jueves, 24 de junio de 2010

Agencias de calificación.

“la rebaja del rating aplicado por la agencia de calificación S&P a España, desde triple A (AAA) a doble A (AA) se traducirá en un aumento del déficit público …” “…implica que ha aumentado el riesgo de impago por parte del Reino de España…”.
“Fitch rebaja el rating de España en un escalón hasta AA+ porque su recuperación será difícil…”.

Frases como éstas las hemos podido leer en los medios de comunicación durante el último año y, cada vez que aparecen publicadas, se producen reacciones desproporcionadas por parte de algunos sectores, intentando aprovecharse de las posibles consecuencias.

Pero, ¿Quiénes son estas agencias de calificación? ¿Por qué se les atribuye tanto poder? Y sobre todo, ¿Por qué hacen temblar las instituciones cada vez que rebajan la nota otorgada?

Estas agencias son empresas especializadas que a instancia de la propia entidad emisora de deuda asignan a ésta un rating. Las calificaciones que realizan (tanto sobre empresas como países) constituyen la “opinión” de la agencia sobre la capacidad del emisor de deuda para hacer frente a las obligaciones financieras contraídas, ya sea el pago de intereses, la devolución del capital, etc.
Los inversores utilizan estos ratings para estimar la probabilidad de recuperación de su inversión. Dependiendo de cual sea la nota (rating) otorgada por las agencias así será el precio (intereses) que el emisor de la deuda (por ejemplo España) tendrá que pagar para poder financiarse (por ejemplo mediante la emisión de bonos, obligaciones,…).

Actualmente existen 3 agencias de calificación que se reparten la práctica totalidad del mercado, Standard & Poor’s, Moody’s (ambas controlan el 80% de la cuota del mercado) y Fitch (el 20% restante).
Cada una de ellas tiene su particular sistema de otorgar las notas (ratings); por ejemplo, S&Poor’s otorga una Triple “A” (AAA) a la capacidad de pago más fuerte (lo que sería una matrícula de honor) y va reduciendo ratings mediante las notaciones AA, A, BBB, BB, B, … hasta D (la cual podemos denominar “bonos basura”, con alta probabilidad de impago). El sistema de calificación de las otras agencias es similar, acompañando dicha notación con los signos “+” o “-“.

Entre los argumentos que se esgrimen a favor de la existencia de estas agencias se encuentran, en primer lugar, la posibilidad de contar con una referencia (una nota) sobre la situación financiera de una institución, lo que puede servir al inversor potencial para tomar decisiones; en segundo lugar, los todopoderosos mercados financieros no valoran a una entidad que no tenga rating, lo que prácticamente les hace imposible realizar una emisión de bonos o de acciones.
Pero también existen argumentos en contra: en primer lugar, su independencia; estas agencias son contratadas por las propias instituciones que deben ser calificadas (¿morderá el perro la mano que le da de comer?); en segundo lugar, su capacidad para anticipar el deterioro de la calidad del emisor de la deuda o de los instrumentos utilizados para financiarse (no han sido capaces de ver la quiebra de Enron, la crisis de las hipotecas basura subprime, la quiebra de Lehman Brothers, los problemas de la mayor aseguradora mundial AIG, Grecia, … la mayoría contaban con excelentes calificaciones); en tercer lugar, la transparencia en los procesos de valoración (fueron engañadas por Grecia ¿De dónde obtenían los datos para emitir sus informes? ¿De la prensa económica?); en cuarto lugar, su regulación; estas agencias están reguladas por la Securities Exchange Comision (SEC), la supervisora de los mercados en EEUU, lo que sería en España la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), y por la Reserva Federal de EEUU (FED), supervisora de las entidades financieras; en quinto lugar, sólo cuantifican el riesgo de crédito, la capacidad de las instituciones para cumplir con sus obligaciones, la posibilidad de que los fondos prestados a estas instituciones (por ejemplo, a través de bonos) no se devuelvan en el tiempo y forma previsto en el contrato de formalización, dejando de lado otros posibles riesgos (de interés, de mercado, de liquidez, …); por último, estas 3 agencias constituyen un oligopolio y entre ellas se reparten la totalidad del mercado, siendo todas ellas norteamericanas (en la actualidad podrán escuchar los rumores acerca de la creación de una agencia europea).

Con todos estos ingredientes ya tenemos constituidas las agencias de calificación y las preguntas que circulan en diferentes foros son ¿por qué han centrado su atención en los países PIGS (cerdos en inglés), Portugal, Irlanda, Grecia (recientemente rebajada su deuda al nivel de bonos basura) y Spain? (También incluyen a Italia) ¿Por qué apenas se revisa la deuda tanto de Reino Unido como de EEUU, cuando su deuda pública es mayor que la de España en ambos casos? ¿Por qué después de rebajar el rating de un país, obligándolo a subir el tipo de interés de sus emisiones de deuda, los fondos de inversión compran esa deuda? ¿Acaso no tienen un mayor riesgo de impago? ¡Cuantas preguntas y cuantas respuestas!

“La decisión de Moody's parece que no es coherente con respecto a la evolución de los rendimientos de los bonos griegos", ha advertido el comisario europeo de Economía, Olli Rehn, "plantea cuestiones relativas al papel que desempeñan las agencias de calificación crediticia dentro del sistema financiero". En la misma línea, el presidente del Eurogrupo -que reúne a los ministros de Economía y Finanzas de la eurozona-, Jean-Claude Juncker, ha criticado que la reducción es "irracional". (15/06/2010, El País).

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