lunes, 16 de diciembre de 2013

Sólo son indicios.

Meras sospechas; nada concluyente; está por demostrar; sólo son indicios.

Pues sí, se ha puesto de moda trivializar y restar importancia a los hechos y actuaciones que aparecen en los medios de comunicación y que tienen como fuente diferentes informes policiales e incluso autos judiciales. Vivimos en un continuo proceso de banalizar cualquier actuación, cualquier prueba, proceda de donde proceda, y para una sociedad democrática puede ser un juego bastante peligroso. Da la sensación de que para unos la simple mención del término “indicio” ya significa una condena en firme y para otros meras sospechas que habrá que demostrar y por lo tanto carentes de cualquier trascendencia.

Indicios de contabilidad “B”, indicios de prevaricación, indicios de fraude fiscal, y así hasta el infinito.

¿Pero que dice la jurisprudencia al respecto? ¿Tenemos que dar credibilidad cuando vemos en los medios de comunicación que según tal auto de tal juez existen indicios de haber cometido un delito? ¿Es la imputación un mero capricho del juez de turno?

Nos dice el Tribunal Supremo en base a una gran cantidad de jurisprudencia del Tribunal Constitucional lo siguiente:

“…coincide en resaltar como requisitos que debe satisfacer la prueba indiciaria los siguientes. Que los indicios, que han de ser plurales y de naturaleza inequívocamente acusatoria, estén absolutamente acreditados, que de ellos fluya de manera natural, conforme a la lógica de las reglas de la experiencia humana, las consecuencias de la participación del recurrente en el hecho delictivo del que fue acusado y que el órgano judicial ha de explicar el razonamiento en virtud del cual, partiendo de esos indicios probatorios, ha llegado a la convicción de que el acusado realizó la conducta tipificada como delito…”.

Aunque no soy jurista creo que podríamos concluir que cuando el emisor del mensaje procede del sistema judicial tomarse a la ligera los hechos sobre los que reposan los indicios es un ejercicio de irresponsabilidad. Quizás tengamos que concluir que las pruebas son más que evidentes y que son más de una. Otra cuestión diferente es que con el paso del tiempo las pruebas se diluyan como terrones de azúcar en una taza de café. Sólo nos quedará el sabor dulce.

2 comentarios:

agremon dijo...

Cuando un poder tiene ascendencia sobre otro, como pasa a menudo en estos lares con el político y el judicial, que los indicios sean indicios no preocupa sobre el resultado, que corresponde a un conglomerado del que los indicios sólo son parte. Sólo son indicios.

David dijo...

Pues si Uno es inocente hasta que se demuestra lo contrario. Pero hay indicios que judicialmente imputan al responsable y huelen. Él otro día por ejemplo, para mi tesis que el dinero de la cuenta suiza de Ballenas corresponde al PP y está acumulado de esa forma, lo corroborar pagos de la rehabilitación de la sede de Génova con ese dinero, y los 6 millones de Duros creo recordar era esa cantidad, que la cuenta disminuyó en época de campaña electoral, como también todas las personas afines al partido que parece ser pueden disponer de ese dinero. Con la infanta, ocurre parecido, con Urdangarin, con Blusa, sí fuéramos uno de nosotros, con esos indicios estábamos lo más cerca en Villabona .