En una de estas tertulias
matinales me encontré con que se estaba debatiendo el tema de los ajustes que
proponían desde Bruselas ante la poca credibilidad que otorgaban a nuestros
presupuestos para el ejercicio 2014, básicamente por la incapacidad para lograr
el límite de déficit que marca el Pacto de Estabilidad y que tantos quebraderos
de cabeza nos está dando.
Bruselas no tiene, o no conoce,
los datos que manejan el ministro y su equipo. Los requerimientos o
recomendaciones no serán atendidos porque las expectativas de crecimiento son
mayores que las que estima la Comisión. Grosso modo esta era la argumentación
de uno de los tertulianos.
Si así fuese, si Bruselas sólo
dispone de una foto fija, de una instantánea, de los presupuestos españoles sin
mayores aclaraciones, explicaciones o cálculos, creo que deberíamos estar
seriamente preocupados. ¿Por qué?
El ministro tiene, según la
argumentación del tertuliano, datos que desconocen en Bruselas sobre la
evolución de nuestra economía. “El ministro tiene información más próxima”,
venía a decir. Se trata de la primera vez que Bruselas, el Consejo de Ministros
de Economía, analiza los presupuestos de los países antes de que sean aprobados
por los respectivos Estados. Según informaciones de la prensa, si éstos no se
ajustan o no son del agrado del Consejo podría obligar a los países a “enmendar” seriamente los presupuestos.
Aumentar ingresos (tributos) o reducir gastos (más ajustes).
Pues bien, vislumbro dos posibilidades:
Primera. Que los datos que maneja
Bruselas son completos y, por lo tanto, el argumento del tertuliano carece de
fundamento. Se ha ganado el pan del día con poco esfuerzo.
Segunda. Que los datos que maneja
Bruselas son parciales, incompletos, y por lo tanto el argumento es sólido.
Entonces podemos concluir que los ajustes a los que nos obligan tienen una base
ideológica, un fin, que no es otro que el de destruir el Estado de Bienestar
que consideran muy gravoso y perjudicial para las arcas de los distintos
Estados miembros. De otra forma no se entendería que nos obligaran a “enmendar”
nuestros presupuestos cuando desconocen la totalidad de los datos.
No me cansaré de escuchar que
tenemos una Administración sobredimensionada. Administración puede, Estado de
Bienestar… lo dudo.
1 comentario:
Creo que por desgracia existe otra posibilidad: que las chapuzas y los chapuceros no hayan transmitido a Bruselas información adecuada o suficiente desde el propio interio de nuestra economía, que contraste con los datos que obtiene Bruselas por otros canales.
O que sea una mezcla. En cualquier caso, habrá que cruzar los dedos mientras se trabaja en vez de jugar a los dados.
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