viernes, 17 de junio de 2011

Deriva.

Por mucho que nos empeñemos en nadar contracorriente, cuando las fuerzas comiencen a escasear, nos veremos abocados a abandonar en nuestro empeño, a dejarnos llevar por la corriente río abajo o, como mucho, intentar arribar a la orilla para no perder lo alcanzado con tanto sacrificio.

A estas alturas se da por hecho que la corriente defensora de ligar salarios con productividad se ha impuesto, y por mucho que se levanten voces en contra, la semilla ha sido plantada en terreno abonado. Sólo es cuestión de tiempo ver brotar el germen y recoger los frutos.

Pero ante la realidad que se avecina sería conveniente que conociésemos los factores que influyen en la productividad de los trabajadores con el fin de poder extraer algunas conclusiones derivadas de relacionar salarios y productividad.

¿Cuáles son estos factores que influyen en la productividad del trabajador? Como más importantes podemos citar:

El salario, tanto su cuantía como su estructura, una parte fija más incentivos.
El sistema de organización y dirección que impera en la empresa. Una buena organización es beneficiosa a la hora de conseguir mejores resultados.
El procedimiento de reclutamiento y selección de personal. Características personales, profesionales y laborales son dejadas a un lado en numerosas ocasiones cuando se trata de conseguir el trabajador idóneo para el puesto vacante.
El sistema de formación y entrenamiento profesional. Posibilitar que el trabajador se adapte a la evolución tecnológica.
La forma de supervisión. Cómo se controla el trabajo realizado por los empleados.
El sistema de motivación implantado en la empresa.
El sistema de participación de los empleados en las decisiones empresariales.
Finalmente, el llamado sistema sociotécnico, el nivel tecnológico de las instalaciones, de los métodos y procedimientos de trabajo, la forma de organizar la producción,...

Como podemos comprobar, muchos de estos factores son ajenos a la voluntad del trabajador y dependen de las decisiones empresariales. Siendo así, la decisión de vincular salarios y productividad beneficiaría en gran medida a aquellos trabajadores que formasen parte de organizaciones con una importante dimensión, aquéllas en las que se implementen buenos métodos de gestión. Normalmente éstos se encuentran en las grandes corporaciones. Teniendo en cuenta que el tejido productivo de este país está formado en torno a un 95% por pequeñas y medianas empresas (PYMES), podemos concluir que, de continuar con la tendencia iniciada, la arbitrariedad a la hora de revisar salarios será una constante. Es otra forma de, si no reducir salarios, al menos que no crezcan y conseguir de esta forma los objetivos que nos marcan, aumentar la competitividad de nuestros productos y servicios, vía reducción de costes (salariales).

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