sábado, 7 de junio de 2014

Podemos.

¿Utópico? ¿Populista? Podemos.

Como hoy tengo un poco de tiempo voy aprovechar para dejar mi impresión sobre la nueva organización o movimiento que acaba de irrumpir con fuerza en el panorama político; principalmente porque me han pedido mi humilde opinión. ¿Son creíbles sus propuestas?
 
Lo que no debemos obviar en primer lugar es el soporte que sustenta a este movimiento. Los primeros espadas, la cara visible, son personas lo suficientemente preparadas en diferentes disciplinas académicas y, aunque no me he tomado el tiempo suficiente para conocerlos, el resto que les acompañan parece ser que también disponen de amplia formación, es decir, en principio no deberían ser simples voceros de medidas populistas carentes de todo análisis previo. Siendo así deberíamos suponer que su programa ha sido analizado, debatido y ponderadas las posibles consecuencias que se derivarían de su aplicación en diferentes escenarios.
 
Pero, a mi entender, lo interesante de Podemos no es lo que plantea, no son sus medidas, sino que lo atractivo es la posibilidad de que sea el germen de un nuevo sistema, de un nuevo contrato social. En más de una ocasión se ha debatido sobre la existencia de alternativas al sistema capitalista que se ha apoderado de todas las instituciones, económicas, políticas, sociales, culturales,… Aquellas propuestas o medidas que pretendían efectuar cambios sobre este sistema eran rápidamente eliminadas, cuando no fagocitadas.
 
Podemos propone un cambio radical, un giro de 180º, no solo cambios puntuales en el sistema. Un nuevo sistema, con nuevas reglas, con nuevos jugadores, que admite en su seno a toda clase de ciudadanos (integra), que crea instituciones inclusivas que benefician a la comunidad en su totalidad, que apuesta por la meritocracia en lugar de la partitocracia. Ahí reside lo atractivo del movimiento.
 
Podemos no va a cambiar por sí solo el funcionamiento del conjunto de las instituciones pero sí va a presentar su tarjeta de visita y, lo más importante, una nueva forma de hacer las cosas. Tope salarial y salario mínimo digno, pensiones dignas y jubilación a los 60 años. ¿Utópico? Sí si nos movemos en el escenario actual. Sin embargo no es esto lo que plantean. Una ruptura de las instituciones, un modelo diferente, en definitiva, una nueva estructura de relaciones sociales abriría el camino para alcanzar la utopía, al menos para soñar. Y en esto creen muchos de los votantes que han depositado su confianza en Podemos durante las últimas elecciones.
 
¿Es necesario un cambio? ¿No existe otro sistema? Podemos cree que sí ¿Y el resto?
 
Un solo Podemos no puede cambiar el sistema actual, no dispone de la fuerza suficiente para implantar un giro en las políticas ni para cambiar las instituciones. ¿Por qué entonces ese miedo del resto de organizaciones? ¿Por qué esos ataques? El miedo reside en la posibilidad de que sea el germen de un movimiento que se extienda por el resto de Europa, que haga tambalear la estructura jerárquica dominante. Saben que es posible; de hecho la historia nos enseña que grandes civilizaciones, grandes imperios, han caído y desaparecido. ¿Existirá alguna relación entre las recientes políticas expansivas del BCE y la irrupción de nuevas fuerzas en el panorama político? De ser cierto no cabe duda de que nos han condenado a un sufrimiento evitable durante estos últimos años. De ser cierto deberíamos agradecer la aparición de estos movimientos; al menos, aunque no tengan más recorrido, han servido para cuestionar el orden imperante.
 
Pero no olviden que esto no es más que una opinión, y opiniones tenemos todos.