El imperio se tambalea. La familia más conocida de España (al margen las que llenan habitualmente las páginas de la prensa del corazón) ha vuelto a primer plano, y no precisamente para mostrarnos las virtudes y valores de la familia tradicional.
Don Corle…, perdón, en qué estaría pensando, Don José María y su prole han puesto patas arriba un entramado de empresas que operaban en múltiples sectores de la economía española, algunas, según cuentas los medios, dirigidas desde paraísos fiscales. Existe cierta opacidad para conocer la situación real de las cuentas. Lo que si se sabe es que algunas empresas llevaban tiempo sin pagar a los proveedores y acumulaban una deuda con la Seguridad Social de 45 millones de euros; a ello hay que unir el hecho de que alguna entidad financiera había procedido a ejecutar algún embargo sobre bienes hipotecados.
También hemos podido escuchar voces acusando a los poderes públicos por no haber intervenido en la gestión de estas empresas. Olvidan que ese tipo de actuaciones pertenece a otros tiempos y, me atrevería a decir que a otros lugares remotos. Existen suficientes mecanismos para detectar y subsanar las anomalías e incidencias que se produzcan en cualquier tipo de empresas, véase la Ley Concursal. ¿Se imaginan que hubiera ocurrido si las autoridades hubieran intervenido? Pronto aparecería la prensa más casposa acusando de injerencia política, de poner en peligro los puestos de trabajo de miles de trabajadores y la viabilidad de muchas empresas. De todas formas, la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) emitió en varias ocasiones avisos a los posibles inversores para que se informaran bien antes de tomar alguna decisión sobre la suscripción de los pagarés que la familia Ruiz Mateos ponía en el mercado. Pero, ¿quién necesita información cuando escucha los cantos de sirena, las rentabilidades del 10%? ¿Veremos pronto a los afectados manifestarse ante la sede del ministerio? Rentabilidad anual del 10%, ¿sin riesgo? ¿Ninguno de los afectados se pregunta por qué una empresa ofrece estos intereses para captar fondos? ¿Quizás por qué ya no consiguen préstamos de las entidades financieras? No aprendemos; las empresas llevan a cabo inversiones de las que esperan obtener una tasa de retorno, unos beneficios superiores a sus costes; con tasas de financiación al 10% ¿qué rentabilidad deben obtener las empresas? ¿En plena crisis? ¿Acaso piensan que son ONGs que se dedican a realizar acciones sociales?
Por cierto, también he leído que desde que el Gobierno cambió la ley, obligando a los emisores de estos pagarés a un control por parte de la CNMV (tiene que intervenir un gestor financiero), las emisiones de Nueva Rumasa cesaron, siendo sustituidas por ampliaciones de capital. ¿Casualidad?
1 comentario:
"Se me enganas unha vez, túa é a culpa. Se me enganas dúas, a culpa é miña".
E o tipo sae facendo o sinal da victoria. ¡Con dous c...!.
¡Ai, país, país!.
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