sábado, 23 de noviembre de 2013

Tertulianos.

Uno tiene la sana costumbre de madrugar y de darse una vuelta, metafóricamente hablando, por algunas de las emisoras de radio de nuestro país para ver como se presenta el día en relación a los diferentes acontecimientos que se han producido o que se prevea que pueden tener repercusiones a lo largo de la jornada.

En una de estas tertulias matinales me encontré con que se estaba debatiendo el tema de los ajustes que proponían desde Bruselas ante la poca credibilidad que otorgaban a nuestros presupuestos para el ejercicio 2014, básicamente por la incapacidad para lograr el límite de déficit que marca el Pacto de Estabilidad y que tantos quebraderos de cabeza nos está dando.

Bruselas no tiene, o no conoce, los datos que manejan el ministro y su equipo. Los requerimientos o recomendaciones no serán atendidos porque las expectativas de crecimiento son mayores que las que estima la Comisión. Grosso modo esta era la argumentación de uno de los tertulianos.

Si así fuese, si Bruselas sólo dispone de una foto fija, de una instantánea, de los presupuestos españoles sin mayores aclaraciones, explicaciones o cálculos, creo que deberíamos estar seriamente preocupados. ¿Por qué?

El ministro tiene, según la argumentación del tertuliano, datos que desconocen en Bruselas sobre la evolución de nuestra economía. “El ministro tiene información más próxima”, venía a decir. Se trata de la primera vez que Bruselas, el Consejo de Ministros de Economía, analiza los presupuestos de los países antes de que sean aprobados por los respectivos Estados. Según informaciones de la prensa, si éstos no se ajustan o no son del agrado del Consejo podría obligar a los países a  “enmendar” seriamente los presupuestos. Aumentar ingresos (tributos) o reducir gastos (más ajustes).

Pues bien, vislumbro dos posibilidades:

Primera. Que los datos que maneja Bruselas son completos y, por lo tanto, el argumento del tertuliano carece de fundamento. Se ha ganado el pan del día con poco esfuerzo.

Segunda. Que los datos que maneja Bruselas son parciales, incompletos, y por lo tanto el argumento es sólido. Entonces podemos concluir que los ajustes a los que nos obligan tienen una base ideológica, un fin, que no es otro que el de destruir el Estado de Bienestar que consideran muy gravoso y perjudicial para las arcas de los distintos Estados miembros. De otra forma no se entendería que nos obligaran a “enmendar” nuestros presupuestos cuando desconocen la totalidad de los datos.

No me cansaré de escuchar que tenemos una Administración sobredimensionada. Administración puede, Estado de Bienestar… lo dudo.

 

1 comentario:

agremon dijo...

Creo que por desgracia existe otra posibilidad: que las chapuzas y los chapuceros no hayan transmitido a Bruselas información adecuada o suficiente desde el propio interio de nuestra economía, que contraste con los datos que obtiene Bruselas por otros canales.
O que sea una mezcla. En cualquier caso, habrá que cruzar los dedos mientras se trabaja en vez de jugar a los dados.