viernes, 22 de noviembre de 2013

Competitividad.

¿Por qué no somos competitivos? Ésta parece ser la cuestión clave a resolver. Nos acusan de que nuestros productos y servicios son poco competitivos y que es necesario llevar a cabo más reformas para ganar competitividad.
 
La sensación, al menos la que yo tengo, es que pretenden hacernos creer que sólo podemos mejorar nuestra competitividad reduciendo costes, sobre todo los relacionados con los trabajadores (los costes laborales). No recuerdo hasta la fecha muchas posiciones, digamos oficiales, que defiendan que la mejora de la productividad, y por lo tanto de la competitividad, se obtiene también por medio de otros mecanismos que no sean exclusivamente los relacionados con los costes laborales.
 
Expondré a continuación cuáles son las razones que explican la falta de competitividad de nuestras empresas, al menos, las que a mí me enseñaron en su día.
 
La primera de estas razones es la ausencia de formación y de una cultura que estimule la productividad y la calidad.
Ya que hablamos de los trabajadores como el principal foco de las políticas de reducción de costes, también debemos hacer hincapié en que éstos son uno de los factores básicos para favorecer el crecimiento de la productividad, crecimiento que no se produce debido a los siguientes motivos:
 
  • La falta de formación adecuada.
  • La tendencia a utilizar empleo temporal y parcial. Esta clase de contratación proporciona mayor “flexibilidad” a las empresas pero al mismo tiempo proporciona mano de obra poco formada y que no se integra en el, llamémosle, ADN de la empresa. La llamada “curva de aprendizaje” nos indica las mejoras que se producen en los costes a medida que los trabajadores ganan experiencia. Obviamente con contratos temporales y parciales esta reducción de costes no llega a producirse.
  • Ausencia de mandos intermedios con cultura tecnológica. No es una novedad que en la actualidad los cambios tecnológicos se producen a la velocidad de la luz. Empresas que no adoptan estos cambios en sus procesos dejan escapar oportunidades para mejorar la productividad. Con los mismos recursos se puede producir más y mejor.
  • Escasa preocupación por la calidad, la gestión del tiempo y la eficacia en el uso de los materiales. Ser competitivos también significa producir bienes con “cero defectos”. Existen, o al menos se enseñan, manuales de operaciones que buscan reducir los defectos en los procesos productivos. Y como no, reducir tiempos, tanto de fabricación como de distribución, es otro de los ejes de la competitividad actual.
Como pueden comprobar no todo se basa en la reducción de salarios para ganar competitividad. Todo lo anterior se puede aprender y llevar a la práctica y muchos se sorprenderían de lo próximo que se encuentra. No solo en las grandes corporaciones, sino en pequeñas y medianas empresas pueden y deben aplicarse.
 
Continuará….

1 comentario:

agremon dijo...

Creo que en algún momento utilizaré tu post como incitador al rendimiento educativo en los alumnos ...