¡Qué felicidad! Estábamos tan
ansiosos por recibir noticias positivas que, de repente, todos se han subido a la cresta de la ola del
optimismo económico. España va bien, ¿recuerdan? Desde el propio gobierno, como
no podía ser de otra manera, hasta la mayoría de los medios de comunicación,
algunos poco condescendientes con la ideología actual, sin olvidar a personalidades
relevantes, se han lanzado a predicar el advenimiento de...
El presidente Obama felicita al
Sr. Rajoy por su “gran liderazgo” para lograr avances en la estabilidad
económica. La directora del FMI también se suma a las felicitaciones por las
reformas estructurales, cuyos resultados “ya se ven”. El ministro De Guindos
nos comunica que el PIB del 4º trimestre ha crecido un 0,3% y se espera, como
una “magnífica” noticia, que la tasa de paro cierre el 2013 en el 25% (que se
dice fácil). Felicidad. Diferentes instituciones, consultoras, auditoras, etc.,
nos dicen que las empresas tienen previsto llevar a cabo inversiones durante
este año 2014, que las pymes se financian a tipos de interés más bajos,
etcétera, etcétera. La bolsa española disparada. Qué más podemos pedir.
Con tanto optimismo me pregunto
¿sobre qué escribo? Pues, aprovechando la tendencia, sobre la felicidad. ¿Por qué somos felices los
españoles?
En un estudio publicado en el
2010 los profesores Mochón-Ahn nos dicen lo siguiente: divorcidados y viudos
son más infelices que los casados, y lo mismo ocurre con los desempleados
cuando se comparan con los empleados. La felicidad aumenta con la renta de
forma decreciente y la salud tiene una notable incidencia. Expectativas
positivas aumentan la felicidad y el optimismo y el progreso económico también
tienen un efecto positivo y significativo. Tener confianza en los demás y en
las instituciones nos hace más felices. Los que rechazan comportamientos poco
éticos, como el fraude o el soborno, tienden a mostrarse más felices.
A la vista de lo expuesto y para
concluir con esta explosión de energía positiva que parece inundar los primeros
días del año les recomiendo que se casen; si están desempleados, no se
comparen; no centren sus esfuerzos en obtener más renta, ésta no les
proporcionará mucha más felicidad; lleven una vida sana (alimentación,
ejercicio y descanso); confíen en los demás, sí, también en las instituciones
(la justicia, por poner un ejemplo); y no defrauden ni acepten sobornos.
Con estas premisas y con el adobo
adecuado solo pueden ser una cosa, felices. ¿Tenían alguna duda?
2 comentarios:
Só dicir: grazas polos consellos!
Ok, Matrimonio y salud para todos.
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