A estas alturas creo que todo somos
conscientes de haber despertado de un bonito sueño y de que nos encontramos de
repente con que somos pobres, o volvemos a ser pobres. Eso sí, comparativamente
pobres, como dice Antonio Muñoz Molina; todo depende de con quién nos
comparemos, tanto geográfica como temporalmente. En un club de ricos somos los
parientes pobres y tendremos que aprender nuevamente a convivir y a tomar
decisiones teniendo presente el término “escasez”.
Pero todo aquello se terminó y
debemos volver a los antiguos paradigmas. Porque uno de los fundamentos o
principios que nos enseña la economía es que para satisfacer nuestras
necesidades debemos partir de la premisa de que los recursos son escasos,
aunque durante mucho tiempo lo habíamos olvidado, y además debemos tener en
cuenta que somos seres racionales, aunque también lo habíamos olvidado.
Tendremos que volver a preguntar el precio de las cosas antes de tomar
decisiones. Otro concepto económico viene al hilo: la utilidad. ¿Cuál es la
utilidad de los bienes y servicios que adquirimos?
Escasez, racionalidad, utilidad,
precio, incluso eficiencia, son términos que deberían estar presentes en
nuestras costumbres como consumidores y que han sido aparcados durante buena
parte de este nuevo siglo. Eso sí, muchas veces inducidos a ello, sin ser
conscientes de la manipulación a la que éramos sometidos, pero sin que tampoco
podamos eludir toda responsabilidad, hemos cometido actos impulsados por el
deseo de poseer, por la avaricia.
En fin, tendremos que echar mano
de aquella, entre otras, herramienta teórica que sirve para analizar cuál es el
coste de conseguir algún bien: el llamado “coste de oportunidad”. El coste de
la alternativa a la que renunciamos, el valor del bien o servicio al que se
renuncia para adquirir otro.
¿Les parece extraño? ¿Creen que
sólo los profesionales de la economía piensan así?
De hoy en adelante, y según
dispone el BOE, las nuevas generaciones adquirirán los conocimientos oportunos
para integrarse en el mundo laboral con mentalidad empresarial. Véase la
reciente Ley 14/2013, de 27 de septiembre y que lleva por título “Ley de apoyo
a los Emprendedores y su Internacionalización”.
Artículo 4.1. Los currículos de Educación Primaria,
Secundaria Obligatoria, Bachillerato y Formación Profesional incorporarán
objetivos, competencias, contenidos y criterios de evaluación de la formación
orientados al desarrollo y afianzamiento del espíritu emprendedor, a la
adquisición de competencias para la creación y desarrollo de los diversos
modelos de empresas y al fomento de la igualdad de oportunidades y del respeto
al emprendedor y al empresario, así como a la ética empresarial.
Nuestros benjamines ya serán
empresarios en potencia desde que comienzan a leer. Y además se les enseñarán
valores importantes: respeto al emprendedor y al empresario.
Artículo 5.1. Se promoverán las iniciativas de
emprendimiento universitario para acercar a los jóvenes universitarios al mundo
empresarial.
Artículo 6.1. El personal docente que imparte las
enseñanzas que integran el sistema educativo deberá adquirir las competencias y
habilidades relativas al emprendimiento, la iniciativa empresarial, la igualdad
de oportunidades en el entorno empresarial, y la creación y desarrollo de
empresas, a través de la formación inicial o de la formación permanente del
profesorado. ¿Creían que se iban a librar?
Bienvenidos al mundo empresarial.
Ya lo decía González-Pons, “Aspiramos a que se creen en la próxima legislatura
tres millones y medio de puestos de trabajo”, para ello “haría falta crear un
millón de empresarios”.
Francamente, no sé si les dará
tiempo.
3 comentarios:
Máis ben o que queren é que forme unha liña de pensamento e aposente. O outro son cousas que din para que soe bonito.
Vamos a ver, parece que se detesta la figura del empresario sólo por serlo, un empresario asume unos riesgos, arriesga una inversión para obtener un beneficio, paralelamente necesita colaboradores, creando así empleo, y por tanto supone la creación de la empresa un beneficio social indiscutible. Que se respete y se enseñe a respetar la figura de empresario desde temprano y de la ética empresarial, debiera admitir comentarios de elogio. Parece que hay mentalidades antiguas que todavía mantienen la idea de empresario compresor y de trabajador oprimido por el empresario. Huye del discurso fácil del tertulia
No.
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