martes, 26 de noviembre de 2013

Competitividad II



Hablaba en una entrada reciente de las razones de falta de competitividad de nuestras empresas españolas, tratando de mostrar que el discurso oficial que pretenden imponernos tiene más caras, no son sólo los costes salariales los causantes de la falta de competitividad.

Otra de las razones que afectan, como les había avanzado, es la ausencia de innovación y mejora tecnológica en nuestras empresas. Rutinas de trabajo que no incorporan la tecnología adecuada, o no incorporan ninguna, y que no proporcionan las tan necesarias ventajas competitivas.

Pero algo llamativo, y que salvo en sectores concretos no tiene mucha presencia en la sociedad, es la denominada “indefinición del modelo de relaciones propiedad-dirección”; otra de las razones de la falta de competitividad de las empresas.

Para los no versados en el mundo de las grandes (y no tan grandes) corporaciones y finanzas decirles que éstas distinguen entre propiedad, tanto los grandes accionistas de referencia como los pequeños, y la dirección, quienes se encargan de conseguir los objetivos marcados por la propiedad (entiéndase los accionistas de referencia).

La relación entre ambas partes da lugar a dos alternativas o, llamémosle, clases de capitalismo.
El primero sería el capitalismo centroeuropeo y japonés. Considera que la existencia de accionistas activos, con participaciones significativas y permanentes, hace posible el desarrollo de estrategias a medio y largo plazo. Este capitalismo, a pesar de lo paradójico del término, enfatiza las imperfecciones de los mercados como asignadores de recursos.
El segundo sería el capitalismo anglosajón. La dirección, no la propiedad aunque con su connivencia, se preocupa del corto plazo, tiene aversión al riesgo, a la innovación y a las inversiones con elevado período de maduración. Es decir, su objetivo es el mercado de valores, las bolsas, que la cotización de la empresa aumente de manera continuada. Para ello, el objetivo es la búsqueda de beneficios a corto plazo.
Si en el primero de los modelos podemos albergar alguna duda sobre la ética de los negocios, en el segundo quedan despejadas todas. La búsqueda de beneficios a corto plazo nos lleva al todo vale.
Algunos se alegran de la entrada de capitales extranjeros en nuestro país. Siempre son buenas noticias. Falta la letra pequeña.

Por cierto, y hablando de competitividad, decirles que nuestro modelo competitivo tenía trazas de basarse en el sector exterior, nuestro PIB crecía gracias a las exportaciones. ¿Se acuerdan? Pues parece ser que de momento no será así. Las exportaciones del tercer trimestre se han pegado un batacazo importante. Nos dicen que debido a las dudas de nuestros socios europeos. Pero no se preocupen, las importaciones han crecido y los optimistas han cambiando el discurso.  Éste es un buen síntoma, compramos, así que podemos constatar que la senda de recuperación va por buen camino. ¡País!

Continuará…

1 comentario:

agremon dijo...

Perdona que te diga que a veces parece que no entiendes de economía: la economía va bien cuando así lo dice el que manda. Norma fundamental que siempre se somente al análisis de quien lo dice y tiene poder para mandar. Cuando por alguna razón y tras múltiples inconvenientes se demuestra que no es así, que no va bien, entonces la culpa la tienen factores externos al mandatario que han maniobrado, como si de una guerra se tratase, en contra de aquél con premeditación y alevosía, y por supuesto, de alguna forma, con avenencia de los trabajadores.