sábado, 16 de noviembre de 2013

Hecatón.



35.000 – 40.000 millones más. A estas alturas la cantidad casi es lo de menos.

Pero no somos los únicos. Italia, Luxemburgo, Finlandia, Malta, Francia e incluso Alemania también han recibido advertencias de la Comisión Europea. Quiere más ajustes. El enésimo. Erre que erre, la misma cantinela, la ortodoxia imperante exige cumplir con el objetivo de déficit pactado, la piedra filosofal que nos llevará a … no se sabe donde.

Tras leer la noticia recordé entonces que hacía tiempo había leído el libro de Michel Onfray, “Política del rebelde”, en donde se recogía el llamado síndrome de Hecatón.

Hecatón fue un filósofo estoico del siglo II antes de nuestra era que enseñaba algo que parece tener hoy en día mucha fuerza: entre la salvación de otro hombre y la conservación del interés propio debe preferirse siempre la segunda opción.

El síndrome, según Onfray, afecta a los que practican la economía como una actividad independiente y la entienden como la ciencia de los bienes, de las riquezas, de cuyos objetos y preocupaciones quedan excluidos el hombre y la humanidad. También es el síndrome que padecen los que creen que la actividad económica puede desarrollarse a pesar de los hombres, incluso contra ellos y su bienestar.

Prioridad del tener sobre el ser, de los intereses y beneficios sobre cualquier otro valor.

En Bruselas parecen estar imbuidos por el síndrome de Hecatón. Entre el déficit y el hombre debe preferirse el primero. No importan los cadáveres que se queden por el camino, es un mal necesario, un sacrificio que debe llevarse a cabo para asegurar un mañana lleno de esplendor. Todo un acto de fe.

1 comentario:

agremon dijo...

Non coñecía Hecatón. Terá algunha relación con hecatombe? Antes de mirar, diría que si.