viernes, 11 de noviembre de 2011

Más austeridad.

Será porque no lo avisamos en numerosas ocasiones. Ahora se dan cuenta y nos anuncian que tenemos una nueva recesión a la vista (recuerden que se trata de crecimientos negativos del PIB durante dos trimestres consecutivos), que las economías europeas no crecerán tras los ajustes a los que se vieron obligadas. Y todo para que Alemania no viera perjudicada sus exportaciones, su crecimiento.

Ni la política monetaria del BCE, con las sucesivas subidas de tipos de interés tras su insistencia en ver a la inflación como el gran problema de Europa, ni la deuda pública, vista como el ogro que ocupaba nuestros sueños y que nos obligó a llevar a cabo ese eufemismo llamado austeridad, también conocido como consolidación fiscal, que al fin y al cabo no es otra cosa que gastar menos y recaudar más, vía impuestos. No, no han sido medidas muy oportunas.

¿Pensaban que las economías crecerían suprimiendo la demanda? ¿Y ahora? Un primer giro. Fue suficiente que el BCE cambiase de presidente para que se produjese una rebaja del tipo de interés, 0,25%. ¿Está la política del BCE en manos de una sola persona? ¿Nos han cambiado a todo el equipo de asesores?

Y me temo que lo peor está por venir. Incluso Alemania, la protegida, corre el riesgo de entrar en recesión tras los intentos de los políticos europeos para que se mantuviese como la locomotora de Europa. A todas luces infructuosos. Miramos con envidia, ya ni siquiera de reojo, hacia EEUU y sus políticas de expansión fiscal, donde la inflación es el último de sus problemas, y donde continúan creciendo los brotes verdes que vieron la luz hace meses. Pero al mismo tiempo nuestros tecnócratas siguen exigiendo mayores sacrificios a pesar de los resultados decepcionantes. Ver para creer.

El Comisario europeo de Asuntos Económicos sigue insistiendo en los ajustes y, no siendo suficiente con éstos, amenaza con sanciones a partir del mes de diciembre para aquellos países que se muevan en la foto. Más leña.

El futuro, en boca del comisario: “Las empresas retrasarán o cancelarán sus planes de inversión…”, “los hogares consumirán con prudencia…”, “los bancos probablemente restringirán el crédito, limitando así a su vez las perspectivas de inversión y consumo”. Y a pesar de los pronósticos, concluye: “la consolidación fiscal se ha vuelto más urgente”.

¿A qué nos lleva esto? Si no existe consumo, ni inversión, se estima que los precios (inflación) se situarán por debajo del objetivo del BCE (2%), y con reducción del gasto y subida de impuestos (consolidación fiscal) algunos países lograrán cumplir con el límite del 3% de déficit marcado por el Pacto de Estabilidad.

Así que ya saben. La foto de familia saldrá perfecta, todo en su sitio. Cuando los diferentes organismos nos muestren satisfechos sus impecables informes macroeconómicos nos dirán que la situación se ha normalizado. Los cadáveres que vayan quedando por el camino es lo de menos. El objetivo, la excelencia en la obra final.

En definitiva, nos dicen que no creceremos (la economía), tendremos paro persistente durante un largo tiempo, y además, para nuestro consuelo, bajos precios (para el que pueda pagarlos). Y éste no es el peor de los escenarios.

Hoy estoy positivo.

1 comentario:

JUAN ANTONIO PEREZ ALONSO dijo...

Solo me resta agradecerte el camino que nos abres para poder ver la realidad de los hechos, y si me lo permites, recomiendo volver a leer dos artículos que nos aconsejaste el viernes 7 de enero y el martes 13 de septiembre, ambos de 2011. Es impresionante volver al pasado y leer futuribles.