miércoles, 31 de diciembre de 2014

Que me queda del 2014.

Tal día como hoy e influenciado por los acontecimientos más recientes, la memoria no da para más, la sensación que me deja este año que finaliza es la de que ha sido el año de la alfombra, el año en el que hemos decidido sacar al exterior esas enormes alfombras llenas de polvo y suciedad para sacudirles con toda nuestra rabia. Suciedad que ha ido acumulándose durante un largo tiempo ante nuestras miradas impasibles hasta que alguien ha decido que era la hora.
 
Para conocer lo que aguantará el palo, así como la paciencia y el tesón del sacudidor ante el enorme reto que se le presenta tendremos que esperar. Continuará saliendo mucha corrupción de las alfombras, sobre todo la que se encuentra debajo; la que ya está incrustada, ésa será más difícil de eliminar. Se presume que la única solución será cambiarlas por otras nuevas.
 
¿Y qué hacemos con tanta mugre? Cierto pesimismo me embarga al respecto. “La ley, de todas maneras, es más blanda para ellos que para nosotros, y ellos la necesitan más que nosotros. Por eso cuando la ley les golpea en la frente, fruncen el ceño, pero no demasiado. El palo de uno mismo pega con más suavidad…” M. Gorki (La madre).
 
Mis mejores deseos para este 2015.
 
Y recuerden, como dijo Primo Levi, “que algo inaudito haya sucedido es en sí mismo la prueba de que puede volver a suceder”. Y Antonio Muñoz Molina: “Hay que tener cuidado con aceptar distraídamente la normalidad porque puede que se descubra retrospectivamente que era una normalidad monstruosa”.

1 comentario:

agremon dijo...

Apúntome a cita de Muñoz Molina como agasallo de fin de ano.