martes, 12 de abril de 2011

No quieren ayudarnos.

El viernes teníamos depositadas ciertas esperanzas en que la Reserva Federal estadounidense (FED) nos echase una mano tras la subida de tipos de interés por parte del Banco Central Europeo (BCE). Les comentaba que un incremento de tipos traía consigo un efecto llamada de capitales del resto del mundo en busca de mayores rentabilidades, con la consiguiente revalorización de nuestra moneda única, el euro (se venden divisas, se compran euros). Ello llevaba a su vez a un aumento del precio de las exportaciones y a un descenso del precio de las importaciones (comprar petróleo, por ejemplo). A la vista de la situación, con unas economías europeas en su nivel más bajo, la actuación del BCE resultaba un tanto inadecuada (recuerden que la OCDE no veía con buenos ojos esta decisión), salvo para algunos países y, salvo para cubrirse sus propias espaldas (para que no les culpen de no seguir el cometido que les han impuesto, vigilar la inflación).

Pues bien, según declaraciones de la vicepresidenta de la FED, Janet Yellen, el incremento del precio de las materias primas propiciado por el aumento de la demanda y los problemas de suministro, no tendrá repercusiones en la inflación y el crecimiento de EEUU, por lo que la política monetaria no se tocará, es decir, de momento no se subirán los tipos de interés en EEUU. Nuestro gozo en un pozo, los capitales se quedan. Allá por las "américas" no están tan preocupados por los precios como nosotros, o quizás tengan una visión un tanto diferente de cómo afrontar los problemas de su economía.

Bueno para las importaciones (un euro fuerte permite comprar más barato), malo para las exportaciones (vendemos más caro, con lo que se frena la demanda de los productos europeos). Ya tienen otra justificación los defensores de la competitividad para proponer otro recorte de costes (los más fáciles de aplicar) con la colaboración del Fondo Monetario Internacional (FMI), "España, Francia e Italia precisan adoptar nuevos ajustes..." .

En fin, siempre nos quedará un enigmático “estaremos muy atentos” como esperanza.

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