martes, 21 de septiembre de 2010

Cambio climático.

Recuerdo que no hace muchos años algunos destacados líderes políticos declaraban que el cambio climático era un mito que determinados sectores defendían. Alarmismo climático, decían; ¿qué importan unos grados más de temperatura? ¿Vivirán peor los ciudadanos del mundo porque haya pequeños incrementos en la temperatura global?

Puede que algunos ciudadanos vivan mejor, sobre todo a raíz de que el miércoles pasado Rusia y Noruega, tras 40 años de disputas, han conseguido fijar sus fronteras en el Ártico.

¿Por qué tanta relevancia a este acontecimiento?, se preguntarán algunos. El origen se encuentra en el “inexistente” cambio climático. El deshielo que, como consecuencia de estos pequeños incrementos de temperatura, se está produciendo en el Ártico, está, por un lado, permitiendo abrir nuevas rutas que las grandes navieras están dispuestas a explotar, con el consiguiente ahorro en costes; por otro lado, las grandes petroleras y gasísticas ven la oportunidad de explotar un filón. Se estima que en ese ecosistema se alberga el 30% del gas y el 13% del petróleo mundial de reservas. Solamente de petróleo se habla de un valor de mercado de 5,5 billones de euros. ¡Un pedazo de pastel!

¿Quién dijo que el inexistente cambio climático no es beneficioso? Para algunos desde luego. ¿Los efectos? Para las siguientes generaciones.

1 comentario:

JUAN ANTONIO PEREZ ALONSO dijo...

Mira tu para eso, si aquí el más tonto hace relojes de madera y dan las horas perfectamente. Mientras extensas zonas en el planeta serán tapadas por el mar otras se tapizan con billetes de los grandes. En fin..... Como de costumbre, buena reflexión Jose Angel.