sábado, 12 de marzo de 2011

Otra vuelta a la tortilla.

Francamente, al final se nos va a pasar y conseguiremos que nadie se la trague.

A estas alturas de la película, uno empieza a estar un poco hastiado, tanto de la situación como de las formas. Primero se suelta un globo sonda para comprobar hasta donde se puede llegar sin herir a nadie; después, y vistas las posibles consecuencias, se suaviza el discurso para tranquilizar al personal, y, por último, cuando se ha alcanzado una relativa paz, vuelven a la carga con las medidas iniciales, pero disfrazadas.

De entrada se le cambia el nombre, “El Pacto del Euro” frente al anterior de “El Pacto de Competitividad”. Sus razones tendrán, aunque el común de los mortales no sea quien de comprenderlas (quizás para despistar al personal).

Cuando parecía que se abandonaban ciertos puntos conflictivos (salarios/productividad, límites constitucionales al déficit público, reformas de los sistemas de pensiones y de protección social, …), o, al menos, se suavizaban, vuelven a acaparar el protagonismo perdido. Forman parte de un conjunto de “compromisos comunes”, así los llaman. Sí, compromisos comunes que se incluyen en un menú, para que cada país de la zona euro elija los que más le gusten. Reformas a la carta: elija lo que más se adapte a sus necesidades. Esto es lo que proponen los ¿líderes? de los países de la zona euro para salir de la crisis. Una vez elegidos los platos más apropiados para nuestras costumbres, los presentaremos en la próxima cumbre de la UE para su aprobación, el día 24 de marzo ¿Por qué?, se preguntarán algunos; simplemente para que la “Valkiria” (aunque el término tiene su origen en las deidades nórdicas nosotros nos quedamos con las germánicas) acepte ampliar y flexibilizar el Fondo Europeo de Rescate hasta los 500.000 millones de euros, principal contribuyente (en la actualidad dicho fondo solo está disponible por 250.000 millones). También se espera que acepte reducir el coste para los países que han acudido a él: Grecia e Irlanda.

En fin, que volvemos a las andadas. A este ritmo, con idas y venidas, cuando sean capaces de tomar una decisión al respecto, se encontrarán con que sus estrategias deberán ser reformuladas ante la nueva situación.

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