miércoles, 22 de diciembre de 2010

¿Desconfianza?

Tampoco tiene porque extrañarnos tanto: “Dos de cada tres españoles no confía en los consejos de su banco o caja de ahorros, según un estudio de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU)”.
Recuerdo durante aquellos años (que lejos parecen) de riqueza ficticia que nuestros queridos bancos nos llamaban día sí y día también para ofrecernos sus productos con suculentas rentabilidades: “es una oportunidad única” nos decían, y lo cierto es que no estaban equivocados; durante años los productos financieros que se colocaban en el mercado conseguían por lo general buenas rentabilidades, pero no como consecuencia de sus propias virtudes, más bien era consecuencia de un mayor número de inversores domésticos que nos dejábamos llevar por la tentación de dinero fácil y rápido. Claro que al mismo tiempo se estaba creando una enorme burbuja con la entrada masiva de capital, ¿recuerdan los fondos de inversión, las acciones de empresas privatizadas, depósitos estructurados, etcétera, que nos ofrecían? Y no hablemos de los préstamos hipotecarios que se concedían a todo aquél que entrara por la puerta de la sucursal, con poco más que una nómina asociada a un contrato temporal, pero con la promesa de que no tendría ningún problema para hacer frente al pago de la (enorme) hipoteca, y, en tal caso, siempre podría vender la vivienda a un precio superior (en fin, eran otros tiempos).

Una anécdota que refleja lo osado de aquellos días me sucedió como espectador en una sucursal bancaria; me encontraba a la espera de ser atendido, mientras uno de los empleados estaba ofreciendo a un cliente de la entidad un depósito para especular con el tipo de cambio del euro/dólar. Intentaba convencerlo de que era una oportunidad única, le comentaba que la información que manejaba el banco en aquellos momentos era una previsible revalorización del dólar frente al euro, con lo que se podrían obtener unas buenas plusvalías. Digo que era una anécdota, porque en aquellos momentos la tendencia del tipo de cambio era totalmente la inversa, una revalorización del euro que llevaba tiempo produciéndose (supongo que los analistas del banco considerarían que ya no subiría más y proponían a sus clientes una “apuesta” a la baja). ¿Qué pasó? El euro continuó revalorizándose de forma importante durante bastante tiempo. La decisión que adoptó el cliente la desconozco.

Otros (yo entre ellos) han decidido llevar a cabo sus propias inversiones sin necesidad de “asesoramiento” de su entidad financiera, “para perder dinero no necesito consejos”. El resultado, a veces, es el mismo, pero la decisión es mía. Para apuestas, la de la lotería de Navidad de hoy. Que tengan suerte y salud.

Por cierto, para los que todavía no lo sepan, los premios que se obtengan del sorteo están exentos de tributar; otra cosa son las rentabilidades que se consigan con ellos, pero, ¿para qué preocuparse? me dirá alguno.

Feliz Navidad.

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