martes, 11 de enero de 2011

Decálogo.

La entidad financiera Saxo Bank, con sede en Copenhague, nos ha regalado unas auténticas perlas en forma de medidas económicas que deberían aplicarse, o al menos hacer algún gesto en esa dirección, para salir de la crisis en la que nos encontramos. Por lo que he podido comprobar la noticia no ha trascendido mucho, únicamente la he visto en un medio de comunicación online en el día de ayer, y hoy ya no se encuentra en la edición digital. Lo cierto es que no me extraña. Las medidas que propone la entidad Saxo bank van destinadas a realizar una limpieza íntegra, borrón y cuenta nueva. Esto me recuerda, salvando las diferencias, al período de la gran depresión que terminó, como todos sabemos, en una Guerra Mundial ¿Exagero? He podido escuchar a algún ¿analista? comentar que “esto se arregla con una guerra”. En fin.

Resumiendo, las medidas proponen: que las entidades bancarias valoren todos sus activos (inversiones principalmente) a precio de mercado, con lo que tendrían que reconocer las pérdidas que han ido acumulando; ello llevaría a muchas entidades a solicitar concurso de acreedores al devenir en insolventes; las que fuesen excesivamente grandes serían nacionalizadas. Las garantías de los gobiernos a los bancos, por supuesto, desaparecerían (ya no obtendrían respaldo para financiarse en los mercados). Al mismo tiempo, los gobiernos deberían aplicar medidas fiscales “drásticas”, al menos durante 2 años. Y por supuesto, bajadas de salarios, que son muy altos. Todo ello acompañado por presupuestos estatales equilibrados, partiendo de la reducción del gasto público.

Una vez mezclados todos los ingredientes, es fácil deducir cuáles serían las consecuencias inmediatas: un auténtico terremoto económico, cierre de empresas insolventes con miles de trabajadores sin empleo a la espera de que las economías vuelvan a ponerse en marcha. Lo dicho, borrón y cuenta nueva.

Lo que nunca me queda claro cuando se proponen este tipo de medidas es qué se pretende hacer con las personas, con los trabajadores, que al fin y al cabo son los grandes perjudicados. Si los bancos caen ¿quién garantizará los depósitos de los clientes? ¿los gobiernos? (es decir, los contribuyentes) ¿Qué sucedería con los miles de trabajadores que quedarían en la calle? En un país como el nuestro, que durante los últimos años ha basado su crecimiento en un sector con mano de obra abundante y poco cualificada como ha sido la construcción, ¿cómo recolocamos a todos esos trabajadores que han perdido su empleo sin intervención del gasto público, sin inversión? ¡Cuántas preguntas¡


Medidas necesarias.

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