jueves, 11 de noviembre de 2010

Juegos sucios.

La Unión Europea quiere frenar una “guerra de divisas”. El presidente del Consejo y de la Comisión Europea han remitido una carta a sus socios del G-20 en la que les solicitan, en síntesis y para que nos entendamos todos, que dejen de jugar con sus monedas. De nuevo un mercado, y en este caso, el de divisas, en el que usted y yo no pintamos nada o, casi nada. ¿Saben quiénes operan en estos mercados? Principalmente los grandes bancos o dealers, las grandes empresas, los fondos de pensiones, los fondos de inversión, compañías de seguros y, los bancos centrales (es decir, los gobiernos).

El mercado de divisas no tiene un lugar físico específico, es global, y funciona las 24 horas del día. Únicamente los dealers y los brokers especializados, que actúan como intermediarios, pueden realizar operaciones.

Una vez más, los que ocupan los pisos más altos del edificio (Gobiernos, Bancos, Multinacionales, Inversores institucionales, …) han entrado en un juego en el que, como siempre, alguien saldrá mal parado; y este alguien es el ciudadano de a pie. No contentos con las consecuencias que padecemos, derivadas del incontrolable afán por la búsqueda de beneficios a corto plazo, ahora intentan (los gobiernos) solucionar el desaguisado utilizando medidas unilaterales. Entramos en el inicio de un nuevo proteccionismo. Tras predicar durante años los beneficios de la globalización, el libre comercio, la eliminación de barreras para la libre circulación de capitales, mercancías y trabajadores, de nuevo nos encontramos con el establecimiento de restricciones.

Algunos dirigentes ya avisan: si el juego continúa habrá represalias. Pasaremos de los habituales aranceles a las más sutiles artimañas para manipular y proteger el comercio mundial. Los cuantiosos fondos soberanos y las ingentes cantidades de reservas que poseen algunos países son suficientes para manipular el tipo de cambio en beneficio de sus transacciones comerciales. ¿Defienden lo suyo? Sí, pero no pueden olvidar que en una transacción son necesarias, al menos, dos partes.

La unidad del G-20 está en el aire y las grietas se harán evidentes en la cumbre que se celebra …

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