martes, 9 de noviembre de 2010

Lluvia de dólares.

El Sr. Bernanke (Presidente de la Reserva Federal de EEUU), allá por el 2002, dijo que si era necesario se subiría a un helicóptero y dejaría caer sobre la población estadounidense los dólares que hicieran falta con tal de que el país no entrara en una nueva depresión. Lo ha hecho, metafóricamente hablando. Nuevamente ha inyectado en la economía norteamericana una ingente cantidad de dinero, 600.000 millones de dólares, a través de la compra de bonos. ¿El objetivo?, que los estadounidenses se animen a consumir, es decir, que se incremente la demanda agregada; el PIB no levanta cabeza.

Pero esta decisión tiene sus consecuencias. Con unos tipos de interés en torno al 0 por ciento, lo que se consigue con esta medida (un exceso de dólares) es que el tipo de cambio del dólar respecto a otras divisas se devalúe, lo que facilitará las ventas de los productos norteamericanos en los mercados del resto del mundo (un incremento de las exportaciones); por el contrario, las importaciones se harán más caras, con lo que se estimulará la producción interior y la creación de empleo.

Pero existe un peligro; y este no es otro que el que esta enorme cantidad de dólares no caiga en las manos adecuadas, y en lugar de llegar a los ciudadanos se fugue a otras latitudes en busca de mayores rentabilidades (tipos de interés más altos, especulación con divisas, etc.), con lo que el objetivo que se busca no se alcanzaría.

¿Pero que sucede con el resto de países? Esta política de la Reserva Federal pone al resto del mundo en serios aprietos. Al devaluarse el dólar, las otras divisas aumentan su valor respecto a éste, lo que dificulta las ventas a los mercados estadounidenses (las exportaciones). China, lo tiene claro; lleva tiempo devaluando su moneda de manera artificial (lo comenté en un post anterior) y posiblemente continúe con la misma política para facilitar sus exportaciones. Los norteamericanos harán la vista gorda a partir de ahora. ¿Por qué? Son conscientes de que su política monetaria creará dificultades al resto de países y, aunque lo nieguen, están contentos de ver su moneda devaluada, aunque digan que no es su objetivo.

¿Y Europa? Con tipos de interés en el 1 por ciento, un incremento del tipo de cambio del euro respecto al dólar perjudicará a sus exportaciones (Alemania, principalmente). El Banco Central Europeo, por miedo a la inflación (objetivo prioritario entre sus políticas) no ha reducido el tipo de interés de referencia. Alemania está creciendo más de lo que se esperaba y tira de los datos estadísticos; mientras, el resto de países de la Unión Europea siguen con problemas. Esta situación pone en una encrucijada al BCE (¿baja tipos de interés, con el consiguiente riesgo de inflación por culpa de Alemania, o sube tipos de interés para combatir la inflación alemana y pone en aprietos al resto de economías de la UE?).

Me temo que construir una “Unión” Europea va llevar mucho tiempo y muchos sacrificios. Una misma política para tan diferentes sensibilidades no puede ser buena. Los más agoreros hablan de la deconstrucción de Europa, y de la desaparición del euro.


1 comentario:

Marta dijo...

España recibió mucho más de lo que pagó a las arcas de la Unión Europea,que gracias a ello tuvo un saldo positivo en su balanza financiera.
Osea que a paises como Alemania, Francia, Reino Unido seguro que no les importaría en absoluto que excluyeran algún pais entre ellos el nuestro de la Unión Europea.