Hoy me gustaría darles un consejo (si me lo permiten).Yo soy una de tantas personas que acostumbra a recibir de manera constante información sobre “oportunidades” de inversión, ya sea a través de correo postal de mi banco, correo electrónico o llamadas telefónicas, entre otras. La mayoría de esta información suele estar relacionada con las extraordinarias rentabilidades que tal o cual Fondo de Inversión viene reportando durante los últimos años, superando, como no podía ser de otra forma, al resto de productos financieros que existen en el mercado, y con la oportunidad de inversión que representa.
No se fíen; tengo que confesar que soy un asiduo lector del matemático Nicholas Taleb y acudo con frecuencia a sus análisis (ha formado parte del mundo financiero trabajando como operador bursátil). Taleb se define como un empirista escéptico y basa sus exposiciones en análisis estadísticos.
¿Cómo desmontar esta publicidad engañosa?
Taleb parte del hecho de que son miles de fondos los que se crean al año; otorga a estos fondos una probabilidad, por ejemplo y siendo muy generoso, del 50 por ciento de obtener rentabilidades positivas (no olviden que nos encontramos en un mundo de suma cero, lo que alguien gana otro lo pierde). Si el primer año tenemos 1000 fondos de inversión, 500 tendrán rentabilidad positiva (50%) y 500 habrán desaparecido; el segundo año serán 250 fondos (de los 500 que quedan) los que habrán obtenido rentabilidades positivas, el tercer año serán 125, y así sucesivamente. Uno de esos fondos que habrá sobrevivido intentará convencernos de que durante los últimos años ha sido mejor que el mercado, convencido de su magnífica gestión a la hora de invertir el dinero de sus clientes (partícipes).
Aparte de la certeza de las suculentas comisiones que nos cobrarán no existe otra garantía ¿Formará este fondo de inversión el próximo año del 50% de ganadores o pasará a formar parte de los miles de fondos ruinosos?
Nos cuenta Nicholas Taleb una anécdota sobre como funciona este mundo de tiburones; Robert C. Merton, premio nobel de economía en 1997 (compartido con M. Scholes), defensor de los dogmas de las finanzas modernas y los mercados “eficientes” creó, paradójicamente, un fondo de inversión que se aprovechaba de las “ineficiencias” del mercado. Fracasó espectacularmente.
Creo recordar que el mismo Taleb daba un consejo a los inversores que quisieran dormir tranquilos: inviertan el 90 por ciento de su patrimonio en instrumentos de inversión “seguros” (depósitos a plazo, letras del Tesoro, Bonos, …) y el resto apuéstenlo a lo más arriesgado que encuentren. Si tienen suerte obtendrán unas magníficas plusvalías y si las cosas no salen bien habrán perdido sólo el 10% de su patrimonio. Buena suerte.
No se fíen; tengo que confesar que soy un asiduo lector del matemático Nicholas Taleb y acudo con frecuencia a sus análisis (ha formado parte del mundo financiero trabajando como operador bursátil). Taleb se define como un empirista escéptico y basa sus exposiciones en análisis estadísticos.
¿Cómo desmontar esta publicidad engañosa?
Taleb parte del hecho de que son miles de fondos los que se crean al año; otorga a estos fondos una probabilidad, por ejemplo y siendo muy generoso, del 50 por ciento de obtener rentabilidades positivas (no olviden que nos encontramos en un mundo de suma cero, lo que alguien gana otro lo pierde). Si el primer año tenemos 1000 fondos de inversión, 500 tendrán rentabilidad positiva (50%) y 500 habrán desaparecido; el segundo año serán 250 fondos (de los 500 que quedan) los que habrán obtenido rentabilidades positivas, el tercer año serán 125, y así sucesivamente. Uno de esos fondos que habrá sobrevivido intentará convencernos de que durante los últimos años ha sido mejor que el mercado, convencido de su magnífica gestión a la hora de invertir el dinero de sus clientes (partícipes).
Aparte de la certeza de las suculentas comisiones que nos cobrarán no existe otra garantía ¿Formará este fondo de inversión el próximo año del 50% de ganadores o pasará a formar parte de los miles de fondos ruinosos?
Nos cuenta Nicholas Taleb una anécdota sobre como funciona este mundo de tiburones; Robert C. Merton, premio nobel de economía en 1997 (compartido con M. Scholes), defensor de los dogmas de las finanzas modernas y los mercados “eficientes” creó, paradójicamente, un fondo de inversión que se aprovechaba de las “ineficiencias” del mercado. Fracasó espectacularmente.
Creo recordar que el mismo Taleb daba un consejo a los inversores que quisieran dormir tranquilos: inviertan el 90 por ciento de su patrimonio en instrumentos de inversión “seguros” (depósitos a plazo, letras del Tesoro, Bonos, …) y el resto apuéstenlo a lo más arriesgado que encuentren. Si tienen suerte obtendrán unas magníficas plusvalías y si las cosas no salen bien habrán perdido sólo el 10% de su patrimonio. Buena suerte.
4 comentarios:
De sobra sábe-lo que disfruto léndote pero teño que recoñecer que hoxe superáchete, majo.
Acabas de convencerme do afortunado que son de non ter un "chavo".
O meu problema que, coma o de moitos, non é tanto ter "en qué invertir" coma ter "qué invertir", acaba, de súpeto, de deixar de selo.
¡Por estas cousas vaise ó ceo, home!.
P.D.: Ó contrario que Taleb eu véxome máis un escéptico empírico. Será porque son galego: primeiro dudo e logo actúo).
P.D.2: Agora en serio. Moi bo. Cercano e superdidáctico, coma sempre. Segue así.
P.D.3: Por certo, se quére-la miña opinión, publicable 100% no noso querido semanario.
Bicos.
No hace falta de Taleb hiciera esas recomendaciones, con sentido común la mayoria de los humanos que no corren riesgos y apuestan por lo seguro se decantan por los bonos, letras o similares, excepto los que quiern ser ricos a corto plazo y a veces lo pierden todo.
Un saludo Antonio.
Quizás no exista tanto sentido común como se cree. No son sólo las personas las que optan por este tipo de inversiones de forma directa. Muchas personas han planificado su jubilación a través de fondos de pensiones y otros inversores institucionales. A principios del 2000 el valor de los activos gestionados por los fondos de inversión a nivel mundial superaba los 11 billones de dólares y existían más de 50.000 fondos de inversión, y sólo alrededor de 8.000 en Estados Unidos. Parece que lo que llamamos sentido común puede ponerse en duda.
Un saludo.
P.D.: un estadístico ten que xustificar o seu salario, polo tanto deberá analizar previamente os datos, calcular tendencias, e logo unha vez previsto o seguinte resultado, cuestionar a posibilidade de que se vaia a producir (si Taleb fora galego posiblemente tamén sería primeiro escéptico).
Hola,naide da os pesos a peseta,bendito ING pa quen-lo queira.Saudos
Publicar un comentario