A esto se le denomina descoordinación. Si ayer hacíamos mención al paso atrás dado por la Comisión Europea en su intento para que se llevarán a cabo más medidas impopulares en nuestro país, hoy aparecen en prensa las ideas que nos proponen desde el sector bancario español. Reducción de salarios y precios para ganar en competitividad. Además, el Banco de España, siguiendo la recomendación genérica de la Comisión Europea (aquélla que decía que había que explotar el margen para mejorar la eficiencia fiscal), propone en un ejercicio de literalidad absoluta que se eleve el Impuesto sobre el Valor Añadido (IVA), impuesto indirecto que grava el consumo y que no hace distinciones entre ciudadanos con diferentes rentas disponibles. ¡Eso sí que es un ejemplo claro de cómo explotar el margen!.
Resumiendo, la Comisión Europea propone, el Gobierno alega, la Comisión acepta y recula, y cuando parecía que las aguas volvían a su cauce, aparecen los “más afectados” por la crisis proponiendo más sacrificios, a la clase trabajadora.
Pero hoy tampoco me olvido de Grecia. Si hace unos meses nos sorprendíamos por los altos tipos de interés que tenía que pagar por financiarse en los mercados (en aquellos momentos los bonos a 10 años rondaban el 10%), a día de hoy esos tipos se aproximan al 20%.
Primero fue Grecia, luego Irlanda y después Portugal, todos ellos obligados a aceptar un rescate con ayudas millonarias y a adoptar medidas impopulares, sacrificios. Cerrado el ciclo, comienza uno nuevo. Las miradas puestas en el país Heleno a la espera de que se declare en quiebra y suspenda pagos. Las hienas lo palpan en el ambiente. Porque lo chocante de la situación es que, mientras los ciudadanos sufren las graves consecuencias derivadas de las medidas de austeridad, los países deben continuar emitiendo deuda pública para poder financiarse y, a pesar del alto riesgo de quiebra, existen inversores que continúan comprando esos bonos ¿por qué? ¿Acaso no existe la posibilidad de impago? Después vendrá Irlanda y Portugal, sin olvidar al resto de países europeos. Mientras tanto, los grandes inversores no hacen asco a nada. Alto riesgo de impago, altos intereses. Altos intereses a pagar significa más sacrificios por parte de los ciudadanos, y así continúa la espiral.
La Unión Europea mientras tanto sigue debatiendo como solucionar el entramado. El Banco Central Europeo no puede financiar a los Estados por mandato de los Tratados. Un tema político. Así que la única solución por el momento es que los países acudan a esos mercados eficientes. ¿Vislumbran una posible solución en el horizonte?
1 comentario:
Creo que la solución por la que preguntas va implícita en el título: echar al enemigo de casa, o bloquearlo. La interpretación de eso variará de una a otra persona: habrá quien vea la expulsión de Grecia del euro o de la UE, y habrá quienes estemos más cerca de otras interpretaciones.
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