He podido comprobar estos días como
la entrada que titulé “Condenados” ha tenido una importante capacidad de
atracción, y estoy seguro de que ha sido más por el término utilizado que por
el contenido. Hay palabras que nos suscitan cierto morbo, sino ¿de qué vivirían
algunas cadenas de televisión?
De todas formas he creído
necesario, por sentido de la responsabilidad, profundizar un poco más en el
tema y me he puesto a leer “la condena”. 116 páginas. Espero no tardar mucho
tiempo en hacerles llegar un pequeño resumen de lo que contiene el informe de
esta importante auditora (PWC). De momento, y antes de llegar a las
conclusiones, les iré avanzando poco a poco su contenido.
En principio, y a pesar del
potencial adivinatorio inicial que se le atribuye, las perspectivas no son
malas, me refiero a las primeras líneas de la presentación y a sus reflexiones:
“Necesitamos otro modelo productivo”, “El
anterior modelo ha estado basado en buscar la competencia vía precio, haciendo
las cosas más baratas. […] debemos competir por valor añadido, haciendo las
cosas mejor”. “Implica cambios… innovación, internacionalización, economía del
conocimiento,…”.
El primer capítulo del informe
trata sobre las proyecciones (o expectativas) que realizan los empresarios de
nuestro país. Hasta el momento no he podido encontrar en la lectura a qué
empresarios se refiere, quiénes han sido los encuestados, qué sectores, qué
tamaño de empresa, ni cuántos componen la encuesta. Creo que estos son datos
fundamentales para verter opiniones, máxime si proceden de una gran corporación
que pretende contribuir positivamente al desarrollo de nuestra economía. Espero
que estas dudas tengan respuesta en las siguientes páginas del informe.
Como decía, las conclusiones que
se extraen de esta “encuesta” son:
Los empresarios se dividen en dos
grupos, los que anticipan una clara recuperación y los que ven una Europa no
igualitaria en la que España jugará un rol de segunda categoría (ya no estamos
en la Champions) con empleo de bajo valor añadido.
Ambos grupos coinciden en que
nuestra economía crecerá por debajo del 3% durante los próximos 20 años. Existe
unanimidad.
La mitad considera que
necesitaremos inmigración para atender la demanda de trabajo, obviamente la
otra mitad no. Tampoco conozco la fecha de la encuesta (me hace pensar en el
27% de tasa de desempleo).
El 78% considera que aumentará el
nivel de formación (en clara referencia a un menor abandono escolar), pero el
61% que no mejorará la calidad de la educación (desde infantil a la
universitaria).
El 55% considera que aumentará la
inversión en I+D y la innovación empresarial.
El 61% ve una España industrial.
El 96% considera que aumentará el
nivel de internacionalización de nuestra economía (o empresas). Aquí no tengo
ninguna duda.
El 76% considera que la inversión
empresarial será inferior a la existente en los años previos a la crisis
(2007-2008).
El 71% considera que el ahorro y
el consumo mantendrá una relación intermedia, no seremos tan consumidores como
EEUU ni tan ahorradores como Japón. (En el término medio está la virtud).
Las decisiones principales que
les motivan para llevar a cabo inversiones son las expectativas de ventas, de
beneficios y la financiación (su disponibilidad y coste).
Casi el 60% considera que las
políticas nacionales no impulsarán el crecimiento sostenible e inteligente;
respecto a las políticas que proceden de la Unión Europea, existe empate en
este aspecto, 50% considera que impulsarán el crecimiento sostenible y el 50%
no.
Básicamente ésta es la primera
parte de la “sentencia”, un capítulo introductorio para sondear el sentir de
los empresarios.
Continuará…
1 comentario:
Parece evidente que la encuesta está sesgada en los encuestados hacia el sector industrial ...
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