Tomen nota de la siguiente fecha: 23 de julio de 2010. Bruselas publicará los “Stress Test” o “Pruebas de Stress” realizados a gran parte de los bancos europeos. Con ello se pretende restablecer la confianza en los mercados.
Otro ejercicio de hipocresía, definida por la Real Academia de la Lengua como “Fingimiento de cualidades o sentimientos contrarios a los que verdaderamente se tienen o experimentan”.
A pie de calle continúan los mismos problemas, incluso agravados en algunos casos, desempleo, ajustes salariales, embargos, cierre de empresas, …; pero qué se apuestan a que los resultados que nos van a mostrar reflejarán que la mayoría de los bancos y cajas se encuentran en una situación mejor a la prevista. Las propias entidades financieras, que no se fían de sus competidoras, van encontrar un respaldo en Bruselas para continuar con las prácticas habituales de estos últimos años.
Ellos se lo guisan, ellos se lo comen.
¿Por qué digo esto?
Los “Stress test” son una herramienta que se utiliza para medir ciertos riesgos en el mundo financiero, pero se trata de una herramienta complementaria a otras, como pueden ser el VaR, el análisis de escenarios, etc. Con esta herramienta se crean escenarios “virtuales” en los que se definen un conjunto de movimientos para determinadas variables del mercado y se miden los efectos que estos movimientos provocan; por ejemplo, variables como la tasa de desempleo, el tipo de interés, el PIB, … y se estudian posibles variaciones y sus consecuencias.
El secreto de todo ello se encuentra en que dichas pruebas se crean para un número determinado de parámetros y es la propia entidad financiera la que decide cuáles considera relevantes para el futuro. Se corre el riesgo de introducir variables inútiles.
En definitiva, pretenden convencerse (y convencernos) de que se encuentran en óptima situación, basándose en la probabilidad de ocurrencia de movimientos extremos en los mercados, cuando es conocida la imposibilidad de estimar probabilidades. Es decir, el buen funcionamiento de la economía, la mejora de la confianza de los mercados, tiene su arranque en un escenario “virtual” del mercado con un alto nivel de subjetividad.
Difícil entender cómo hemos llegado a esta situación con la cantidad de buenos modelos de predicción que poseen los grandes gurús financieros, élites empresariales y políticas. Claro que un día aparece un cisne negro, como dice Nicholas Taleb, y el castillo de naipes vuelve a derrumbarse de forma estrepitosa ¿Y quién se hará cargo?
Otro ejercicio de hipocresía, definida por la Real Academia de la Lengua como “Fingimiento de cualidades o sentimientos contrarios a los que verdaderamente se tienen o experimentan”.
A pie de calle continúan los mismos problemas, incluso agravados en algunos casos, desempleo, ajustes salariales, embargos, cierre de empresas, …; pero qué se apuestan a que los resultados que nos van a mostrar reflejarán que la mayoría de los bancos y cajas se encuentran en una situación mejor a la prevista. Las propias entidades financieras, que no se fían de sus competidoras, van encontrar un respaldo en Bruselas para continuar con las prácticas habituales de estos últimos años.
Ellos se lo guisan, ellos se lo comen.
¿Por qué digo esto?
Los “Stress test” son una herramienta que se utiliza para medir ciertos riesgos en el mundo financiero, pero se trata de una herramienta complementaria a otras, como pueden ser el VaR, el análisis de escenarios, etc. Con esta herramienta se crean escenarios “virtuales” en los que se definen un conjunto de movimientos para determinadas variables del mercado y se miden los efectos que estos movimientos provocan; por ejemplo, variables como la tasa de desempleo, el tipo de interés, el PIB, … y se estudian posibles variaciones y sus consecuencias.
El secreto de todo ello se encuentra en que dichas pruebas se crean para un número determinado de parámetros y es la propia entidad financiera la que decide cuáles considera relevantes para el futuro. Se corre el riesgo de introducir variables inútiles.
En definitiva, pretenden convencerse (y convencernos) de que se encuentran en óptima situación, basándose en la probabilidad de ocurrencia de movimientos extremos en los mercados, cuando es conocida la imposibilidad de estimar probabilidades. Es decir, el buen funcionamiento de la economía, la mejora de la confianza de los mercados, tiene su arranque en un escenario “virtual” del mercado con un alto nivel de subjetividad.
Difícil entender cómo hemos llegado a esta situación con la cantidad de buenos modelos de predicción que poseen los grandes gurús financieros, élites empresariales y políticas. Claro que un día aparece un cisne negro, como dice Nicholas Taleb, y el castillo de naipes vuelve a derrumbarse de forma estrepitosa ¿Y quién se hará cargo?
2 comentarios:
Leyendo anteriores artículos, me hago a la idea, que la visión que tú presentas de la economía financiera, tiene unos visos bastante reales de lo que sucede actualmente en este enmarañado mundo. Los llamados "Stress Test", bajo mi humilde punto de vista, es una forma engañosa que tienen los amos del cotarro de descifrar las "cifras reales"???? con las que se mueven las entidades financieras, para darles un mínimo rango de solvencia, otorgándoles valor en el mercado, para a posteriorí recoger suculentos beneficios.
Cualquier advenedizo en la materia sabe como funciona esta maquinaria y a donde nos lleva, a ponernos de rodillas ante los mercados, donde los grandes inversores (nunca los pequeños), cazarán suculentas plusvalias para sus abultadas carteras.
Quisiera felicitarte por la exposición sencilla que haces de tus artículos y te animo a seguir divulgando a los neofitos un poco de claridad a este circulo vicioso que es el mundo económico.
Un saludo.
Fco. Javier Fernández Díaz
Mieres (Asturias)
Gracias por el comentario; no he podido contestar antes por problemas de trabajo.
Lo cierto es que las Entidades financieras tenían una función primordial en el sistema que se basaba en actuar como intermediarios, canalizando los ahorros hacia la inversión con lo que se pretendía ahorrar costes. Pero al parecer durante estos últimos años han existido incentivos para que olvidasen cuál era su verdadera función y se empeñasen en buscar beneficios a corto plazo.
Por otra parte, sí confío en los modelos que utilizan para analizar sus riesgos, pero siempre teniendo presente lo que son, modelos subjetivos, escenarios al fin y al cabo. No creo que una prueba basada en hipótesis sea suficiente para olvidar la realidad; los problemas están en la calle, en la economía real.
Un saludo.
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