Tal día como hoy e influenciado por los
acontecimientos más recientes, la memoria no da para más, la sensación que me
deja este año que finaliza es la de que ha sido el año de la alfombra, el año
en el que hemos decidido sacar al exterior esas enormes alfombras llenas de
polvo y suciedad para sacudirles con toda nuestra rabia. Suciedad que ha ido
acumulándose durante un largo tiempo ante nuestras miradas impasibles hasta que
alguien ha decido que era la hora.
Para conocer lo que aguantará el palo, así
como la paciencia y el tesón del sacudidor ante el enorme reto que se le presenta
tendremos que esperar. Continuará saliendo mucha corrupción de las alfombras,
sobre todo la que se encuentra debajo; la que ya está incrustada, ésa será
más difícil de eliminar. Se presume que la única solución será cambiarlas por
otras nuevas.
¿Y qué hacemos con tanta mugre? Cierto
pesimismo me embarga al respecto. “La
ley, de todas maneras, es más blanda para ellos que para nosotros, y ellos la
necesitan más que nosotros. Por eso cuando la ley les golpea en la frente,
fruncen el ceño, pero no demasiado. El palo de uno mismo pega con más suavidad…”
M. Gorki (La madre).
Mis mejores deseos para este 2015.
Y recuerden, como dijo Primo Levi, “que algo inaudito haya sucedido es en sí
mismo la prueba de que puede volver a suceder”. Y Antonio Muñoz Molina: “Hay que tener cuidado con aceptar
distraídamente la normalidad porque puede que se descubra retrospectivamente
que era una normalidad monstruosa”.
1 comentario:
Apúntome a cita de Muñoz Molina como agasallo de fin de ano.
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