Y no me refiero a la novela de Stendhal. Tras un domingo en rojo (festivo), viene un lunes en negro (bolsas o parquet). Es la tónica de los últimos tiempos. Debacle nuevamente en las bolsas, y sobre todo en el sector bancario. Tras la alegría inicial (para algunos) por unos resultados óptimos en las pruebas de estrés, los mercados han vuelto a imponer su ley. ¿Son o no eficientes? Cuando algo no les gusta lo dejan muy claro. En este caso, dicen algunos, el no haber computado en las pruebas de estrés la deuda pública de los países con alto riesgo de impago que tienen las entidades financieras en su contabilidad. Claro que también se dice que los mercados ya conocían el mecanismo de las pruebas y que por lo tanto ya debería estar descontado en los precios de las acciones.
En fin. Esperemos resultados tras la reunión de los máximos dirigentes europeos. Pocos, para ser realistas. Mientras la economía imponga su ritmo a la política pocas alternativas existen. De momento, y respecto a nuestro país, la llamada prima de riesgo, la diferencia respecto al bono alemán a 10 años que nos exigen en los mercados para captar financiación, en máximos; más del 6% de interés a pagar por las generaciones futuras. ¿Cómo?
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