miércoles, 13 de julio de 2011

Las aguas bajan revueltas.

Y la rueda sigue girando. La Agencia de Calificación Moody’s, tras haberse pasado la semana pasada por Portugal para rebajar la calificación de su deuda, continúa con su turné y de nuevo se ha pasado por otro de los países más afectados por la crisis, Irlanda. Su deuda ha sido rebajada al nivel de bono basura, es decir, alta probabilidad de impago asociado con altos intereses. Lo interesante sería conocer si la probabilidad de impago da lugar a la rebaja de calificación o, si es la propia rebaja la que dará lugar a nuevas emisiones de deuda con tipos de interés más altos y, como consecuencia, un riesgo de impago. El huevo o la gallina.

Lo cierto es que parece que los operadores de los mercados se han acostumbrado y, de momento, esta rebaja no ha supuesto apenas ninguna reacción. Uno se acostumbra incluso a las situaciones más adversas.

Los nervios a flor de piel. Si ayer los alemanes decían que hasta septiembre no había prisa para buscar una solución al “problema” de Grecia, hoy, Europa, anda revuelta en busca de una rápida solución. Incluso no se descarta una suspensión de pagos del país. Para los no puestos: que Grecia no sea capaz de devolver lo que le han prestado. El debate: unos, que los compradores privados de la deuda griega asuman las consecuencias del impago (a favor, Alemania y Holanda); ¿las consecuencias? Imaginen que los bancos, fondos de inversión, fondos de pensiones, etcétera, no recuperan lo invertido en los bonos griegos. ¡Qué fiesta! Otros, el resto de países, que de participación privada en la reestructuración de la deuda griega ni hablar, que las aguas ya bajan bastante revueltas como para agitarlas aún más.

Y para el viernes la publicación de los famosos test de estrés a la banca.

Los que vivimos en los márgenes de los ríos sabemos que en época de tormentas las aguas bajan muy turbias.

Por último, una pequeña buena noticia. La inflación en nuestro país (y probablemente en toda la zona euro) se ha reducido y se ha situado en el 3,2% interanual (respecto al mismo periodo del año anterior). Previsible tras el descenso del precio del barril de petróleo. Algo que el Banco Central Europeo no ha tenido en cuenta a la vista de su última actuación (subida del tipo de interés).

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