Tengo que reconocer que desconozco
como se está desarrollando todo el proceso interno en relación con las cuentas
fiscales del “yerno” y su “troupe”, exceptuando, claro está, las decenas de
titulares que se publican casi a diario en los medios de comunicación. Tampoco es
que tenga especial interés, para mí es un tema con un final muy previsible,
excepto que el director nos sorprenda con uno de ésos que te dejan con los ojos
como platos al finalizar la proyección y que quedan para los anales del cine.
Pero aún así el argumento es muy tosco y no me despierta mucha expectación,
excepto por el elenco de actores. Hay que reconocer que para la representación
se han elegido a unos de primerísimo nivel, con caché más que reconocido. La
productora no ha escatimado.
Pero lo cierto es que toda esta
historia comienza, sino lo hacía ya, a oler a chamusquina. Primero, que la
imputación de la venta de las fincas no es correcta, existe un error, varios
errores, en la titularidad (casualmente por parte de varios notarios, presuntamente);
después, se admiten facturas deducibles que en un primer momento se calificaron
como ficticias, que según se recoge en la Real Academia de la Lengua ficticio
es un adjetivo que significa fingido, imaginario o falso.
Mira que llevo años en el tema de
la fiscalidad y reconozco que no se acostumbra a ver como la Agencia Tributaria
rectifica, y en tan poco tiempo, a favor de un mismo contribuyente. Suele
hacerlo en algunos casos concretos si se les demuestra que están equivocados y
el contribuyente lleva razón, que aunque parezcan la misma cosa existe una
diferencia sustancial, pero les cuesta, suelen ser muy desconfiados y las
pruebas que se aporten tienen que ser muy evidentes, muy clarificadoras. En
otras ocasiones rectifican, si ésta es
la palabra más adecuada, tras un largo periodo (años) de batalla legal, y por
que les obligan. Eso sí, primero debes pagar la cuota exigida u ofrecer
garantías suficientes para reclamar ante instancias superiores.
Podemos decir que el, en este
caso la, contribuyente ha tenido “fortuna”, como aquél individuo al que solía
tocarle con más frecuencia de lo habitual la lotería de Navidad.
En fin, quedémonos con el hecho
de que las facturas eran “imaginarias” sólo en un primer momento. Cuántas veces
no nos han dicho que la realidad supera a la ficción. Pues eso, que ahora son
reales como la vida misma, o no, ya sabemos lo que decía Calderón de la Barca,
la vida es sueño.
2 comentarios:
Xa non se trata de fiscalidade á carta, senón de interpretación fiscal á carta e máis, de salvedade fiscal con nome e apelidos.
Si HGacienda dice que son ficticias, son ficticias, y si dice que son reales son reales, y si antes eran ficticias y ahora son reales, pues se habrám equivocado primero al no analizar con detalle o se habrán reconvertido, igual que los liquidos con el frio se convierten en sólidos, quizá con la bajada de temperaturas sea lo que haya pasado. Pero mira que os empeñais en condenar a la infanta. Que mal pensais.
Publicar un comentario