Cuando comenzamos a dar nuestros
primeros pasos como estudiantes solemos obviar las primeras páginas de los
manuales que nos acompañarán durante todo el aprendizaje al creer que se trata
únicamente de simples introducciones y que el meollo de la cuestión y el desarrollo
de esos primeros conceptos los encontraremos mas adelante, en los capítulos
centrales.
Si al finalizar el aprendizaje de
la “mayor” parte del temario nos tomamos un tiempo para releer los primeros
capítulos podemos comprobar que no se trata únicamente de un esquema inicial,
de simples términos; en esas primeras páginas suelen encontrarse los principios
y fundamentos que sostienen todo el edificio intelectual.
Personalmente me gusta, de vez en
cuando, abrir mis viejos libros y releer despacio y con atención las primeras
páginas, no sólo aquellos párrafos que aparecen subrayados con múltiples
colores y que fueron aprendidos en su día, sino todo el texto. Y aquí es donde
me surgen muchas dudas y preguntas, porque automáticamente encuentro asociaciones
entre lo aprendido y la realidad que vivimos.
Transcribo a continuación (en
cursiva) algunos párrafos de fácil comprensión contenidos en esas primeras
páginas de un manual de macroeconomía. El objetivo es que los pacientes
lectores puedan encontrar alguna asociación entre el texto y su día a día. Me
he permitido subrayar con cierta intención algunos términos para captar la
atención del lector.
“… las cuestiones macroeconómicas fundamentales tratan en definitiva de
incidir en el bienestar de la sociedad…”.
“La política macroeconómica, integrada por el conjunto de medidas
gubernamentales destinadas a influir sobre la marcha de la economía en su
conjunto, tiene como objetivos claves la producción, el empleo y la
estabilidad de los precios” (entre otros).
Cuando hablamos de crecimiento de
la producción solemos asociarlo con el crecimiento del conocido PIB, pero crecimiento
económico es algo más, es “el
crecimiento sostenido del PIB real a largo plazo junto con la mejora de los
niveles de vida”.
“A largo plazo la tasa de ahorro es clave […]. Para lograr que
una economía crezca hay que ahorrar…” Al parecer, algo que no han tenido
muy en cuenta los artífices de las políticas económicas desde hace unos cuantos
años. Más bien se trataba de incentivar el consumo a crédito.
“… aunque puede ser que una economía concreta esté sumida en una gran
depresión y una estrategia adecuada puede consistir en estimular el consumo a
costa de reducir el ahorro”. Estrategia que funcionaría sólo en el corto
plazo.
“El aumento de la tasa de crecimiento de la producción a largo plazo
suele requerir un aumento de la inversión en capital y conocimientos; y
para incrementar la inversión es necesario ahorrar y reducir el consumo actual
de bienes tales como vestido, actividades recreativas o viajes”.
No me dirán que en todo este
asunto algo falla. O bien los encargados de tomar decisiones no han estudiado
los primeros capítulos o bien los han olvidado, o simplemente yo estoy
perdiendo el tiempo y debería saltarme las primeras hojas de esos engorrosos
manuales de economía. Respecto a esto último no tengo ninguna duda.
1 comentario:
Dende hai tempo, veñi dicindo que o tempo non se perde, sinxelamente, pasa ... e nós, (t)amén.
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