sábado, 6 de noviembre de 2010

Reforma de la Sanidad (I)

Como nos encontramos en tiempo de reformas (mercado laboral, pensiones, …) propiciadas a consecuencia de la manida crisis, posiblemente no tardemos mucho en oír hablar de la reforma sanitaria. De hecho ya se escuchan cantos de sirena.

En alguna ocasión les hablé de la Fundación de Estudios De Economía Aplicada (FEDEA) y las propuestas que habían realizado en materia de pensiones; también les comenté que éstas tenían una amplia repercusión, sobre todo en determinados círculos. Pues bien, esta fundación ha elaborado un nuevo estudio en el que se recogen una serie de propuestas en materia de sanidad, y debido a su influencia, me he propuesto ir desgranando poco a poco lo más llamativo de las medidas, para que se vayan haciendo una idea de por donde pueden ir los tiros.

Las medidas están destinadas a ser adoptadas “en un tiempo razonable”, para continuar más adelante con otras de mayor calado. Como indica el estudio, estas primeras medidas, a aplicar en el corto plazo, respetarían siempre los principios básicos del sistema actual, a saber, universalidad y equidad.

Primera medida.

A pesar de su apariencia no tiene finalidad recaudatoria, pero sí una intención de avance en la mejora del sistema; se compone de varias actuaciones:

a) Implantación de una tasa en atención primaria y urgencias. De mayor cuantía en el segundo caso.

Países como Francia, Suecia, Bélgica o Italia aplican en la actualidad un mecanismo similar.

Los grupos sociales de menor renta y grupos que requieren una mayor atención tendrían exenciones o reducciones.

b) Modificar el modelo actual de pago farmacéutico.

Algunas de las deficiencias que han sido detectadas en el modelo actual relacionadas con este apartado:

  • Relaciona al paciente con la edad, no con su situación económica. ¿Un pensionista sí, independientemente de su renta, y un parado no?
  • Trasvase de recetas con copago a recetas gratuitas.
Las propuestas para solventar estas deficiencias:

  • Mantener el porcentaje de pago para la población activa del 40 por ciento, incorporando exenciones o reducciones significativas en función de la renta o el desempleo.
  • Mantener las condiciones actuales de pago para los enfermos crónicos, con un 10 por ciento de contribución al coste del medicamento, con un máximo de 4 ó 5 euros por receta.
  • Contribución de los pensionistas en similares condiciones que los enfermos crónicos: un 10 por ciento del coste de la receta con un máximo de 4 ó 5 euros, con exenciones y reducciones según la renta.
  • Fijar un techo para la contribución (es decir, para el pago del coste del medicamento); por ejemplo, un máximo de 150 ó 200 euros anuales.
  • Contribución variable según la clase de medicamentos, eliminando pagos para aquellos cuadros clínicos más agudos.

continuará ...


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