miércoles, 20 de noviembre de 2013

Frío, lluvia y pobreza.



En una tarde de lluvia y frío uno puede aprovechar para revolver un poco por casa y poner algo de orden en sus cosas. Lo cierto es que lo intenté, hasta que me encontré con uno de esos libros que tienen la virtud de esconderse durante mucho tiempo en las estanterías y que un buen día parecen querer decirnos algo. “Economía de la pobreza” del profesor Jose A. Martínez Álvarez. A partir de ese momento mis buenas intenciones sufrieron un repentino cambio.

Abrí el libro al azar y me puse a leer algunos de esos párrafos subrayados con tinta verde; ni que decir que el libro era parte de la bibliografía que en su momento formó parte de mis estudios de Empresa. Dicen los entendidos, los que dan consejos a los estudiantes sobre los buenos hábitos, que la tinta verde es la que menos cansa a la hora de leer lo subrayado. Si algún estudiante se aventura en este blog al menos podrá sacar algo de provecho de este consejo; también aconsejan realizar una primera y atenta lectura antes de aventurarse a subrayar todas y cada una de las líneas. ¡No habré yo marcado hojas y hojas!

Uno de los apartados del libro que me llamó la atención fue el siguiente: ¿Qué se puede hacer contra el empobrecimiento?

El profesor Martínez defiende que las causas de la pobreza son tanto individuales como estructurales, por lo tanto las políticas para luchar contra esas causas también pueden clasificarse de la misma forma.
En el aspecto individual se distinguen tres subsistemas: el económico, el político y el cultural. En el primero destacan las rentas mínimas o de inserción social para luchar contra la pobreza; respecto al segundo, cuanta más democracia y participación de los pobres y marginados (o posibilidad de hacerlo) en los órganos políticos, menos pobreza y menos desigualdad habrá. Por último, desde la óptica cultural, el individuo mejora sus posibilidades de no caer en la pobreza o de salir de ella (por su esfuerzo personal) si tiene u obtiene el nivel educativo adecuado y si consigue reintegrarse en la sociedad a la que pertenece.
En la vertiente estructural, además de la participación del Estado y de una mayor Democracia (con mayúsculas) se debe retornar (regresar) a una cultura de la Solidaridad.

Si estas políticas se aplican por separado, llevan al fracaso. Cuando el libro fue publicado todavía estábamos muy lejos de lo que hoy llamamos crisis.

¡Lo que da de sí una tarde de lluvia!

2 comentarios:

agremon dijo...

amañaríase algo enviando un exemplar a Rajoy? E con un para cada ministro?

David dijo...

Es obvio, pero no por obvio deja de merecer la pena recorxdarlo, mi hermano cuando leia algun libro de economia de empresa o sobre motivación decia: Es obvio. Pero muchas cosas no son tan obvias, y otras que lo son merece la pena recordarlas.