Siempre es agradable despertarse con buenas noticias, aunque éstas estén aún lejos de las que uno desearía oír, pero siempre es un principio: la planta catalana de Nissan se adjudica la fabricación del nuevo modelo de furgoneta (al margen los sacrificios de los trabajadores); el Tesoro consigue emitir deuda pública a corto plazo (letras del tesoro a 12 y 18 meses) con una rentabilidad marginal del 3,01 y del 3,40 por ciento respectivamente, lo que supone un menor coste para las arcas del Estado (existía cierto miedo acerca del sobrecoste a pagar); la bolsa, nuestro IBEX 35, continua de fiesta, ayer con una escalada del 2,95 por ciento; el sector industrial, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), ha presentado buenos datos, tanto en pedidos como en facturación, … podíamos seguir.
Aún así, no me olvido de que todavía queda mucho camino por recorrer, sobre todo en lo que respecta al empleo, pero como digo, son buenas noticias para empezar el 2011, un año que muchos dan por perdido.
Y, uno se pregunta, después de las buenas nuevas ¿por qué ciertos medios de comunicación hacen hincapié de forma machacona, y en primera página, en la inadmisible y condenable agresión al Consejero murciano? O, más recientemente, ¿por qué salta a primer término el hecho de que en el Senado se dé cabida a las lenguas autonómicas? ¿Acaso no es el Senado, como reconoce la Constitución de 1978, la Cámara de representación “territorial”? Han tenido que pasar 30 años para que las lenguas cooficiales puedan utilizarse en ese foro que, recordemos, representa más que ningún otro, la diversidad del Estado, y esto al parecer molesta a algunos. ¿O simplemente formará parte de una estrategia?
¡Ay! ¿Será que se ve próxima la hora de dar la vuelta a la tortilla?
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