lunes, 25 de noviembre de 2013

Fundamentos y emprendedores.

A estas alturas creo que todo somos conscientes de haber despertado de un bonito sueño y de que nos encontramos de repente con que somos pobres, o volvemos a ser pobres. Eso sí, comparativamente pobres, como dice Antonio Muñoz Molina; todo depende de con quién nos comparemos, tanto geográfica como temporalmente. En un club de ricos somos los parientes pobres y tendremos que aprender nuevamente a convivir y a tomar decisiones teniendo presente el término “escasez”.
 
Pero todo aquello se terminó y debemos volver a los antiguos paradigmas. Porque uno de los fundamentos o principios que nos enseña la economía es que para satisfacer nuestras necesidades debemos partir de la premisa de que los recursos son escasos, aunque durante mucho tiempo lo habíamos olvidado, y además debemos tener en cuenta que somos seres racionales, aunque también lo habíamos olvidado. Tendremos que volver a preguntar el precio de las cosas antes de tomar decisiones. Otro concepto económico viene al hilo: la utilidad. ¿Cuál es la utilidad de los bienes y servicios que adquirimos?
 
Escasez, racionalidad, utilidad, precio, incluso eficiencia, son términos que deberían estar presentes en nuestras costumbres como consumidores y que han sido aparcados durante buena parte de este nuevo siglo. Eso sí, muchas veces inducidos a ello, sin ser conscientes de la manipulación a la que éramos sometidos, pero sin que tampoco podamos eludir toda responsabilidad, hemos cometido actos impulsados por el deseo de poseer, por la avaricia.
 
En fin, tendremos que echar mano de aquella, entre otras, herramienta teórica que sirve para analizar cuál es el coste de conseguir algún bien: el llamado “coste de oportunidad”. El coste de la alternativa a la que renunciamos, el valor del bien o servicio al que se renuncia para adquirir otro.
 
¿Les parece extraño? ¿Creen que sólo los profesionales de la economía piensan así?
De hoy en adelante, y según dispone el BOE, las nuevas generaciones adquirirán los conocimientos oportunos para integrarse en el mundo laboral con mentalidad empresarial. Véase la reciente Ley 14/2013, de 27 de septiembre y que lleva por título “Ley de apoyo a los Emprendedores y su Internacionalización”.
Artículo 4.1. Los currículos de Educación Primaria, Secundaria Obligatoria, Bachillerato y Formación Profesional incorporarán objetivos, competencias, contenidos y criterios de evaluación de la formación orientados al desarrollo y afianzamiento del espíritu emprendedor, a la adquisición de competencias para la creación y desarrollo de los diversos modelos de empresas y al fomento de la igualdad de oportunidades y del respeto al emprendedor y al empresario, así como a la ética empresarial.
Nuestros benjamines ya serán empresarios en potencia desde que comienzan a leer. Y además se les enseñarán valores importantes: respeto al emprendedor y al empresario.
Artículo 5.1. Se promoverán las iniciativas de emprendimiento universitario para acercar a los jóvenes universitarios al mundo empresarial.
Artículo 6.1. El personal docente que imparte las enseñanzas que integran el sistema educativo deberá adquirir las competencias y habilidades relativas al emprendimiento, la iniciativa empresarial, la igualdad de oportunidades en el entorno empresarial, y la creación y desarrollo de empresas, a través de la formación inicial o de la formación permanente del profesorado. ¿Creían que se iban a librar?
 
Bienvenidos al mundo empresarial. Ya lo decía González-Pons, “Aspiramos a que se creen en la próxima legislatura tres millones y medio de puestos de trabajo”, para ello “haría falta crear un millón de empresarios”.
 
Francamente, no sé si les dará tiempo.


3 comentarios:

agremon dijo...

Máis ben o que queren é que forme unha liña de pensamento e aposente. O outro son cousas que din para que soe bonito.

David dijo...

Vamos a ver, parece que se detesta la figura del empresario sólo por serlo, un empresario asume unos riesgos, arriesga una inversión para obtener un beneficio, paralelamente necesita colaboradores, creando así empleo, y por tanto supone la creación de la empresa un beneficio social indiscutible. Que se respete y se enseñe a respetar la figura de empresario desde temprano y de la ética empresarial, debiera admitir comentarios de elogio. Parece que hay mentalidades antiguas que todavía mantienen la idea de empresario compresor y de trabajador oprimido por el empresario. Huye del discurso fácil del tertulia

Anónimo dijo...

No.