lunes, 20 de diciembre de 2010

¿Por qué me miran mal?

Como dice aquella conocida canción de Loquillo, “tu madre no lo dice, pero me mira mal”. No hay forma de que los mercados centren su atención en otros lugares. Por mucho que nos empeñemos en hacerles ver que las medidas adoptadas van en la senda marcada, una y otra vez miran con recelo y desconfianza a nuestro país. Estos días nos hablan de la deuda “oculta” de las Comunidades Autónomas y su impacto en las cuentas públicas, pero me temo que donde mayor desconfianza existe es las cuentas de las entidades financieras. Dicen algunos analistas y periodistas especializados que los bancos ocultan la realidad de su situación, ya sea mediante artificios contables o, directamente, saltándose la ley, y todo ello a pesar de los continuos mensajes de tranquilidad que se envían desde el Banco de España. ¿En qué basan tanto analistas como mercados su desconfianza?

Los bancos clasifican sus bienes y derechos, es decir sus activos, en diferentes “carteras” a efectos de su contabilización. Para que se hagan una idea, es como abrir un archivador e ir clasificando documentos según diversos criterios; por ejemplo, los préstamos que concede el banco o las inversiones que realiza en deuda pública (bonos, obligaciones) son clasificados en “carteras” para posteriormente ser valorados. Ahora bien, estos derechos deben ser revisados periódicamente para conocer cuál es su valor actual, y si han sufrido algún deterioro, por ejemplo, porque el préstamo concedido se sospecha que devendrá en un impago, entonces deberá actualizarse el valor de la cartera reconociendo la pérdida en la cuenta de resultados.

Pues bien, como he dicho, existen ciertos analistas que insinúan, mas bien claman, que las denominadas “Carteras a vencimiento” que recogen gran parte de las inversiones que poseen los bancos, "no se están valorando", por lo que mostrarían unos activos sobrevalorados que no reflejan la realidad. Esto quiere decir que los bancos pueden ser una bomba de relojería, que no están reconociendo las pérdidas en las que han incurrido y su situación puede ser muy, muy diferente a la que muestran. Además, también afirman que estas carteras no fueron declaradas en los famosos test de estrés que tan buenos resultados mostraron.

Así pues, parece ser que podríamos encontrarnos con activos sobrevalorados y con todas sus posibles implicaciones. ¿Serán estos los motivos por los cuales el mercado de capitales no termina de fiarse de nosotros? Con la cantidad de ladrillo que existe por todo lo ancho y largo de nuestro país, y con los consiguientes préstamos vinculados ¿no es extraño que la morosidad no se dispare? ¿No es extraño que los bancos no necesiten recapitalizarse? Estas y otras preguntas son las que pueden estar haciéndose los mercados.

Yo todavía me haría otra pregunta ¿Y los auditores? Su trabajo consiste en emitir un, digamos, trascendental informe (tras un largo proceso) que diga que las cuentas anuales reflejan, o no, la imagen fiel del patrimonio, de la situación financiera y del resultado de la entidad ¿Se pillarán las manos? Mi curiosidad me llevó a leer alguno de estos informes publicados y los pocos que he visto, estaban limpios, es decir, las cuentas reflejan la imagen fiel.

¿Hasta cuándo tu madre me seguirá mirando mal?

2 comentarios:

Raúl dijo...

una madre nunca mira mal.

El autor dijo...

Al hijo/a puede que no, ¿al yerno?