jueves, 2 de septiembre de 2010

Reformas políticas.

Por una vez, y sin que sirva de precedente, estoy de acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI); según un informe publicado por este organismo "Las economías avanzadas deberán aplicar reformas de política a largo plazo para reducir los niveles de deuda pública en las próximas décadas y garantizar la sostenibilidad fiscal en el futuro".

Durante tiempo he mantenido la postura de que las políticas a desarrollar deben dar sus frutos a largo plazo en lugar de buscar beneficios a corto plazo, como ha sido la nota común durante los últimos años. Problemas como las pensiones y la sanidad, que en el futuro acapararán el protagonismo como consecuencia del envejecimiento de la población, deberían haber supuesto un punto clave en las políticas a desarrollar, sin olvidar el medio ambiente, ni la composición de nuestra estructura económica ¿puede un país sostenerse de forma indefinida en el sector turístico y en el de la construcción, principalmente?; por contra, las políticas que se venían aplicando tenían otro objetivo, captar el voto de los ciudadanos, y así se procedía a desarrollar grandes infraestructuras públicas, bajadas, e incluso eliminación de impuestos, etc. Ahora, y como consecuencia de la situación actual, el nivel de gasto público se ha disparado y nos vemos en la obligación de emitir de forma continua deuda pública para financiarnos. Pero esto tiene un límite y la deuda habrá que devolverla, junto a los intereses.

Habría que plantearse si este país puede permitirse mantener un nivel de infraestructuras como el planificado. Todos queremos contar con las mejores comunicaciones, autopistas, AVE, aeropuertos, etc. Pero ¿Podemos permitírnoslo? ¿Nuestra estructura económica es la idónea?

Afrontar problemas a largo plazo supone esperar demasiado tiempo para recoger los frutos y, al parecer, esto no es viable. Ahora toca mirar al futuro y apretarse el cinturón para pagar los excesos.

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