor parte de las veces, en función del encarecimiento del coste de la vida. Esto ha dado pie a muchas críticas desde ciertos sectores argumentando que los salarios aumentan más que la productividad (otro tema que ya hemos comentado) y, por lo tanto, nuestra competitividad se ve resentida. Es decir, nuestros productos y servicios son más caros al incorporar un coste salarial extra, por lo que son sustituidos por productos importados.
La solución pasa por negociar los salarios y sus complementos a nivel de empresa, muchas veces vinculados a la productividad. Este hecho no debería ser un gran problema a nivel de las grandes empresas, donde se dispone de las herramientas necesarias para obtener multitud de indicadores. ¿Pero a nivel de PYMES? Les recuerdo que el 95% de empresas en este país son medianas o pequeñas. Echen un vistazo a su alrededor y comprueben cuántas multinacionales pueden ver.
¿Se imaginan la negociación entre un empresario y sus, digamos, cuatro trabajadores? Tras más de 20 años en contacto directo con empresas y trabajadores, yo me hago una idea.
Una anécdota, podrían ser muchas más, pero ésta es reciente. Un empresario acude al despacho con la intención de liquidar sus impuestos trimestrales. Entre la documentación que aporta se encuentran las facturas de gastos (compras, electricidad, gasóleo, nóminas de los trabajadores, …). ¿Y las facturas emitidas, los ingresos? No las hizo. Me comenta que antes de emitir las facturas de ingresos tiene que cubrir sus gastos para poder vivir, después, una vez cubiertos, emitirá las facturas. Ni que decir tiene que estamos ante un ejemplo claro de economía sumergida, con el consiguiente fraude. Pregunta: ¿cuándo verá este empresario cubiertos sus gastos? ¿Dónde está su límite? ¿Incluirá entre sus gastos necesarios un coche, unas vacaciones, restaurantes, ropa,…?
Otros también me comentaron en su momento que no ganaban nada con su negocio. Tenían hijos universitarios y eso suponía un elevado gasto. Claro ejemplo de confusión entre beneficio empresarial y economía familiar.
No se crean, también tengo anécdotas de trabajadores, pero en otro momento.
En definitiva, ya conocemos lo que nos espera: negociación a nivel de empresa. Suerte.