Hablaba en una entrada reciente
de las razones de falta de competitividad de nuestras empresas españolas,
tratando de mostrar que el discurso oficial que pretenden imponernos tiene más
caras, no son sólo los costes salariales los causantes de la falta de competitividad.
Otra de las razones que afectan,
como les había avanzado, es la ausencia de innovación y mejora tecnológica en
nuestras empresas. Rutinas de trabajo que no incorporan la tecnología adecuada,
o no incorporan ninguna, y que no proporcionan las tan necesarias ventajas
competitivas.
Pero algo llamativo, y que salvo
en sectores concretos no tiene mucha presencia en la sociedad, es la denominada
“indefinición del modelo de relaciones propiedad-dirección”; otra de las
razones de la falta de competitividad de las empresas.
Para los no versados en el mundo
de las grandes (y no tan grandes) corporaciones y finanzas decirles que éstas
distinguen entre propiedad, tanto los grandes accionistas de referencia como
los pequeños, y la dirección, quienes se encargan de conseguir los objetivos
marcados por la propiedad (entiéndase los accionistas de referencia).
La relación entre ambas partes da
lugar a dos alternativas o, llamémosle, clases de capitalismo.
El primero sería el capitalismo
centroeuropeo y japonés. Considera que la existencia de accionistas activos,
con participaciones significativas y permanentes, hace posible el desarrollo de
estrategias a medio y largo plazo. Este capitalismo, a pesar de lo paradójico
del término, enfatiza las imperfecciones de los mercados como asignadores de
recursos.
El segundo sería el capitalismo
anglosajón. La dirección, no la propiedad aunque con su connivencia, se
preocupa del corto plazo, tiene aversión al riesgo, a la innovación y a las
inversiones con elevado período de maduración. Es decir, su objetivo es el
mercado de valores, las bolsas, que la cotización de la empresa aumente de
manera continuada. Para ello, el objetivo es la búsqueda de beneficios a corto
plazo.
Si en el primero de los modelos
podemos albergar alguna duda sobre la ética de los negocios, en el segundo
quedan despejadas todas. La búsqueda de beneficios a corto plazo nos lleva al
todo vale.
Algunos se alegran de la entrada
de capitales extranjeros en nuestro país. Siempre son buenas noticias. Falta la
letra pequeña.
Por cierto, y hablando de
competitividad, decirles que nuestro modelo competitivo tenía trazas de basarse
en el sector exterior, nuestro PIB crecía gracias a las exportaciones. ¿Se
acuerdan? Pues parece ser que de momento no será así. Las exportaciones del
tercer trimestre se han pegado un batacazo importante. Nos dicen que debido a
las dudas de nuestros socios europeos. Pero no se preocupen, las importaciones
han crecido y los optimistas han cambiando el discurso. Éste es un buen síntoma, compramos, así que
podemos constatar que la senda de recuperación va por buen camino. ¡País!
Continuará…
1 comentario:
Perdona que te diga que a veces parece que no entiendes de economía: la economía va bien cuando así lo dice el que manda. Norma fundamental que siempre se somente al análisis de quien lo dice y tiene poder para mandar. Cuando por alguna razón y tras múltiples inconvenientes se demuestra que no es así, que no va bien, entonces la culpa la tienen factores externos al mandatario que han maniobrado, como si de una guerra se tratase, en contra de aquél con premeditación y alevosía, y por supuesto, de alguna forma, con avenencia de los trabajadores.
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