Si a los ciudadanos de a pie nos
cuesta creer que la economía de nuestro país ha mejorado sensiblemente, tengo
la impresión de que también nos cuesta creer que vivimos en una sociedad en la
que sus ciudadanos dedican su escaso tiempo a atacar a las diferentes
instituciones que configuran nuestro entramado administrativo, por llamarlo de
forma que nadie se ofenda.
¿Realmente es necesaria una Ley
de Seguridad Ciudadana? ¿No es suficiente con la actual legislación
administrativa, civil, penal, etcétera, etcétera?
Al parecer, no.
Si nos paramos a leer algunas de
las infracciones que contiene la ley da la sensación de que lo que se busca es
preparar el terreno y evitar que salgan malas hierbas en épocas de recolección.
Experiencias anteriores parecen haberles puesto en alerta.
Algunas de estas infracciones que
serán duramente sancionadas (económicamente) son:
- Convocatoria y asistencia a manifestaciones con finalidad coactiva desde el fin de campaña electoral hasta el fin de la votación. No sé porqué pero me trae algunos recuerdos sobre ciertas armas de destrucción masiva.
- Concentraciones no comunicadas ante instituciones del Estado…
- Obstruir a la autoridad en la ejecución de sus decisiones administrativas o judiciales, como en los desahucios. ¿Era necesario el ejemplo?
- Perturbación del orden en campaña electoral. ¡Más de lo mismo!
- Escalar edificios públicos o históricos como forma de protesta. Por su bien, por si se caen.
- Etcétera, etcétera.
Todas ellas “nuevas” violaciones
del orden público que carecían del castigo adecuado. ¿De verdad?
Recuerdo al respecto lo que
escribió Todorov en uno de sus libros y que se le imputa al Juez Serge Portelli,
y que aunque pertenece a otro contexto diferente bien podríamos decir que concuerda con la situación actual de incontinencia legislativa: una de las más serias amenazas que pesan
sobre nuestras democracias es “una sociedad absolutamente segura, de tolerancia
cero, de prevención radical, de encarcelamiento preventivo, de desconfianza
sistemática del extranjero, de vigilancia y de control generalizado”. Dicho
queda.
Leo en un diario de ayer: “Arrestado un célebre activista… por desafiar
la nueva legislación sobre manifestaciones”. No, no se trata de nuestro
país, sino de Egipto. Sé que dicen que las comparaciones son odiosas y que la
relación que se desprende puede ser espuria e intencionada, y lo es, pero no
deja de ser curiosa la coincidencia en el mismo día. Bueno, al fin y al cabo
vivimos en un mundo globalizado.
2 comentarios:
Vamos a ver, manifestarse en época electoral, supone coacción sobre los votantes, desde luego que merece castigo, como manifestarse sin pedir permiso, por cierto, a escalar al monte, o se creen spiderman, "Éste país necesita palo largo y mano dura para evitar lo peor"
100% de acuerdo
Publicar un comentario