Si en la entrada anterior recogía unas declaraciones del economista Richard Koo en las que podíamos comprobar la escasa relación entre el volumen de deuda pública y los intereses que pagan algunos países, véase Japón, hoy sacamos a la luz las reflexiones expuestas por el Nobel Krugman, que vienen a incidir en lo mismo.
Krugman se pregunta por qué Japón con una deuda mucho mayor (200% del PIB) que Italia paga un tipo de interés del 1%, cuando ésta tiene que emitir deuda al 7%. ¿Es el volumen el problema? O, por qué Reino Unido con unas perspectivas fiscales peores que las de España paga el 2%, mientras nuestro país se ve obligado a financiarse a tipos que se mueven en torno al 6%.
El Euro, es la respuesta. Al perder la posibilidad de imprimir dinero de manera individual (la política monetaria ya no les pertenece) los países europeos tienen que acudir a los mercados financieros en busca de financiación, en busca de préstamos en otras monedas que no es la suya (euro), con los riesgos que a estas alturas todos conocemos. Una falta de abastecimiento (los grifos cerrados) y un alto coste derivado de la desconfianza que se ha instaurado. Y también sabemos que el Banco Central Europeo en su lucha contra la inflación no está dispuesto a adoptar medidas que puedan poner en peligro la locomotora europea. Una inyección de dinero en el sistema puede provocar un incremento de los precios, algo que no sería oportuno para la competitividad de las exportaciones.
También nos dice Krugman, una vez más, que la austeridad que nos exigen para superar la crisis ha sido un fracaso en todos los lugares en los que se ha probado. Nos pone como ejemplo a Irlanda. Tras realizar unos ajustes brutales, el desempleo se ha disparado y los tipos de interés que abona por su deuda se encuentran por encima del 8%.
Francia, Austria y Bélgica sintieron ayer más que un ligero temblor al ver como sus primas de riesgo despertaban de su letargo.
¿Hasta cuándo seguirán preconizando las virtudes de la austeridad?
Y como cuando una cosa va mal todavía puede ir peor, podemos leer en la prensa que se encuentra al acecho un nuevo peligro. Las cámaras de compensación, las que intervienen en los mercados bancarios con el objetivo de asegurar que las transacciones entre las entidades financieras (bancos entre otras) se lleven a cabo sin riesgo de contrapartida. Si un banco no devuelve los préstamos será la cámara la que lo haga. Eso sí, a cambio exige garantías a las entidades, y las más importantes son la deuda pública. Con primas de riesgo superiores a 450 puntos respecto a la deuda alemana (el bono a 10 años) las garantías que exigen son mayores, lo que reduciría aún más la posibilidad de acceder a la financiación por parte de los bancos. En estos momentos, la prima de riesgo española supera los 450 puntos. Atentos al disparo. Pasó con Italia y sucedió con Irlanda que se vio obligada a solicitar el rescate.
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