domingo, 4 de julio de 2010

El pescador.

Cuentan que un banquero se encontraba en el puerto de un pequeño pueblecito costero cuando vio acercarse un bote con un pescador; dentro del bote observó que se encontraban varios atunes de buen tamaño y preguntó al pescador cuánto tiempo había tardado en pescarlos. El pescador le respondió que no mucho. ¿Entonces por qué no permanece más tiempo en el mar y saca más pescado? Le preguntó el banquero.

El pescador le respondió diciendo que tenía suficiente para su familia y para él.

¿Qué hace usted con el resto de su tiempo? Preguntó el banquero.

Me levanto tarde, salgo a pescar, juego con mis hijos, duermo la siesta, juego al dominó y a las cartas, tomo una cerveza y toco la guitarra con mis amigos. Respondió el pescador.

Si me lo permite, podría darle unos consejos para que pudiera obtener unos buenos beneficios con su arte – le dijo el banquero; debería emplear más tiempo en la pesca y con los ingresos que obtuviera comprar una barca más grande, con los ingresos del bote más grande comprar varios botes, y así tendría una flota de barcos. En lugar de vender el pescado a un intermediario lo podría hacer directamente a un distribuidor, o incluso abrir su propio punto de venta en la ciudad. Debería controlar la producción, el procesamiento y la distribución. Debería salir de este pueblo e irse a la capital, luego a otras ciudades más grandes desde donde manejaría su empresa en expansión.

El pescador preguntó: Pero, ¿cuánto tiempo tardaría en hacer todo eso?

A lo que el banquero respondió: Entre quince y veinte años.

Y luego ¿qué?, dijo el pescador.

El banquero se rió y dijo que esa era la mejor parte: cuando llegue la hora deberías anunciar una Oferta Pública de Venta para vender las acciones de tu empresa al público. Te volverías rico y tendrías millones.

Millones… y luego ¿qué? Dijo el pescador.

Luego te puedes retirar a un pueblecito costero, donde podrías levantarte tarde, salir a pescar, jugar con tus hijos y nietos, dormir la siesta, acercarte todas las noches al bar a tomarte una cerveza, jugar al dominó y a las cartas y tocar la guitarra con tus amigos. Sentenció el banquero.

3 comentarios:

Beni dijo...

Querido amigo:

Ademáis, seguramente, de outras lecturas, he aquí unha interesante metáfora da guerra que libran, dende tempos inmemoriáis, os cabaleiros "Ter" e "Ser".

Por desgracia, na sociedade que nos tocou vivir ún é bastante máis forte que o outro aínda que, eso sí, non quita que quedemos algúns dispostos a alimentar unha molesta "guerra de guerrillas".

Unha aperta.
Beni

Eu dijo...

Yo prefiero la filosofía del pescador: Trabajar para vivir. Que nadie sabe si va a vivir 15 o 20 años...

Un saludo

Juanjo dijo...

Pero la filosofía del pescador, tiene riesgos y más en tiempo de crisis.
Aunque por el tener no se puede juzgar a la gente, hay mucha aparariencia falsa.
Un saludo.